Surgió un sabio soldado romano llamado Quinto Sertorio

La Universidad Sertoriana influiría posteriormente en la fundación de la Universidad de Huesca

Macario Olivera
25 de Diciembre de 2022
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Museo provincial de Huesca, antigua sede de la Universidad Sertoriana.
Museo provincial de Huesca, antigua sede de la Universidad Sertoriana.

Al adjetivar el nombre propio, encontramos la palabra Sertoriano o Sertoriana, y, a su vez, al sustantivar el adjetivo, hablamos simplemente de la Sertoriana, significando la Universidad Sertoriana, que posteriormente influirá en la fundación de la Universidad de Huesca. Como se recoge en el rótulo del sello: Sertoriana Universidad de Huesca (SIGILL.UM SERTORIANAE UNIVERSITATIS OSCENSIS)

No tiene apenas publicidad  la biografía que Plutarco dedica a Sertorio en su obra Vidas Paralelas. No obstante, nos da a conocer su vida utilizando las Historias de Salustio, quien habla de Sertorio con expresiones de enorme cariño, mientras que castiga con palabras de odio y desprecio la corrupción oligárquica de la cúspide del Imperio Romano. También lamenta que importantes hechos de Sertorio fueran silenciados o menospreciados durante el tiempo de su vida, quizá por no pertenecer a la nobleza. Tampoco es conocida la más reciente biografía de Schulten, quizá por estar publicada en alemán (otra cosa hubiera sido el inglés) y por no haber sido traducida al español hasta 24 años después, y también porque quién va a pensar que una ciudad, como Huesca, tan pequeña en población y desconocida en el pasado y aún ahora, tenga una historia, más o menos lejana en el tiempo, pero mucho más importante en contenidos, monumentos, cultura, geología, sociología… que las privilegiadas ciudades modernas?  Por sus riquezas y hazañas, procedió que se la nombrara como “urbe” (Urbs Victrix Osca) al igual que Roma, a diferencia de las demás, que serán simplemente (civitates) ciudades.

No cabe la menor duda de que Sertorio fue un famoso soldado y caudillo romano, así como un hombre muy culto. Sería imposible intentar desgranar las múltiples peripecias militares y políticas. Nos interesa su estancia en Huesca, donde estableció su sede. Aquí creó una escuela para la enseñanza de la lengua y cultura griega y romana. Inicialmente, los primeros años, recibían enseñanza e instrucciones los hijos de los jefes y clases altas de los iberos, nuestros lejanos antepasados, con el fin de incorporarlos al Imperio Romano. Era la forma más elegante y beneficiosa. No actuar por la fuerza de las armas, ni usar género alguno de violencia, lo que hubiera conducido a la lucha y enfrentamiento entre razas, pueblos, o clases sociales. Jamás se puede hacer de la violencia un método de enseñanza, ni se debe aplicar el viejo refrán que traduce implacable el ejercicio de la misma: La letra con sangre entra.

Los pueblos primitivos acostumbran ser muy dados a distintas supersticiones, que suelen estar unidas a sus tradiciones domésticas, sociales, ambientales. Sertorio quería identificarse con el pueblo de los iberos lo más profundamente posible, y no podía alejar o menoscabar las supersticiones. Teniendo en cuenta que toda superstición encierra y despliega en la práctica una mezcla de actuaciones de dios y de demonio, se adhirió a la práctica de la llamada deisidemonía. Es decir, se trata del nombre compuesto de una relación entre dios (deis) y demonio (demonia).  La religión encierra una lucha  entre el bien y el mal, que son  personificados por dios y por el demonio respectivamente. Es como si dios y el demonio estuvieran en permanente lucha dentro de ti, con el imperativo de tener que elegir en la práctica. A un líder conquistador, no usando la violencia de las armas, sino con benevolencia y comprensión, no le puede interesar elegir y preferir a unos creyentes en contra de otros, sino que debe tener la suficiente maleabilidad para identificarse con las ideas y prácticas religiosas de sus oyentes y seguidores. También en este punto, no menor, fue Sertorio muy inteligente, pues podía complacer a los “deístas”, más intimistas, y, cruzando al otro bando, podía igualmente complacer a los “demonistas”, más inventores por cantidad de supersticiones. El resultado era que se trataba de un soldado inteligente y variante religioso, capaz de convencer a los más distinguidos y polivalentes hijos de los iberos e incorporarlos a su proyecto.

