La Comarca Hoya, en colaboración con la Diócesis oscense, está desarrollando esta semana un campo de trabajo arqueológico en la iglesia de San Pedro el Viejo, que ha permitido profundizar en el conocimiento de del monumento a través de las diferentes fases constructivas conservadas en sus muros. Este aspecto, según la directora científica de la excavación, Julia Justes, es "fundamental para comprender la evolución de Huesca".
Así se lo ha comentado a los medios de comunicación, durante la visita realizada este martes, 15 de julio, para presentar a los medios los resultados preliminares de esta campaña, acompañada de la presidenta de la entidad supramunicipal, Mónica Soler.
Entre los hallazgos más relevantes de esta intervención, la arqueóloga Julia Justes ha destacado la localización de un pie de mármol aparecido en una fase anterior, así como la identificación de un muro que conserva hasta cuatro fases constructivas superpuestas, lo que ofrece una valiosa lectura de la evolución arquitectónica del monumento. Este muro presenta una primera hilada claramente romana, reconocible por el tamaño de los sillares, una segunda fase que podría datarse entre los siglos IX y X, y otras dos intervenciones posteriores que confirman la reutilización y transformación de la estructura a lo largo de los siglos.
Además, la excavación ha permitido documentar la cimentación de la iglesia románica y evidencias de una posible estructura anterior a la actual iglesia, vinculada a la época en la que Huesca era una ciudad musulmana. Junto a ello, han aparecido también restos de estructuras romanas cuya interpretación aún está en proceso y abundantes restos arqueológicos de época romana, que refuerzan la importancia del enclave en la evolución histórica de la ciudad.
"Es la primera vez que se puede ver en Huesca la cimentación de de un edificio románico, de cómo los construían y cómo se apoyaban en el terreno natural", ha destacado.
Este campo de trabajo forma parte de la campaña 2025 del proyecto de excavaciones arqueológicas de la Hoya de Huesca, que comenzó en 2019 en torno a la Catedral de Huesca. En esta edición, el equipo está integrado por 23 jóvenes de entre 15 y 25 años, procedentes principalmente de Huesca, pero también de otras ciudades como Valencia o Barcelona, muchos de ellos con lazos familiares con la capital oscense. "Yo estoy muy orgullosa de su trabajo y de cómo se adaptan a estos trabajos físicos que son duros".

Según explicó Julia Justes, el trabajo desarrollado en San Pedro el Viejo da continuidad a una campaña anterior. "Estamos continuando un trabajo que se comenzó en febrero, pero que había quedado sin concluir cuando se planteó el nuevo trabajo de Tras sus huellas. de la Pastoral Juvenil. Creímos que esto era una buena opción porque en la Catedral los últimos veranos habían sido muy duros por el calor. Pensamos que aquí estaríamos más protegidos. Además, primero la excavación era muy interesante y ellos estarían un poquito más cómodos. Sigue haciendo calor, pero el sol no nos pega con la misma intensidad".
"Los resultados están siendo óptimos. Hemos continuado viendo la que ya intuíamos en la primera fase de excavaciones. Gracias al concurso de la comarca hemos podido desentrañar el pasado de la Iglesia, que no es poco porque es una de las más antiguas de Huesca".
Justes ha añadido que la excavación ha permitido avanzar en la identificación de estructuras relacionadas con las primeras fases románicas y que incluso se intuyen vestigios de edificaciones anteriores: "Quizá la iglesia previa a esa mozárabe que convivió con la Huesca musulmana, alguna estructura romana que todavía no acabamos de comprender, y todo esto rodeado y acompañado con abundantes restos arqueológicos de época romana".
El campo de trabajo, que se inició la semana pasada, concluirá esta fase en San Pedro el Viejo este miércoles, para trasladarse después al entorno de la Catedral de Huesca, donde los trabajos se centrarán en la conservación y mantenimiento de las zonas excavadas en campañas anteriores. "Lo que queremos hacer es proteger, cubrir, limpiar las hierbas que han salido este año, un poco acondicionar en vista de futuros trabajos en años sucesivos", ha apuntado Justes.
SEGUIR APOSTANDO
Por su parte, la presidenta comarcal, Mónica Soler, ha recalcado la voluntad de la comarca de "seguir apostando por la recuperación y puesta en valor del patrimonio, no solo en su faceta científica, sino también como herramienta para implicar a la ciudadanía y, muy especialmente, a la juventud".
La Comarca Hoya de Huesca ha apoyado esta intervención asumiendo los costes derivados del trabajo técnico y de los informes arqueológicos, como ya ha hecho en anteriores campañas, facilitando con ello la continuidad de estos proyectos de investigación y protección del patrimonio. "El apoyo de la comarca se traduce en el pago de la arqueóloga y los informes que hay que hacer a posteriori, para que quede constancia de lo que se ha hecho para la puesta en valor y la difusión", ha apuntado Soler.
CONVIVENCIA Y PERSPECTIVA CRISTIANA
Pablo Esparrach, joven oscense de 19 años, es uno de los participantes más veteranos en el campo de trabajo arqueológico en San Pedro el Viejo. Lleva acudiendo a esta cita prácticamente desde sus inicios: “Llevo aquí viniendo casi desde que empezó”.
“Es una cosa que yo busco repetir todos los años, porque no solo es descubrir el patrimonio, que ciertamente es algo realmente interesante, sino que también es estar en convivencia con tus compañeros, con tus amigos”, señala sobre lo que le motiva a participar verano tras verano. Subraya la importancia de compartir esta experiencia en un ambiente de grupo y en el marco de una perspectiva cristiana de Iglesia: “Gracias a Dios, podemos hacerlo todos los años”.
También destaca cómo este campo de trabajo ha ido creciendo con el tiempo: “Normalmente estamos en 9 chavales, este año estamos casi 30 personas, así que por lo menos algo bien estamos haciendo”. Para él, el trabajo arqueológico tiene un componente muy especial: “No hay nada que te dé más satisfacción que estar excavando y encontrar un trozo de cerámica que puede llegar a tener 2000 años”.
“La satisfacción de encontrar algo que nunca piensas que a ti te va a pasar, pero viniendo aquí, aparte de aprender, te puedes llevar este tipo de sorpresas”, ha añadido.

