Agüero se llenó este sábado. Primero, de abrazos que en cada apretón exprimían los recuerdos de muchas décadas de convivencia y de amistad. Luego, de orgullo por la identidad de una fiesta arraigada en tiempos inmemoriales. Tercero, de diversión con los distintos personajes que pululan en torno al enigma y la leyenda. Y, cuarto, de animación con los Artistas del Gremio, que no se sabe muy bien si hacen folk, jazz, rap, verbena o cualquier otro género, pero que son geniales.
La cita anual con las Mascaretas de Agüero, apoyadas por Diputación Provincial, Comarca de La Hoya y Adesho, abría al mediodía con el taller en la Era Patía, gracias a la iniciativa de la Asociación Santa Quiteria que facilita sábanas recortadas, pinturas, pinceles y otros materiales para elaborar las mascaretas. Y ya por la tarde la ronda en la Plaza Baja. En el pueblo, viejos conocidos como Eugenio Monesma, que tradicionalmente ha convertido a través de las tradiciones y oficios a Agüero en plató de su magnífica cinematografía. Y, con él, el consistorio con la alcaldesa, María Pilar Viejo, al frente.
Este 2025 ha sido edición de homenaje a Ramiro Molina (póstumo) y a Patro Muñoz, su mujer, que hace dieciocho años se empeñaron con el consistorio en recuperar una costumbre que forma parte de la raíz profunda de Agüero. A la sombra de los Mallos, se extendió una pancarta con una fotografía del matrimonio y obsequiaron a Patro con la misma instantánea en tamaño adaptable para que reine en su vivienda.
En la Fiesta d'as Mascaretas, el pueblo exhibe toda su belleza desde la Plaza Baja y la herrería hasta los baños, pasando por la Placeta de Ximénez, la de Cortés, la de Peñasco, la Plaza Alta o la Placeta de Real/Jordán. En la Era Patía, concentración para el taller y para la Brasería con bocadillos y sidra artesana como oferta irresistible. Las calles están decoradas por voluntarios.

De su indiscutible atractivo penderá la decisión futura sobre la aspiración de recibir el marchamo de Fiesta de Interés Cultural. Pero será la consecuencia. En el camino, esta celebración de 2025 en la que As Majas portan vistosos mantones y cubren sus rostros con las mascaretas, Os Fieros atemorizan con su cara tiznada y su primitivo atuendo de pieles y la cobertura con cornamentas para realizar divertidas maldades, El Caracolero conecta la naturaleza y la tradición con su caparazón que todo lo soporta y el Moñaco de paja simboliza al viejo invierno ya en vías de esfumarse.
El Fuego titila al ritmo de los Artistas del Gremio y del movimiento entusiasta de los vecinos y visitantes, hasta que la llama, extenuados por el ritmo y la fiesta, va apagándose y decide que es tiempo de iniciar la senda de la siguiente Fiesta d'as Mascaretas, que tiene tal personalidad que escapa de las garras de la moda carnavalera. Es de Agüero, personal e intransferible.