Cartilla del conductor de automóviles

En 1920, unas prácticas instrucciones para el empleo y buena conservación de un coche automóvil, además de la legislación vigente sobre circulación y todos detalles informativos acerca de las carreteras

Cronista de la Comarca de La Hoya de Huesca. Académico de la Real de San Luis
27 de Marzo de 2023
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Cartilla de conducción de automóviles
Cartilla de conducción de automóviles

Dentro de la Biblioteca de Heraldo Deportivo, fue editada en Madrid el año de 1920 la primera “Cartilla del Conductor de Automóviles”, que contenía unas prácticas instrucciones para el empleo y buena conservación de un coche automóvil, además de la legislación vigente sobre circulación y todos detalles informativos acerca de las carreteras.

Se iniciaba esta especie de manual con el capítulo dedicado a la preparación de un viaje, indicando que era necesario el llenado del depósito de combustible aunque el recorrido fuera corto, llenar también los depósitos de agua y aceite, llevar por lo menos dos kilos de carburo de calcio para los faros, y sobre todo, buen número de piezas de recambio, herramientas, cámaras de aire y cubiertas. Una vez preparada la máquina se debía poner el motor en marcha, observando cuidadosamente si se producía algún ruido anormal.

El conductor debía de ocuparse exclusivamente de la máquina durante la marcha; llevar las manos en el volante, las puntas de los pies delante de los pedales y la vista al frente, abarcando con la mirada todos el movimiento de la calle o carretera que tuviera delante con una extensión de 50 a 100 metros según la velocidad que llevara el coche. Por ningún motivo debería volver el conductor la cabeza, ni mirar a los lados, los compañeros de viaje procurarían no dar órdenes al que conduce, y, sobre todo, no hacerle indicaciones tales como “a la derecha, a la izquierda”, etc. De regreso de un viaje, se debía limpiar el coche, examinando detenidamente las partes de la máquina más accesibles y reparar lo que fuere necesario para dejarlo listo para un nuevo uso.

Se detalla el examen de los diferentes mecanismos, se hace en su páginas una descripción de las averías que pueden ocurrir en un viaje y como suelen presentarse, los consejos para que el motor no se caliente, obstrucciones posibles en la bomba o carburador, los ruidos anormales que pueden producirse en un motor según las circunstancias, así mismo se detallan  todas las averías posibles producidas por los cambios de velocidad, y dentro del caminar, las averías en los neumáticos y la forma o abuso de los frenos con sus posibles efectos.

En cuanto la conducción, las arrancadas bruscas, el desgaste  de ruedas traseras, así como en los frenazos el posible patinado  sobre el suelo, virajes rápidos, paso sobre agua, recargo de grava, reparación provisional de los neumáticos; observaciones sobre el modo de conservar los órganos de dirección del automóvil, revisión y  reparación de las fundas de cuero que cubren y resguardan las articulaciones, la limpieza de éstas y su engrase. En suma, detalles vitales para la buena conducción por los “Chauffers” y de los vehículos.

Un apartado de datos prácticos que se inicia con una tabla de potencia en caballos de todos los motores de cuatro cilindros desde 80m/m hasta 220 m/m de calibre, la cilindrada en litros, la carga aproximada en kilogramos que pueden soportar las ballestas, al igual que el peso máximo a soportar por los neumáticos y presión a la que deben de inflarse, tabla para calcular la velocidad de un automóvil en kilómetros hora y como cosa curiosa las marcas que deben hacerse sobre el volante diferencial para saber en todo momento si el motor está en su punto, así se marcaba el principio de aspiración, cierre, avance, encendido y cierre, escape y el número de los cilindros.

En cuanto a carburantes, las fórmulas de petróleo y gasolina; de alcohol etílico, bencina y alcohol carburado, fórmulas que por otra parte sirven para determinar la potencia efectiva de un motor de cuatro tiempos; seguido todo ello, del Reglamento para la Circulación de vehículos con motor mecánico por las vías  públicas de España, los reconocimientos y sus matriculaciones, los exámenes de conductores, la circulación internacional, la de los vehículos  de alquiler  destinados al servicio público; de las denuncias y multas, para terminar con el Reglamento adoptado por el Real Automóvil Club de España que comprende el encuentro y cruce de coches, la conducción en curvas, los cruces de carreteras, circulación en poblaciones, accidentes, averías, además del  Reglamento de Policía y Conservación de Carreteras que fija el tránsito  por ellas, las denuncias y multas, así como las cuatro señales  que entraban en vigor: baden, paso a nivel, cruce de carreteras, revuelta o curva.

Toda una compilación de instrucciones que no conocía entonces la superior circulación posterior o en un futuro, de bicicletas y patines, además de los coches.

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