La jornada de este sábado, 5 de julio, destacó por su carga emocional, cultural y participativa, en el marco del programa “Escarrilla Maravilla”, una iniciativa destinada a fortalecer los lazos entre vecinos y personas vinculadas al pueblo. El evento sirvió para reforzar la identidad local, rescatar la memoria colectiva y fomentar un espacio de encuentro entre distintas generaciones.
Desde la una y media del mediodía, bajo la Gran Carpa de la Plaza La Bache, los asistentes fueron recibidos con una calurosa bienvenida, con reflexiones sobre la historia del municipio, y se presentaron los nuevos proyectos que marcarán su futuro. Se reconoció especialmente el trabajo desinteresado de los voluntarios y de la Comisión de Festejos, cuyo esfuerzo y compromiso hicieron posible esta cita tan especial.
A las dos y media comenzó la comida popular, en la que vecinos y visitantes compartieron migas, productos de alforja y el tradicional melocotón con vino, símbolo indiscutible de las fiestas. El ambiente fue de fraternidad y alegría, propicio para el diálogo, la risa y los recuerdos.
A las cuatro tuvo lugar la Gala “Legado de Escarrilla”, dirigida con humor y cercanía por Luis Cebrián. El acto rindió homenaje a benefactores de proyectos comunitarios, empresarios veteranos, antiguos alcaldes y otras personas que han contribuido al desarrollo y fortalecimiento del pueblo.
Entre los momentos más emotivos destacaron las entrevistas en directo, en las que varios protagonistas locales compartieron anécdotas, vivencias y aspectos poco conocidos de la historia reciente de Escarrilla.
Uno de los platos fuertes de la jornada llegó con la actuación de la Agrupación Santa Cecilia, de Huesca. Con una puesta en escena vibrante, el grupo ofreció una muestra cuidada y variada del folclore aragonés, donde la música, el baile y la riqueza de la indumentaria tradicional se entrelazaron con maestría.
Los aplausos al final del espectáculo y después de cada intervención fueron un claro reflejo del entusiasmo y agradecimiento del público.
La participación de la Agrupación Santa Cecilia aportó un toque cultural muy especial a las fiestas, reafirmando la importancia de mantener vivas las tradiciones a través de actuaciones de calidad.
La fiesta continuó con un viaje musical a los años ochenta de la mano de un DJ que hizo bailar a jóvenes y veteranos; un bingo y el concierto tributo a Héroes del Silencio.
Durante toda la jornada hubo servicio de barra, caseta para cenar y una atmósfera de cordialidad permanente. Pero, más allá de la música y los actos, lo que quedó claro es que este evento fue mucho más que una celebración: fue un reencuentro, un homenaje al legado compartido y una oportunidad para crear un nuevo recuerdo colectivo.
Este año, además, la jornada tuvo un valor histórico añadido: la conmemoración del 575 aniversario del Estatuto de Escarrilla, un documento clave para entender el desarrollo político y social del pueblo en su época. Una efeméride que, aunque poco conocida hasta ahora, comenzó a ganar el lugar que merece en la memoria local.
La cita fue, sin duda, un éxito rotundo. Una fiesta para el alma, que unió a generaciones y reforzó el sentimiento de pertenencia. Escarrilla volvió a latir al unísono, entre risas, bailes y abrazos. Y como recordaron los organizadores al final del día: comparte esta experiencia con quienes creas que deberían haber estado aquí. Que el recuerdo siga creciendo.