Cien años de las clavijas que son la escalera hacia el cielo en el Salto de Roldán

La sociedad Turismo de Aragón inauguró a mediados de julio de 1923 estas grapas que marcan el camino de la ascensión a la peña de San Miguel

Cronista de la Comarca de La Hoya de Huesca. Académico de la Real de San Luis
30 de Julio de 2023
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Primer tramo de las grapas del Salto de Roldán
Primer tramo de las grapas del Salto de Roldán

A mediados de julio de 1923, un grupo de jóvenes oscenses, pertenecientes a la popular sociedad Turismo del Alto Aragón, salía de la ciudad para realizar una excursión diferente, se trataba de una más de sus excursiones turísticas, y en este caso, una inauguración sin precedentes en plena naturaleza.

A tal efecto se desplazaron en automóvil hasta las postrimerías del Salto de Roldan, esa “Muesca” pétrea que campea junto al caballero ilergete en el escudo de la Ciudad. Un lugar muchas veces visitado por los jóvenes excursionistas y montañeros, para alcanzar la cima de la peña llamada Aman,  Men, o San Miguel, pues de estas denominaciones se ha hecho uso desde antiguo, y contemplar la panorámica de la Hoya de Huesca, algo indescriptible, cautivando siempre a los esforzados que han accedido a ella. Pero en este caso se trataba de la inauguración de un nuevo sistema que haría más accesible su acceso a la cima, se trataba de unas clavijas, en término montañero, o grapas en término coloquial que componiendo un camino a modo de escalera, abría un nuevo medio de ascensión a la peña de San Miguel, evitando, claro está, el rodeo por aquella ingente montaña salvando algunos pasos de verdadero peligro.   

Todos los componentes de aquella numerosa excursión treparon por las clavijas, se solazaron con las maravillosas vistas desde la altura, oyeron el rasgueo de los buitres en su volar, contemplaron las antiguas ruinas del castillo y de la iglesia, para después almorzar o comer en medio de la mayor alegría, en la misma peña de San Miguel, un menú que gentes de “Santolarieta” habían condimentado en la planicie.

Una feliz iniciativa de “Turismo del Alto Aragón”, detrás de la cual había mucho trabajo y mucha historia condensada: Desde la primavera de 1912 en las páginas de El Diario de Huesca, se había iniciado una campaña de descripción y valoración  de lo que significaba Turismo y la necesidad de fomentarlo en toda la provincia, incluso se llegó a lanzar la idea de que, entre los más aficionados á admirar los sitios y monumentos que encierra la provincia, se fundara una sociedad, pues era cierto que, en Zaragoza hacía dos años y con motivo del Primer Congreso Internacional de Turismo, se había fundado el “Sindicato de Iniciativas de Aragón”, pero hasta la fecha no se había preocupado más que de atraer forasteros a su provincia. Se hablaba también desde sus páginas de cómo en Francia el “Touring Club” se bastaba para proteger a las asociaciones de turismo provinciales, fomentando el turismo de una manera asombrosa, igualmente, se destacaba la necesidad de dar a conocer los paisajes admirables de nuestro Pirineo, y se hacía un llamamiento a los Sres: Gaspar Mairal, Ramiro Gil, Juan José Sans, entusiastas de nuestra naturaleza para que promovieran un proyecto de este tipo. El empujón vendría dos días después, cuando ya se hablaba en la ciudad de un “Sindicato de Iniciativas del Alto Aragón”, diciendo era  algo que podía desarrollar una labor fecunda y benéfica a la provincia, y a su sombra, debían de agruparse los oscenses sin distinción de clases ni ideas, pero ahora bien, alguien tenía que ser el primero que levantara bandera.

Finalmente una invitación a nombre de T. (Turismo) reunía a Vicente Cajal, Luciano Labastida, Gaspar Mairal, Máximo Escuer, Antonio Potoc, Higinio Lasala, Antonio Pie, Ramiro Gil, Jose Gallostra, Francisco Bescós, Joaquin Cajal y Nicolás Viñuales, y… comenzaron las actividades y las excursiones de “Turismo del Alto Aragon”, además de trabajar paralelamente por todo aquello que fuera necesario para el fomento del Turismo, tanto es así que inician gestiones encaminadas a la difusión turística y llegan hasta don Benigno de la Vega-Inclán, marqués de la Vega-Inclán, quien fue pionero de la gestión del turismo en España y uno de los principales valedores del destino nacional fuera de nuestras fronteras. Un vallisoletano que el año 1911 logra la fundación de la Comisaría Regia del Turismo y de la Cultura Artística y Popular. Y así, el Estado asume, la gestión nacional del turismo. Es el organismo que años después se refundaría como Patronato Nacional de Turismo. Desde esta institución, Benigno de la Vega-Inclán pone el foco en el patrimonio monumental, en el paisajístico y en el cultural. El arte, pero también las tradiciones populares y la idiosincrasia de cada rincón del país son considerados para él,  como un reclamo turistico.

Al timón de la Comisaría Regia del Turismo revolucionará el sector: Trabajando por la mejora de la red viaria y ferroviaria. Promueve una oferta hotelera de calidad en el centro y sur de España. Crea la Red de Paradores Nacionales, siendo el germen de este ambicioso proyecto el Parador Nacional de Gredos. Impulsará la legislación en materia de turismo, con la promulgación de normas como la Ley de Parques Nacionales de 1916 y la declaración del primer Parque Nacional, en Covadonga 1918. Activa la maquinaria de la promoción turística en el extranjero. Además de sus viajes por los Estados Unidos de América y la atención personalizada a viajeros de renombre, considerados prescriptores del destino en sus países de origen, logra la participación de España en la Exposición Internacional de Londres de 1914. Es la primera feria internacional en la que participa nuestro País y lo hace bajo el lema Sunny Spain.

La visionaria actividad del marqués sienta las bases de una gestión turística en la que, un siglo después, aún resuenan los ecos de sus ideales. No es de extrañar que viera con buenos ojos esas clavijas o grapas en el Salto de Roldán y con su apoyo y a expensas de su ayuda económica, se realizó esta actuación, acceso que, después de cincuenta años, en el 1979 contó con la intervención por Peña Guara, sucesora de aquél “Turismo del Alto Aragón”, con la colocación de una escalerilla de hierro fijada paralelamente a las clavijas. Acceso que hoy sigue estando en activo.

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