Hacia el año 77 a.C. había alcanzado Sertorio la cúspide de su poder en la totalidad de la provincia romana citerior, con sede en Huesca (Osca) conservando la ulterior (Lusitania). En Roma llegaron a temer que, como un segundo Aníbal, adoptara Sertorio la provincia hispánica como punto de referencia para una posible expedición contra Italia, y enviaron tropas en gran cantidad, poniendo al mando a los mejores generales, como Metelo y Pompeyo. En esos años de gran influencia y poder, fue cuando Sertorio procedió, en Huesca, (Osca) a la fundación de una Academia, o Escuela, o Institución, para la enseñanza de la lengua y cultura griega y romana especialmente a los hijos de los iberos.

Hasta entonces no había existido en España (Hispania) nada más que algunas escuelas elementales, escuelas primarias o infantiles, y éstas para los hijos de los romanos, con el fin de irse preparando para crecer también en educación y cultura, y vestirse de más poder. Los jóvenes hijos de los iberos no perdían por ello su oportunidad y se podían instruir en Huesca. ¿Cómo? Pues estudiando la lengua y cultura griega y romana, no solo en nociones elementales o rudimentarias, sino también la cultura griega y romana, el conocimiento de la gramática y la retórica, así como las ciencias y profesiones griegas y romanas, poniéndoles los maestros adecuados para las mismas, o sea, asistiendo a la Escuela Sertoriana.

Todas las materias que conforman un elenco completo de la totalidad del saber y aprender las asignaturas griegas y romanas caben dentro de la Escuela Sertoriana, que, por justa y ajustada razón de abrazar la totalidad del saber, sea griego o latino, o griego en latín por mayor conocimiento de la lengua debido a su enorme y poderosa extensión, se llamaba bien Escuela “Saber” o bien, indistintamente, Universidad, o sea, “Totalidad”. Y éste es el modelo propio y esencialmente establecido por Sertorio, sin que obste que algunos escribas sostuvieran y sostengan que Sertorio solo adoptaba estos medios culturales para tener sometidos como rehenes a los hijos de los más principales e ilustres de los iberos, con el fin de, eventualmente, establecer su propio imperio Ibero-Romano con base en Huesca.

No crear confusión. A veces puede ocurrir y ocurre que hablamos con toda naturalidad de la Universidad Sertoriana y de la Universidad de Huesca, como si se tratara de la misma y única entidad o modelo de institución docente académica, en cuyo caso la misma entidad  tendría dos nombres… Si fuera así, tendríamos que aplicar también las mismas fechas de origen y de término, el mismo fundador, la misma estructura u organización esencial, etc. etc. La realidad es bien distinta, ya que la distancia temporal de una y otra es enorme: año 76 a.C. para la Sertoriana (por Sertorio), y año 1354 para la Universidad de Huesca (por Pedro IV el Ceremonioso).

Otra cosa es que, en el lenguaje vulgar, meramente coloquial, o terminal … apliquemos el título de “La Sertoriana” a la “Universidad de Huesca”, como si se tratara de un “revival”, o un ”resurgir” … y también podemos nominar a la Sertoriana como “piedra angular”, metafóricamente, o sea, un hecho o acontecimiento muy importante para que otro, más importante todavía, suceda en vía, entidad, o dirección similar. Pero lo que, a mi juicio, no se puede decir o aceptar, y, menos todavía, escribir (no cito nombres para evitar posibles resonancias o efectos desagradables) afirmando que Quinto Sertorio estableció su capital en Huesca y que fundó una escuela para enseñar a los hijos de los jefes indígenas la cultura griega y romana y que este hecho anecdótico fue manipulado y falseado muchos siglos después por los universitarios oscenses, que sostenían que los orígenes de la Universidad de Huesca eran romanos y no medievales. Honestamente, no se puede afirmar que la creación de la Sertoriana fuera un hecho anecdótico. Tampoco proceden los calificativos de manipulado y falseado, por falta de pruebas. Ahora bien, podríamos aceptar legítimas discrepancias en la afirmación  de que los universitarios oscenses sostenían que los orígenes de la Universidad de Huesca eran romanos y no medievales.