Sobre las condiciones de trabajo en San Pedro el Viejo en comparación con otros años, reconoce que “aquí mejor que en la Catedral, no te voy a mentir, aquí por lo menos estamos a cubierto, estamos bien, así que no nos podemos quejar”.
Finalmente, apunta que su interés por la arqueología viene de lejos: “Siempre está eso de cuando eres niño, que te gusta todo lo que tiene que ver con los dinosaurios. Es ese deseo que tienes de descubrir, de dónde vienes, de dónde fue hecho todo esto. Y seguir aprendiendo, que es lo que nos gusta a todos”.
Pablo Buisac, con apenas 12 años -pronto cumplirá 13-, ha participado por primera vez en el campo de trabajo arqueológico de San Pedro el Viejo. Se muestra entusiasmado por la experiencia, no solo por lo que está aprendiendo, sino también por el buen ambiente: “Muy bien, porque aparte estoy con amigos que he conocido. Son muy majos y también puedes descubrir cosas nuevas de hace varios años, pues es algo que impacta también”.
"Descubrir cosas nuevas de hace varios años es algo que impacta"
Reconoce que el trabajo es exigente, pero gratificante. De hecho, el ha realizado varios hallazgos. “He encontrado cerámica negra del siglo I, según Julia. También encontré una mandíbula de un animal raro y más cerámica”. La emoción al descubrir restos arqueológicos es evidente: “Te impacta y aprendes cosas nuevas también de cerámica de hace años”.
Durante estos días ha aprendido las técnicas básicas para excavar correctamente. Es consciente de la importancia de la precisión en este tipo de trabajos: “No rascar las piedras, picar con cuidado, porque si picas a lo bruto puedes partir una cerámica y rallarla”, explica sobre los cuidados necesarios para proteger los restos arqueológicos.
Aunque su hermana ya había participado en años anteriores y tenía una idea previa de lo que iba a encontrar, confirma que la experiencia está cumpliendo sus expectativas.

FORMACIÓN HUMANA Y ESPIRITUAL
Isabel Ramos, delegada de Pastoral Vocacional, Infancia, Juventud y Universidad de la Diócesis de Huesca, ha destacado el carácter integral de este campo de trabajo arqueológico, que combina el conocimiento del patrimonio con la convivencia y la formación humana y espiritual de los participantes. “Desde 2018 estamos haciendo este campo de voluntariado con jóvenes. ¿Qué hacemos? Arqueología y luego por las tardes tenemos nuestro momento de convivencia, de tiempo libre y también ese trabajo más pastoral, de acompañamiento espiritual, de oración y de crecimiento personal”, explica.
En esta edición, el grupo ha alcanzado los 30 participantes, un crecimiento que interpreta como un síntoma positivo: “Me parece una buena señal. Llevamos tres años creciendo en cuanto al número y, sobre todo, es que los chavales suelen repetir. La mayoría vienen contentos”.
Ramos subraya que el trabajo es exigente, pero los jóvenes lo asumen con entusiasmo: “A pesar de que les hacemos trabajar, les gusta. Se sienten útiles y también conocen el patrimonio de la diócesis y lo valoran”.