Beulas, 101 años

Sigue estando entre nosotros a través de su vasto legado cuyo valor es difícilmente calculable

Fernando Alvira Banzo
Profesor y pintor
07 de Agosto de 2022
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José Beulas, charrando con Magda
José Beulas, charrando con Magda

Hoy cumple el pintor José Beulas 101 años. Los cumple porque sigue estando entre nosotros a través de su vasto legado cuyo valor es difícilmente calculable, por más que su precio sí cuente con  las variaciones que marca en mercado y nos parezca a unos extraordinario y a otros no.

No estará de más, en momentos en los que lo inmediato, casi lo instantáneo, parece ser la regla de oro de cualquier actividad humana, recordar que su brillante trayectoria de pintor se fue forjando con un trabajo constante y tenaz a partir del momento en el que llegó a Huesca y encontró acomodo en el estudio de Jesús Pérez Barón, en el Coso Alto. De ahí a San Fernando para cursar estudios de Bellas Artes en Madrid para no dejar de pintar hasta que sus manos no pudieron tener los pinceles.

Traigo para celebrar su cumpleaños uno de los primeros textos que apareció en el segundo número de la revista Argensola publicada en 1950 de la pluma de Salvador María de Ayerbe, en ese momento Académico Delegado en la ciudad de Huesca de la Real de Nobles y Bellas Artes de san Luis de Zaragoza a quien tendría el privilegio de suceder en los primeros noventa del pasado siglo (por más que hubiera de por medio otro nombramiento, el de Federico Balaguer, que nunca llegó a concretarse).

José Beulas, Proyectos y realidades de un pintor

Conversar con el pintor Beulas es uno de los ocios por demás gratos, en atención al placer estético que nos proporcionan sus noticias. Acaba de regresar a nuestra ciudad con el doble bagaje, optimista, de su juventud exultante y de sus triunfos académicos en la Escuela Central de Bellas Artes de San Fernando. Caso típico de impulso y de dedicación vocacionales a una constante tarea, que acusa las primicias de una floración espléndida, precursora de abundosos frutos en plenitud.

Adolescente todavía, maneja lápices y pinceles con un intuitivo desenfado en las agrestes soledades que circundan la pintoresca ciudad, gerundense, de Santa Coloma de Farnés, donde naciera. Y en la risueña luminosidad mediterránea de los rocosos acantilados de la costa brava, capta ansiosamente la gama infinita de matices que la Naturaleza ofrece al artista. Largas e incesantes jornadas de actividad al aire libre van, paulatinamente, acostumbrándole a dominar las ingentes dificultades que ofrecen la adecuación de proporcionalidad y perspectiva, plasticidad y colorido, a los estrechos límites de una superficie cualquiera. Son cuadros, naturalmente, ingenuos, de pinceladas líricas y suaves, con formas planas por la extremada delgadez de la capa pictórica… Avanza luego en la técnica, acaso elemental todavía, componiendo paisajes más vibrantes de colorido, que acusan cierta progresión en el desplegado de los planos diversos, con más vivos contrastes en la escala cromática. Una suave ternura impregna los trasuntos de la tierra vernácula, remansada con los matices más delicados; aquellos que son clásicos en las pastorales arcádicas y en las églogas virgilianas. Esto explica el éxito de José Beulas en sus primeras exposiciones de aficionado ante sus coterráneos; si bien una técnica juvenil se refleja ya en sus líricos y finos paisaje con acertados juegos de luces y sombras en fluidos toques.

Pocos años después, llega a nuestra ciudad, donde presenta desde 1946 obras sucesivas, constantemente superadas con rigor exigente, en los Concursos Provinciales de Artesanía, organizados actualmente por la Obra Sindical de Educación y Descanso, obteniendo siempre el primer premio. Así como también alcanza la máxima recompensa en la Nacional…

El texto, extenso y cuidado como todos los de Ayerbe, se ilustra en la revista primera del instituto de Estudios Oscenses con uno de los grabados de la calle de Palacio que fueron los que me sirvieron de camino para mis primeros dibujos a pluma. Y demuestra que las trayectorias que llegan a centenarias y permanecen no son cuestión de ocurrencias puntuales que logran incontables seguimientos en las redes sociales, sino de un trabajo permanente a lo largo de los años, partiendo de un profundo aprendizaje que, en caso de Beulas, lo llevaría a la Academia Española de Roma hasta el principio de la década de los sesenta.

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