Bizén d’o Río nos transmitió, el sábado 30 de julio, para quienes disfrutamos de su visita guiada “Huellas Jacobeas en el Camino a Compostela a su paso por Huesca” los datos histórios del recorrido compostelano por nuestra ciudad, de una forma muy didáctica.
Aunque procedía, no comenzamos en el Santuario de Salas porque el horario, las 19:00, y muy altas temperaturas no lo recomendaban; será en las futuras visitas de Otoño e Invierno, cuando sea Salas el inicio. Partimos de la Plaza de Santa Clara para dirigirnos a la Plaza. Manuel Abad, junto a la barbacana oscense, centrándonos en cada enclave hospitalero vinculado al Camino desde tiempos medievales.
Desgranó Bizén, de la Real Asociación de Cronistas Oficiales, historias vinculadas a enclaves como la capilla de San Antonio Abad, en la actualidad vinculada a una familia de tradición oscense y hortelana, al convento y hospital de Monserrate, desaparecido pero continúa dando pie a las fiestas del Barrio de San Lorenzo, con parada obligada en la Basílica de San Lorenzo, mientras continuamos avanzando, esta vez intramuros, atravesando la hoy también desaparecida Puerta Alquibla, por la calle Ramiro el Monje, siguiendo las conchas del camino en el reconocimiento de la labor hospitalera de distintos vecinos de la zona hasta llegar al Monasterio de San Pedro el Viejo.
La calle San Salvador nos llevó hasta el emplazamiento en calle Ainsa del Hospital de Peregrinos fundado por Bernardo de Tolosa en el siglo XII. Pasó a ser administrado por el Concejo, así consta en la placa conmemorativa, posteriormente y se le dio uso escolar.
La calle de las Cortes nos lleva a la Catedral de Huesca, donde Bizén d’o Río nos contó la historia del primer santo hospitalero que da nombre al Albergue de Peregrinos del Camino de Santiago en Huesca gestionado por la Asociación de Amigos del Camino. San Galindo, que formó de la congregación de Pobres de Cristo, fundada por Durán de Huesca y extendida por el Sur de Francia.
Aprovechó el recorrido para mencionar la fuerte relación entre el cabildo de la Catedral y el Concejo que da lugar, entre otras, a la fundación de la Universidad de Huesca, en el siglo XIV, vinculada a la devoción mariana que tenía como lugar de peregrinación reconocida en toda la península al Santuario de Salas, relacionado con ritos de fertilidad, también entre la realeza.
El recorrido, al llegar a la plaza de la Universidad, nos paró en el Colegio Mayor “Ramón Acín”, sede de un hospital hasta el primer tercio del siglo XX y admiramos lo que queda del Antiguo Seminario que formaría parte de la red de atenciones.
En la plaza Manuel Abad y contemplando las vistas exteriores de la ciudad, Bizén d’o Río explicó la atención peregrina dada, cuando las puertas de la ciudad estaban ya cerradas, por las distintas congregaciones que atenderían en extramuros, cerca de la Porteta, lugar de entrada de la calzada que vendría de Montearagón o bien cerca de las Miguelas actuales y el puente de San Miguel, donde se documenta un lazareto.
Todas estas referencias y muchas más hacen de la Huesca de esos siglos, una ciudad de tamaño medio en la Corona de Aragón, muy aumentada por el tráfico peregrino y la Universidad, dando fe de su importancia en el Codex Calixtinus, que la menciona como la de las 90 torres.