Arte, historia y literatura en la villa de Fonz

Una jornada literaria que sirvió para el recuerdo de la figura del doctor José María Castro y Calvo, catedrático de Historia de la Lengua y Literatura Españolas

08 de Diciembre de 2023
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Fonz, iglesia parroquial
Fonz, iglesia parroquial

Tuve el honor de visitar detenidamente la bellísima   villa de Fonz (Huesca)   y  participar en una Jornada Literaria organizada por la escritora y amiga Chus Fuentes  en la que recordé  la figura  del doctor José María Castro y Calvo que fue catedrático de Historia de la Lengua y Literatura Españolas, en la Universidad de Barcelona.

LA VILLA DE FONZ

Fonz es  uno de los mejores exponentes del renacimiento en Aragón con  elegantes casas y palacios renacentistas, y  una espléndida iglesia del siglo XVII . Deriva de la palabra latina fuentes como consecuencia de la existencia de muchos manantiales

 El palacio episcopal, que acoge el Centro de Interpretación del Renacimiento, y el palacio de los Barones de Valdeolivos,es  una de las  joyas monumentales de la ciudad.

La  plaza Mayor ha sido declarada Monumento Histórico-Artístico, alberga el edificio renacentista del Ayuntamiento y la magnífica ‘Fuente de los seis caños’, construida en piedra en el siglo XVI.

Palacio de los barones de Valdeolivos
Palacio de los barones de Valdeolivos

La Villa de Fonz es  cuna de personajes ilustres como:

 Pedro Cerbuna del  Negro ( 1538-1597) fundador de la Universidad de Zaragoza

 Pedro María Ric (1776-1831) III barón de Valdeolivos  que junro a su esposa la condesa de Bureta ( Maria de la cosolacióm Azlor y Villavicencio) jugaron un papel destacado en la guerra de la Independencia

 Francisco Codera y Zaidin (1836-1917) catedrático de griego, hebreo y árabe.Autor de la biblioteca arábigo-hispana de 10 volúmenes. Académico de la Real Academia de la  Historia.

Porches de la plaza de Fonz
Porches de la plaza de Fonz

JOSÉ MARIA CASTRO Y CALVO

 Muy cerca de Fonz, en Azanuy,  vivió durante muchos años José María Castro y Calvo y tuve el honor de conocer y disfrutar de su amistad y sabiduría en su larga etapa barcelonesa.

Acudió a mi memoria "el té de los  miércoles" durante los  últimos años de su vida, en su domicilio de la calle  Diputación de Barcelona. Adela Buil , su ama de llaves, nos servía té de Fonz a las cinco de la tarde y muchas veces finalizaba la visita a la hora de la cena.

EL ESCRITOR Y PROFESOR

 José María Castro y Calvo había nacido en Zaragoza, en la calle Sobrarbe del Rabal y fue bautizado en la Parroquia de Altabás. Estudió en su ciudad las Licenciaturas de Medicina y Filosofía y Letras. Fue Catedrático de Historia de la Lengua y Literatura Españolas, en la Universidad de Barcelona (1942).

Su padre, Jose María Castro y Millá, fue médico de Azanuy (Huesca). Administraba una  hacienda importante  y fue buen cazador. Su madre, Candelaria Calvo y Tello, tuvo la desgracia de quedar ciega,  lo que en aquella época se llamaba "la gota serena" ( glaucoma) y falleció joven,  cuando su hijo contaba pocos años.

Lo primero que recuerdo de su casa es la hermosa biblioteca. Recordaba  que en Egipto las llamaban “El tesoro de los remedios del alma. En efecto allí se curaba de la ignorancia, la más peligrosa de las enfermedades y el origen  de todas las demás”. Era una cita que  repetía con frecuencia.

Editó 72 publicaciones entre las que citaré algunas que he tenido el placer de leer:

    • El Aguali, donde el paisaje duro del Alto Aragón está siempre vivo en su memoria, la evocación de un señorío provinciano hoy desaparecido,.
    • Vivir y cavilar
    • Teresa de Ávila
    • Balmes o la expresión del pensamiento
    • La mujer en la poesía española
    • Ruyra y la novela catalana

         --  Contribución al estudio Miguel Servet

    • Historia y espíritu de un hombre
    • La vida y el camino
    • Valores universales de la literatura española

         -- Veinticinco  años después, recogiendo impresiones de tertulias literarias barcelonesas de la calle de la Paja, que dirigía Abelardo Prats y de la calle San Pablo que presidía Ramón Sender.

