Francisco García López, un político, abogado y periodista salido de la Sertoriana

Memoria de otro tiempo: fue fundador de El Eco de los Libres, “Periódico Político dedicado al Orden, Paz y Bien del Pueblo”

Bizén d'o Río, San Lorenzo, blanco y verde y albahaca. La oración va por dentro
Studiosi pro Universitate Sertoriana
19 de Febrero de 2023
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Francisco García López
Francisco García López

Abogado, político, periodista, que no olvidó nunca sus orígenes, los cuales se remontan al día 4 de junio de 1824 en que vino al mundo en la ciudad de Huesca en el seno de una familia acomodada y como hijo de un prestigioso abogado, D. Mariano-Elías García y Castillón -Colegial de Santiago y catedrático de decretales de la Universidad oscense, doctor en jurisprudencia Civil, y abogado de los reales Consejos, y de su esposa Dña Pabla López Dios-, quienes se cuidarán de una esmerada educación recibiendo en esta ciudad la segunda enseñanza y en la Universidad oscense la carrera de Leyes, obteniendo los grados de bachiller en Filosofía y de claustro pleno la licenciatura en Jurisprudencia. En Huesca y por amistad con su padre, recibió clases particulares del célebre canonista Severo Leonardo Andriani, que luego sería obispo y del cual fue durante unos años su secretario particular. Esta formación la completaría en la Universidad de Madrid con la especialidad de Derecho Internacional.

En Madrid efectuaría las prácticas profesionales en el prestigioso bufete madrileño de don Joaquin-Maria López, ilustre abogado y destacado orador parlamentario, a la vez que se dedicaba al periodismo como redactor de la “Revista Científica y Literaria”  durante los años 1847-48, haciendo una incursión en la política, al ingresar  en el Partido Demócrata, en el que destacará por sus ideas republicanas. Regresa a su ciudad natal para ocuparse de la Fiscalía de la Curia Castrense, ganándose el afecto y simpatía de las distintas clases sociales de la ciudad, lo que le llevará en 1849 a ser elegido Concejal del Ayuntamiento de Huesca, siendo el 13 de mayo de 1850 cuando contrae matrimonio con Elvira Setta Mayayo y pocos meses después se hacía cargo de la Alcaldía oscense, lo cual hace en unas circunstancias especiales y difíciles  para la ciudad que le obligaron a tomar unas medidas en las que demostró su prudencia y tacto: en ese tiempo le fue encargado interinamente el juzgado de Primera Instancia e Instrucción, a cuyo servicio mostró gran diligencia.

Francisco García López en la Galería de Representantes del Pueblo
Francisco García López en la Galería de Representantes del Pueblo

En las jornadas de 1854 se le encomendó presidir la Junta Revolucionaria Provincial de Huesca, desde la que se reivindicará el sufragio universal, fundando el periódico “El Eco de los libres” que vería la luz en el día primero de  agosto, siendo la primera publicación periódica de España que abandonaba el preceptivo subtítulo de “Intereses morales y materiales” para cambiar y salir sin ambages con el subtítulo de “Periódico Político dedicado al Orden, Paz y Bien del Pueblo”. Diputado por la provincia de Huesca de las Cortes Constituyentes en octubre de 1854, fue uno de los parlamentarios demócratas que votaron contra la dinastía de Isabel II y la propia monarquía. Ayudó a la fundación del diario demócrata “La Discusión” en marzo de 1856 y posteriormente en los debates y la reorganización del partido firmó la “Declaración de los Treinta”. En junio de 1866,  tuvo que emigrar a Francia donde permaneció hasta 1868 , siendo elegido nuevamente Diputado constituyente por Huesca en 1869  y 1871 hasta mayo de 1874 en que abandonará la política.

De sus trabajos cobra especial interés la “Reseña Histórica de la Universidad Sertoriana”, publicada en 1848 con cuatro capítulos en “El Fénix” Periódico Universal, Literario y Pintoresco editado en valencia. Se trata de un canto a la Universidad Sertoriana, la Universidad de Huesca, que acaba de suprimirse, y cumple a su humilde pluma, cortada en su regazo, ofrecerle una mal delineada memoria, trofeo de su eterno agradecimiento. Es por ello que hace una fiel descripción de cómo Felipe V, en 1708, se reservó la provisión de las Cátedras vacantes y en el reinado de Carlos III tuvo esta universidad otra demostración de aprecio, cuando en 1767 , este rey ordenó la expulsión de los jesuitas del territorio español y dispuso que la biblioteca de ellos pasara o fuera integrada a la universidad de Huesca, por aquellos días los seminarios de Teruel y de Lérida fueron agregados a la universidad como miembros de la misma. Pero, a principios del siglo presente, el espíritu innovador que lo acompaña cebóse  en la Universidad Sertoriana, hasta de aquí respetada; y ya en el año de 1824 se suprimieron en ella las enseñanzas de medicina; posteriormente se la agregaron los magníficos edificios, librerías y cortos bienes que poseían los suprimidos Colegios mayores, reales e imperiales  de Santiago y de San Vicente, cuyos alumnos, distinguidos caballeros, siempre merecieron de todos el respeto y  consideraciones que se tributan a los hombres sabios. Después de bogar esta Universidad en tempestuoso mar de las convulsiones políticas en este pasado año de 1845, ha visto el fin de su existencia en el Decreto Orgánico de Enseñanzas Públicas del día 17 de septiembre, quedando convertida en Instituto de segunda clase, impartiendo las lecciones en el mismo edificio de la Universidad, y estando confiadas a la dirección de los Catedráticos interinos que el Gobierno ha nombrado, en su mayor parte doctores de la universidad, y discípulos suyos todos, esclarecidos miembros de aquél ilustre claustro que, diseminado en diferentes provincias, manifestarán cada uno de por si lo que en unión fue.

Los reglamentos de las escuelas oscenses eran tan severos que no se les permitía dispensa alguna a los catedráticos, discípulos, ni dependientes; cada uno cumplía exactamente con el lleno de sus obligaciones. La solemnidad presidía los grados y actos públicos, los catedráticos que asistían a ellos, doctores, secretario y dependientes, lo hacían vestidos todos con las insignias, y a cada uno se le dispensaban los honores correspondientes: todo respiraba gravedad y respeto. Prosigue D. Francisco su relato detallado de la anexión de los Colegios de Santiago, San Vicente y Santa Orosia, de cómo hubo que arrendarlos para que no se deterioraran, pasa a describir detalladamente el edificio que está vivo en su recuerdo, para terminar haciendo especial hincapié en que la Universidad Sertoriana, tan privilegiada, había respirado sus postreros alientos a mitad de una época que apellídase siglo de la ilustración, y en la que las ciencias recobraban su poderío.

Daba su último adiós a la escuela de la ciudad vencedora, en cuyas bóvedas diz que se oyeron los primeros ecos de la ilustración española, este oscense que fallecía en Madrid el día 20 de septiembre de 1878.

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