Un anacronismo se ha apoderado de la Plaza de López Allué en los últimos días. Los viandantes que escalan la calle Villahermosa se topan con las dos primeras casetas de acceso a la que será Feria del Libro desde el 26 de mayo: bien vistosas, las palabras Mercado Navideño de Huesca coronando a "papás noel", abetos y ciudadanos ataviados con los colores característicos de las fiestas invernales por excelencia.
Son varias las casetas que acogerán a los compradores de libros con esta decoración navideña, una inadaptación temporal y, según algunos libreros, una constatación de la desidia que caracteriza algunas actuaciones o, más bien, inacciones institucionales. Sin ser un hecho extremadamente grave, reconocen, sí lo consideran una cierta falta de respeto a un acontecimiento cultural de la importancia que tiene la Feria en la que se reúnen esos apóstoles de la lectura que son los profesionales y decenas de autores de todos los géneros que firmarán ejemplares con una sonrisa y una bonita dedicatoria.
Desde la plaza López Allué, se aprecia una banderola enorme en un balcón del edificio de Ceoe-Cepyme Huesca, sede de la Asociación Provincial de Librerías, con el epígrafe de la Feria del Libro. A poco avispado que sea el fotógrafo, tiene algunas perspectivas que asocian el anuncio con el del Mercado Navideño. Han intentado que el Ayuntamiento retirara los vinilos de diciembre y los sustituyera por otros alusivos a la Feria o, al menos, que las casetas quedaran blancas. No ha habido, al parecer, tiempo suficiente. Estupefacción y resignación entre los libreros. Se admiten epítetos.