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Una firma de Castro y Calvo a Joaquín Callabed

Su obra cumbre, que algunos han considerado como una de las mejores de la posguerra es Mi gente y mi tiempo. Es una correspondencia exacta entre el quehacer literario y una forma de ser y estar en la vida. Castro y Calvo ahonda en su propio vivir, fija sus recuerdos, recoge lo que el tiempo fue arrebatándole. Una gran obra intimista y lírica con mesura y sosiego de su sentir, gozando de la contemplación de recuerdos que abarcan la infancia en el Rabal zaragozano con Miguel Fleta, El Royo, Los Agudo, Comet, las familias Puerta, Buscarons, Ainsa, la farmacia de Sánchez-Rojas, la parroquia de Altabás, de sus estudios, sus amigos y los trágicos recuerdos de la guerra civil. Un documento histórico y literario de primera magnitud, con una asombrosa galería de personas como su encuentro con el anarquista Durruti. Una obra escrita con el corazón en la mano donde la vida recorrida nos la devuelve perfumada, aleteante, envuelta en un manto de exquisita melancolía.

 Un hombre de extremada sensibilidad, buena educación, corrección en la palabra y en el gesto, elegancia en el vestir, caballerosidad en el trato, discreción y señorío personal. Su piso era amplio, silencioso, cálido y proustiano. En el vestíbulo unas mariposas disecadas enmarcaban un gran espejo. Tenía una sala dedicada a retratos. Me recibía en su biblioteca con un libro en la mano que acariciaba continuamente.

La biblioteca estaba muy nutrida de buenos libros. Me obsequió con La Guía de Pecadores de Fray Luis de Granada, una bellísima edición encuadernada en pergamino, El Aguali y Mi gente y mi tiempo. Toda la estancia rezumaba un sello culto, noble, de una vida dedicada a las letras.

La visita médica era rápida. Pronto pasábamos a la literatura y a las humanidades. ¡Que grandes lecciones escuché! Hablaba de los griegos, de Galdós, de Azorín. Era un torrente de erudición, una mente ordenada, un prodigio de sensibilidad. Enseñaba sin apenas darse cuenta. Con el supe que era cierta aquella frase "explicamos lo que estudiamos pero enseñamos lo que somos"...

Recitaba con gran maestría y se emocionaba con los relatos. Adoraba a Cervantes y el pasaje del “Caballero del verde gabán”; Galdós y “Los tristes destinos”; “La busca" de Baroja y Azorín, su máximo ídolo, que le dedicó un retrato. También le conmovían Ruyra y Wagner. Decía que “la emoción surge espontáneamente... solo hay que leer despacio”.

Era un gran conversador  recordaba muchos momentos de su vida a en Zaragoza, Azanuy, Fonz,Madrid y Barcelona. Era un placer escucharle. Como decía Emerson “el ruido de lo que somos llega a los oídos de nuestros alumnos con tanta fuerza que no les deja oír lo que les decimos”

Zaragoza estaba siempre en su corazón dolido en la diáspora. Idealizaba la ciudad que la recordaba como adolescente.

Moneva y Puyol, al comentar alguno de sus libros, refiere: "En sus libros puede aprender la gente lo que es Aragón, que aunque públicamente existe todo ello, la gente necesita, para aprenderlo, quien bellamente se lo enseñe".

Fonz detalle fuente seis caños
Fonz, detalle de la fuente de seis caños

A MODO DE EPÍLOGO

Antes de abandonar Fonz, tras recordar a Castro y Calvo   tuve ocasión de recorrer la  arquitectura medieval con casonas nobles y palacios  y de saludar a Adela Buil, casada con Castro y Calvo "in artículo mortis". Vivía feliz en su pueblo, rodeada del afecto de su familia, de sus vecinos y de una gata siamesa muy cariñosa con el visitante.

A sus 90 años, tuvo un hilo de memoria para recordarme después de muchos  años y sonreír con el recuerdo de las visitas a su domicilio barcelonés. Gracias, Adela

Me permití despedirme diciendo que, “aunque la luz se haya apagado, el resplandor de los pasos de Castro y Calvo aún permanecen”.

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