La Escuela de Dibujo y Pintura Sanagustín ha clausurado el curso con una exposición colectiva que ha congregado a un numeroso público, testigo de un recorrido pictórico tan diverso como estimulante. Desde este sábado, la sala 2 del Centro Cultural Manuel Benito Moliner acoge una selección de obras de múltiples técnicas, formatos y temáticas, en una muestra que refleja el talento plural del alumnado y el espíritu pedagógico del centro.
Entre los lienzos se cruzan estilos y niveles de experiencia: desde los primeros pasos de jóvenes estudiantes hasta creaciones de autores más avezados, cuya factura revela años de formación y búsqueda personal. Esa convivencia artística es también reflejo de la metodología de la escuela, que fomenta la autonomía y el disfrute por encima de la rigidez académica.
“La gente que viene a la escuela viene buscando distintas cosas. Los niños tienen esa mente creativa y quieren experimentar. Los adultos vienen a desconectar. Te das cuenta, conforme vas hablando con ellos, de que lo tienen como un momento para sí mismos, para disfrutar y para no pensar en nada", explica Javier Sanagustín.

Fernando y Javier Sanagustín siempre lo han tenido muy claro. La escuela debe adaptar su enfoque a las necesidades y aspiraciones de cada alumno. “A los niños les enseñamos desde muy pequeñitos todas las técnicas, para que conozcan todo, para que prueben todo. Y con los adultos me vuelco mucho en lo que cada uno quiere hacer. Nuestra metodología es que la gente esté a gusto, que disfrute, que conozca el arte a su manera. Quien quiera conocer de todo, empezará una metodología para conocer todas las técnicas. Y quien quiera centrarse en cosas más específicas, como la acuarela o el dibujo a grafito, también tiene ese camino”.
Sanagustín defiende una enseñanza no encorsetada: "Sufrimos demasiado para conseguir un estilo muy academicista. Lo que queremos es que cada uno llegue ahí, a pasar un buen rato, con buena gente, escuchando buena música, y que disfrute”, insiste.

Cada año, el artista y profesor incorpora una pieza a la muestra de su alumnado siguiendo esa idea de basarse en un cuadro y llevarlo a su terreno. "Esta versión es más colorida, más armónica y acogedora que la original, que es un poco más fría, en tonos marrones. Yo quería que el mar se metiera hasta dentro", detalla.
Esta pieza forma parte de un proyecto mayor, una exposición que verá la luz en la Fundación Ibercaja Palacio Villahermosa en 2026, a partir de versiones de obras que le captado su atención y que le han influido. Lo considera, ademas, una forma de estudio. "Mi proceso creativo actual es ese: copiarles, aprender de los grandes, y hacer las obras a mi manera", explica.
Se trata de autores que pueden ser muy diversos o no, porque basta que tengan en común haberse ganado el interés del oscense.
Como anticipo del próximo curso, la escuela prepara una novedad significativa. “Queremos habilitar una sala en la escuela para quienes no tienen espacio en casa para pintar. Muchas veces la gente quiere hacerlo, pero no tiene su lugar. Será como estudio libre. Quien quiera podrá venir con su material, guardarlo allí y tener su propio espacio. Es algo nuevo que nos gustaría que la gente empezara a conocer”.