Las próximas citas para los aficionados al jazz en el Alto Aragón son los conciertos de Patricia Kraus el sábado 28 a las 20 h. en el Centro de Congresos de Barbastro; el de Esther Weekes Quartet, también el sábado 28 pero a las 22 h. en el Palacio de Congresos de Huesca; el concierto de Gancho Drom el domingo 29 en el Matadero de Huesca a las 19:30 y el que va a tener lugar esta misma tarde a las 20 h. en el Matadero por parte del pianista Diego Amador.
Hagamos un poco de historia…
El piano comienza a relacionarse con el flamenco a finales del siglo XIX. Albéniz, Manuel de Falla o Turina fueron de los primeros en incorporar aires flamencos a su obra pianística. Sabemos también que Federico García Lorca ya en el siglo XX acompañó a la Argentinita al piano. José Romero y Arturo Pavón contribuyeron a normalizar definitivamente la figura del pianista en el flamenco a mediados de siglo.
A partir de ahí, como siempre, surgieron dos tendencias: los pianistas más puristas como Pedro Ricardo Miño, Manuel Carrasco, Javier Coble o Rafael Pradal y los que fusionan el flamenco con otras corrientes como Felipe Campuzano y otros pianistas que se han decantado hacia el jazz, entre los que podemos citar a Chano Domínguez, Dorantes, Pedro Ojesto, Daniel García Diego, Marco Mezquida, Chico Pérez, Miriam Méndez, Ariadna Castellanos, Laura de los Ángeles, José Mª Pedraza Petaca, Moisés Sánchez, Sergio Monroy, Juan Cortés, Abdon Alcaraz, el mismísimo Chick Corea, el oscense Nano Giménez y nuestro invitado de hoy, uno de los grandes.
Diego Amador (Sevilla, 1973) es uno de los más brillantes exponentes del flamenco-jazz. Ha acompañado a grandes músicos de jazz como Chick Corea, Jorge Pardo, Carles Benavent, Larry Coryell, Jerry González, Path Metheny, Charlie Haden… Y ha publicado ya nueve discos desde Anticipo Flamenco de 1992 hasta El silencio es oro de este mismo año aunque no es esa la música que está desarrollando en su gira actual.
Diego Amador está estas semanas de gira para presentar Naranjos en la Luna proyecto que define como una forma poética de decir que todo es posible. En este proceso creativo he experimentado otras vías sonoras y usado la tecnología como herramienta para interpretar varios instrumentos a la vez y hacer una producción en directo. La idea es transmitir que todo es posible y vivimos en un mundo de infinitas posibilidades.
El título surge de la estrofa de uno de mis temas "Río de los canasteros" con letra de Carlos Lencero y dice:
Sueño lo que yo quiero
que hay naranjos en la luna
y en la luna un limonero.
Río de siete orillas
río de los canasteros.
Soy muy comprometido con la música y esta vez necesitaba invertir tiempo en mi creatividad y posibilidades. Tras mucho investigar hoy quiero compartir esta experiencia con el público en forma de tour.
Espero en cada concierto entregar una buena dosis de positividad e inspiración para seguir creyendo en los sueños y que cada uno se permita soñar lo que quiera.