Si entendemos "orígenes” como fundación, o establecimiento, está claro que los orígenes fueron medievales, del siglo XIV, como generalmente damos por probado. Ahora  bien, si nos referimos a un contexto de lectura histórica, o análisis artístico, o descubrimos datos y detalles de estilo románico, podemos apellidar Sertoriana a la Universidad de Huesca, por las resonancias, referencias o cimientos, o detalles artísticos, o huellas de la famosa Escuela de Sertorio. Es como si quisiéramos honrar y dar gusto y ejemplo a los universitarios oscenses, tanto al profesorado como a los estudiantes. Serían mucho peor el olvido y la ignorancia, que, según Diego de Aynsa, han sido el gran drama de nuestro pueblo.Y sigue diciendo que, tanto en el marco universitario como a nivel general, se ha hecho muy poco por recuperar la memoria del pasado universitario de Huesca. El desconocimiento de este tema es alarmante: “Universidad Sertoriana”: ¿de qué se trata?, ¿acaso no es un mito o una leyenda?

Visto y probado que Sertorio fue el autor de la Escuela Sertoriana, y superado por los estudiosos los intentos de reducir su obra a un mito o una leyenda, que ha perjudicado mucho a los universitarios de la ciudad de Huesca, nos encontramos ahora frente a otra acusación que apartaría la Sertoriana de su presencia y existencia en la ciudad de Huesca, la Osca de los romanos, y ello a pesar de tantos testimonios como tenemos a favor de esta ciudad. Per invidiam scriptorum, sentenció Plutarco. Dicen los estudiosos y costumbristas, que por esa y otras obras o beneficios que no se llegaron a realizar, se aplicó a Huesca el perverso adjetivo genérico de “envidiosos”.

Las razones fundamentales para probar que no se trataba de esta Huesca de Aragón eran dos: Primera, que Quinto Sertorio no estuvo en esta parte de España llamada citerior. Y segunda, que Plutarco, en la vida de Sertorio, no habla de esta Huesca tan apartada de Lusitania, que fue donde Sertorio tuvo su principal sede, sino que se confunde con Huescar de la Bética, perteneciente a la parte ulterior. Y, concretando más, se citan dos personajes que presumen de haber trabajado las obras de Sertorio: El entonces Obispo de Albarracín y el Padre Mariana. Es una vergüenza que estos altos personajes religiosos no puedan tolerar a nadie que les supere en conocimientos o en modelo de conducta, y, para ellos, Sertorio era un estorbo a eliminar por envidia, con independencia de estar en Huesca o en Huescar, sea en la parte citerior o ulterior.

 Terminamos con un delicado estudio de simbología. El magnífico sello ovalado de la Universidad Sertoriana: SIGILLUM  SERTORIANAE  UNIVERSITATIS  OSCENSIS, en el rectángulo del lado izquierdo está la figura de San Martín de Tours, Prior del convento de su nombre de la Val d’Onsera y después Obispo de Tours, había salido de Oriente como peregrino en su caballo, y se inclina suavemente para partir su manto con la espada y entregar la mitad a un pobre que está a la orilla del camino. Pues, justo debajo de las patas del caballo y los pies del pobre, hay una muesca entre las dos grandes rocas del Salto de Roldán, símbolo romano que luego por evolución lingüística pasa a ser Osca. Y debajo de la muesca hay un trozo de tres torres y una puerta pertenecientes a la muralla árabe que circundaba la ciudad de Waska, en concordancia con Osca, Huesca.    

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