Huesca, ciudad que fue de célebre universidad, con empaque cultural

Uno de los aspectos de los que presumo de mi ciudad es de la abundante actividad cultural que hay en ella, porque la gente responde y hay público para todo

13 de Noviembre de 2022
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La actividad teatral ha sido importante en Huesca.
La actividad teatral ha sido importante en Huesca.

Uno de los aspectos de los que presumo de mi ciudad es de la abundante actividad cultural que hay en ella, porque la gente responde y hay público para todo: jornadas, cursos, conferencias, exposiciones, ferias,   ciclos de cine, teatro,  talleres, exposiciones permanentes, teatralizaciones... numerosos grupos de música,  y plataformas, fundaciones,  sensibilizadas con la constatación de que esta ciudad fue hecha con cierto encanto que hay que conservar como patrimonio común. Ha habido días  con tres conferencias simultáneas  de interés. La coordinación no es fácil. Esta atmósfera de culturalidad supera en mucho a otras ciudades de la misma talla, y puede codearse con otras de mayor número de habitantes. Cierto que tal realidad no está al margen de un nivel de vida aceptable, característica de Huesca. Esta premisa es insoslayable. Hoy como ayer, solo cuando el estomago no ronronea  hay buen humor, incluso necesidad, para dedicarse a filosofar y a la poesía.

Buscando razones a esta buenaventura, he releído un trabajo de don Federico Balaguer (1990), que, en síntesis, presentaba la permanente actividad que hubo en esta ciudad universitaria, no solo en las aulas, sino en ámbitos paralelos, hecha realidad en  las justas literarias, los salones, las tertulias, los autos sacramentales, las comedias… y por supuesto en los ”repasos” de los Colegios.

El siglo XVIII fue peculiar por lo que trajo de impacto ante nuevos horizontes y la búsqueda de nuevos hábitos. Esto repercutió también en una Universidad que conllevaba el adjetivo de sertoriana y que era eminentemente practicante, porque no podía ser de otra forma. Con el nuevo talante, aquellos horizontes y búsquedas fueron estimulaciones difíciles de las primeras décadas del siglo XIX. Entonces, una reciente inaugurada clase de intelectuales liberales, marcó pautas revisoras y buscó vías novedosas. Los referentes de la sociedad oscense del siglo XIX, burguesa y liberal, buscó esas pautas en una tradición que ciertamente, por lo menos en parte, había que renovar. Fueron décadas de atolondramiento con una Desamortización mal llevada, guerras como siempre desgarradoras y caras, e incomodidad en comportamientos que había que superar, pero no es exacto ver ruptura en su propio historial o, al menos, no fue tan drástica como se ha deseado que fuera.

Corral de comedias
Corral de comedias

También he releído otros dos trabajos, de diferente enfoque, uno del profesor Juan Carlos Ara (2004) y otro de la archivera María Jesús Torreblanca (2004), que recopilaron las iniciativas que, coincidiendo con la supresión, primero, de los Colegios Mayores y, después, de la Universidad, quisieron mantener  un tono y desbrozar nuevos caminos. Iniciativas como La Sociedad Económica de Amigos del País, el Liceo oscense y, después, el Ateneo, el Casino, círculos varios, salones, tertulias, cafés y cafés teatros… y el Circulo Católico fueron intentos que generalmente resultaron efímeros pero que son testimonio de una energía que iba más allá del mero subsistir de corte aldeano, porque había sustrato universitario. José Ramón Salinas ha estudiado las últimas décadas del siglo XIX (2018). Son el eslabón que quiso mantener un tono y nivel perdido con la supresión de la Universidad, y sus actividades paralelas más populares. Los burgueses oscenses continuaron siendo practicantes y los gestores públicos en la media en que les fue posible respetaron la creencia. Podemos poner por caso que, a excepción del desastre de la demolición de la iglesia de San Juan, a lo que hubo oposición, intentaron salvar todas las otras. En estas décadas de experimentación, los intentos por abrir un nuevos periódicos, alguno de ellos meros panfletos, fueron constantes y también resultaron preferentemente de breve existencia, pero ponen de manifiesto la voluntad colectiva de ser alguien, y serlo, siendo distintos, a partir de un cambio. También don Ricardo del Arco hizo un utilísimo trabajo que recopiló este esfuerzo periodístico (1910). El Teatro Principal abierto en 1846 no podía tener otro objetivo que la literatura y algo de música. Fue efectivo e influyente. Era la actualización de los autos sacramentales que fueron en la portada de la Catedral, las justas poéticas, que dieron nivel a la ciudad en el siglo XVII, y la Casa de las Comedias que había desempeñado un papel importante, paralelo y complementario a la actividad docente universitaria. Hay otro trabajo sobre el teatro y la Universidad del profesor Pablo Cuevas (2020). Al final fue el Casino, lugar de peculiar encuentro, el que puso de manifiesto su eficiencia consolidada levantado un sobresaliente edificio para la ciudad. No faltaron intentos serios por clarificar los precedentes históricos de la ciudad con investigadores, estudiosos y cronistas, algunos clérigos, que querían algo diferente, que dejaron reliquias destacadas como “La Campana” y la “Revista Huesca” lamentablemente también efímeras.

