La Cárcel de Papel, hace 70 años

“La Codorniz”, la revista más audaz para el lector más inteligente con humor capaz de sortear la persecución censora

Cronista de la Comarca de La Hoya de Huesca. Académico de la Real de San Luis
17 de Septiembre de 2022
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Portada de La Codorniz
Portada de La Codorniz

Era “La Codorniz” la revista más audaz para el lector más inteligente, porque estaba toda ella con unos contenidos que impregnaban sus páginas de un humor capaz de sortear con una habilidad lingüística inigualable, la minuciosa persecución censora que en aquellos momentos era ejercida en España sobre todo papel impreso.

Fundada en 1941 por Miguel Mihura, veía la luz su primer número el 8 de junio de ese mismo año, siendo sus primeros colaboradores: Tono, Neville, Herreros y Álvaro de Laiglesia, a quienes se unirían Jardiel Poncela, Fernández Flórez y R. Gómez de la Serna, que harían un humor surrealista, absurdo y desconcertante. En una segunda época se incorporan como dibujantes Mingote, Gila, Chumy Chúmez y como escritores de humor satírico: Azcona, Palomino, Acevedo y Alfonso Sánchez, un gran equipo que, siendo Álvaro de Laiglesia su director, creaba con un ingenio y humor desbordante, a partir del número 521 correspondiente al 4 de noviembre de 1952, en lugar preferente la sección que sería denominada “La Cárcel de papel” en la cual se trataba de la “puesta en solfa” de algunas de las faltas publicadas en caracteres de imprenta.

Por esta sección desfiló todo un amplio listado de publicaciones especialmente de la llamada Prensa General del Movimiento y en la que no podía faltar el altoaragonés Nueva España, y claro está, que a ninguno de sus respectivos directores les gustaba que el periódico de su ciudad saliera, porque enseguida había quien llamaba para decir aquello de…..¡Otra vez estáis en la Cárcel de papel! Y es que desde el famoso anuncio de la venta de “40 viejas abragueradas” (refiriéndose a ovejas), por el cual no solo condenaron a un año y un día a la cárcel de Papel, sino que hicieron chistes y comentarios que traspasaron las páginas de La Codorniz, la aparición y condena fue frecuente, pues creemos que leían con lupa el periódico altoaragonés, también es cierto, que en otras ocasiones fueron benévolos y no pasaron de una pura “amonestación”.

Motivos para condenar no faltaron pues este mismo anuncio de “Se abarató la carne” seguido del “aviso a los ganaderos”, el ofertar la carne de ternasco a diez pesetas y junto a ellos, la “parada de sementales” de Francisco Escario cuando ambos empresarios llevaban el mismo apellido, la verdad es que les dio  motivo para volver a encerrar a el diario Nueva España en la cárcel de papel, y eso que no vieron  los “Anuncios Económicos” de ese mismo día en la columna de al lado, donde tras la nota obligatoria de que “Ningún artículo usado podrá ser vendido a mayor precio del ochenta por ciento del señalado en la tasa”, se incluía “Se vende en vaquería de Mariano Ramón una ternera recién nacida y ramilla de cagico de un fajo en adelante”, pero más sorprendente, y en el mismo día podía leerse, “Vendo ternera recién nacida viuda” en la calle jardines 4 Barrio Nuevo, la pobre ternera, parece ser quedó viuda nada más nacer.

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