Muy probablemente no, dado que es imposible saber cuándo nació una persona, como San Lorenzo, que vivió hace tantos siglos.
Afirmar, como se está haciendo, que San Lorenzo nació en diciembre del año 225 es dar crédito a una falsificación del siglo XVII cuyo propósito era hacer valenciano a nuestro patrón. Envío este texto, precisamente, para defender nuestras tradiciones, que desde hace ochocientos años afirman el origen oscense del mártir.
No sabemos y nunca sabremos cuándo nació San Lorenzo, sencillamente. Es lo habitual para hombres que vivieron tan alejados de nosotros en el tiempo, pues todas las noticias que existieron sobre ellos se han perdido. Ni siquiera conocemos el día y el año en que nació Jesús (las tradiciones que sitúan la Navidad el 25 de diciembre de hace 2025 años surgieron más tarde).
La mejor manera de comprobar que no se sabe cuándo nació nuestro patrón es acudir al libro que Damián Peñart, que fue párroco de la iglesia de San Lorenzo, le dedicó en 1986. Se titula San Lorenzo. Santo español y oscense, y en él no se dice una sola palabra sobre el año de su nacimiento, porque no se conoce.
Entonces, ¿por qué se asegura ahora que San Lorenzo nació el 31 de diciembre del año 225? El origen de tan sorprendente afirmación es un libro reciente de una escritora norteamericana. Lo comprobaremos si entramos en Wikipedia y buscamos la voz “San Lorenzo” en inglés (“Saint Lawrence” -Imagen 2-). Ya en la primera línea se dice que nació el “31 December 225”. Y tal fecha procede, como asegura la primera nota, de Donato “as the original source” (“fuente original”) y del libro de Janice Bennett titulado St. Laurence and the Holy Grail: The Story of the Holy Chalice of Valencia.
El libro de Bennet se publicó en inglés en 2002 y en español en 2008, con el título San Lorenzo y el Santo Grial. La historia del Santo Cáliz de Valencia. Yo poseo un ejemplar de esta obra.
La clave de todo es que Bennett, de manera aberrante, da por cierta una conocida falsificación del siglo XVII. Dicha falsificación es el libro Vida y martirio del glorioso español San Laurencio, en el que se traduce al español un supuesto manuscrito en latín del siglo VI, obra de Donato, sobre San Lorenzo. Y en dicho manuscrito, que no existió nunca, se hacía nacer al mártir en Valencia y no en Huesca.
Janice Bennett considera sin embargo que tan evidente falsificación es verdadera y reconstruye por ello de manera antioscense la historia de nuestro patrón (en la página 23 de su libro esta autora habla, de hecho, de las “muchas contradicciones y errores que se publican todavía, como por ejemplo la idea de que Lorenzo nació y creció en Huesca”. Bennett admite que San Orencio y Santa Paciencia eran oscenses y vivían en Loreto. Pero según ella (siempre a partir del falso Donato) una persecución desatada por los romanos les obligó a huir a Valencia, donde San Lorenzo nace en diciembre de 225. Esta escritora niega de paso otro elemento clave de las tradiciones oscenses, el de que San Orencio obispo era hermano gemelo de San Lorenzo. Más tarde, siempre según Bennett, cuando San Orencio, Santa Paciencia y San Lorenzo niño realizan un viaje por mar, una tormenta los desvía a Italia, donde se establecen. Y San Orencio y Santa Paciencia son martirizados antes que su hijo y enterrados en Roma (y por tanto no en Loreto).
Para hacer aún más extraña esta historia uno puede encontrar en la actualidad tres fechas distintas para el nacimiento de San Lorenzo a partir de esta falsificación provalenciana y antioscense. En la voz “San Lorenzo” en español en Wikipedia el santo nace el 6 de diciembre de 225, en el libro de Bennett el 26 de diciembre de 225 y en la voz “Saint Lawrence” en inglés en Wikipedia, como hemos dicho, el 31 de diciembre de 225, que es al parecer la que se está “celebrando” en Huesca este año.
En conclusión. No se conoce (y con toda probabilidad no se conocerá nunca) cuando nació San Lorenzo. Y aunque sé muy bien que todo se hace con la mejor voluntad y la mayor devoción por nuestro patrón, creer y conmemorar que San Lorenzo nació el 31 de diciembre de 225 es, en definitiva, conceder credibilidad a una burda falsificación, que surgió con el propósito de negar que San Lorenzo fuera de Huesca. Quizá ésa no sea la mejor forma de honrar y promocionar nuestras tradiciones, nacidas ya en el siglo XIII, sobre el oscensismo del mártir.