"Los políticos a los que se le llena la boca con lo que llaman “políticas sociales” deberían buscar de manera más eficiente propiciar estas iniciativas, y cuantas semejantes hay en la ciudad"

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Discurso de Joaquín Costa en el Ateneo Oscense

Después de la Guerra Civil que, se quiera o no, fue motivada por casi todos, durante el gobierno del General Franco, las cosas no fueron fáciles, pero se supo estar y actuar, con las debidas precauciones y no pocas veces con riesgo y consecuencias. Contrariamente a lo que se ha querido hacer ver, hubo actividad generada por una vitalidad subyacente. Fue época con  intelectuales de talla que mantuvieron una honestidad, a riesgo de perder la columna de su periódico. En Huesca curas como el jesuita padre López, Antonio Castán Peréz, y el propio Antonio Durán alentaron círculos, creando un sustrato, entonces de jóvenes, que después han sido personalidades referenciales en la ciudad. El Orfeón Oscense, la Sociedad Oscense de Conciertos, con sobresaliente historial,… Los teatros leídos, a veces de autores no bien vistos, los cines-fórum donde la gente se quedaba con la expectativa de poder saber más, eran alternativas, pero no se podía hacer otra cosa. En torno  a la revista Argensola, se mantuvo una tertulia casera, que pervivió. De esta labor mantenedora de un tono cultural  no estuvieron al margen los colegios, de frailes y monjas, y el Instituto de enseñanza media, la escuela Normal de Maestros, con profesores cuyos nombres sonaban por su buen hacer, a nivel del de la Universidad. Una actividad peculiar fue la de los Salesianos. Quien solo quiera ver penuria de espíritu, pacatería y pobreza en estos intentos de mantener un nivel cultural no quiere ver la realidad tal como fue y lo que subyacía de vitalidad. Querer denigrar con el calificativo de “franquistas” es manifestar una visión muy obtusa, de rancio mesianismo. Estas generaciones que hoy ya son gente provecta son las que están en el trasfondo de la actividad ciudadana que también es necesidad de cultura de esta ciudad. Es más que significativo que un par de generaciones, que por imperativo de necesidad familiar tuvieron que ponerse a trabajar, todo lo más tarde al volver de la mili, hayan dado sentido, mucho más de lo esperado, a la Universidad de la Experiencia. Hay otros cursos para mayores, que, mediante el asociacionismo o al margen de él, buscan satisfacer la necesidad de culturizarse. Si hay algo en lo que sobreabunda la ciudad de Huesca es en auditorios, aulas, salas de conferencias… algunas de muy frecuente uso. A pesar de ello nos gustaría no haber perdido el Teatro Paraninfo de la histórica Universidad, la Casa de las Comedias, y el Teatro Principal, pequeño pero acogedor, que desempeñó una muy destacada función durante un siglo.

Esta es una realidad estimulante, la actividad cultural de Huesca. Los políticos a los que se le llena la boca con lo que llaman “políticas sociales” deberían buscar de manera más eficiente propiciar estas iniciativas, y cuantas semejantes hay en la ciudad. A su vez, necesitan abrir su visión hasta asumir que la mayor parte de las ocasiones, sus patrocinios, no pasan de ser otra cosa que actuaciones para que destaque su protagonismo e intervención, a despecho de la calidad de las soluciones dadas a las propuestas de los que manifiestan creatividad por el incremento de la cultura. No por accidente y en vano, Huesca fue ciudad Universitaria destacada en España durante quinientos años. No podía suceder otra cosa que dejar impronta de necesidad de buen saber después de tan largo historial.

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