El Gastro-Teatro de Robres, un delicioso corral de comedias al aire libre con final tormentoso

Una inoportuna tormenta impidió la representación de El Bandido Cucaracha pero no evitó un sabor de boca espectacular

06 de Agosto de 2022
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Interpretación de Roberto Nistal de la figura de El Apretador, imaginando un corral de comedias en el gastroteatro que fue premonitorio.

La gastro-representación en Robres, Villa de Teatro, respondió la noche de este viernes a la propia esencia del arte de la dramaturgia. Salvo la tragedia, que estaba reservada para Mariano Gavín Suñén en el final de "Cucaracha, sangre, amor y muerte en los Monegros", hubo pequeños dramas como el vendaval que se empeñó sin éxito en desarbolar las mesas magníficamente equipadas por los jóvenes de la localidad, hubo muchísimo de comedia, talento humorístico con Roberto Nistal y Luis Casáus, plasticidad lorquiana con Ana de Sus, danza moderna con Leticia Oto e Irene Cabrero, música virtuosa con los maestros Antolín y Bellosta, y buenas viandas al estilo del siglo XIX, cocinadas por los chefs Casáus y Anselmo. La velada transcurría plácida en los estupendos exteriores del maravilloso Museo Etnológico Julio Maza, cada vez más completa. Los actores esperaban al inicio de la función y, repentinamente, unas gotas de tamaño de la lluvia estival dieron paso a la constancia en la precipitación y, claro, se precipitó la fatalidad de la suspensión. Ni la sabiduría de Carlos Mored en el sonido podía evitar el naufragio. Y, sin embargo...

... Sin embargo todos salimos con una sonrisa en la boca. El espectáculo, hasta la suspensión, fue soberbio. Luis Casáus, el anfitrión diez, explicó los pormenores de la efemérides, el aniversario de la primera representación de "Cucaracha", y paulatinamente fue introduciéndonos en las vicisitudes del bandolero más famoso de Los Monegros y parte del extranjero. Sus veleidades con Jobita, su mujer, perdidamente enamorada de Mariano, que dio nombre al primer plato, El Capricho de Jobita, en realidad una sardina en conserva sobre un pan con tomate. El servicio era tan espléndido como el relato del director, que explicaba las tesituras en torno al corral de comedias que tanto ha apoyado el ayuntamiento y su alcaldesa, Olga Brosed. Por cierto, entre los 106 comensales, la subdelegada del Gobierno, Silvia Salazar, la senadora Margarita Périz y el presidente de la Comarca, Armando Sanjuán, entre otras autoridades. El gran proyecto que consolidará la referencia teatral robresina está en marcha y será una realidad que todos aplaudiremos.

Luis Casáus, director del Teatro de Robres
Luis Casáus, director del Teatro de Robres

Ha sido un año magnífico para el Teatro de Robres, con ese galardón individual al ingenioso Roberto Nistal en Alfajarín y el coral a la compañía con el Premio Búho a su trayectoria de 34 años. Un orgullo que no hay que ocultar ni disimular, naturamente. Y, mientras degustábamos las fabulosas Migas del pastor Caprasio (amigo de El Cucaracha al que por una infausta peripecia hubo de ejecutar) elaboradas por el propio Casáus, emergió el apretador. El apretador era el acomodador del siglo XIX que se encargaba de multiplicar los aforos mediante la técnica de empujar sin miramientos a los varones y dirigir con una vara cuidadosamente a las damas. Roberto Nistal, en un impresionante soliloquio, aprovechó para expresar gráficamente la configuración del corral de comedias que habría de servir de inspiración al de Robres. Ya era hora de esas patatas con carne que el bandido arrebataba al sufrido millonario Ruata, al que raptaba sistemáticamente hasta que su familia decidió que era mejor que se lo quedara.

La sonrisa se había instalado en los rostros de todos los asistentes, muchos de Robres, algunos de Madrid, de Valencia y de otros puntos que habían llegado exclusivamente para este sugerente evento cultural. La oralidad en estado puro. Luis Casáus, que siente devoción por algunas obras como El Florido Pensil, bebe por los vientos de la trilogía de García Lorca y dio paso a la poesía en movimiento de Ana de Sus en el balcón de la tragedia de la Tarara que cantó el maestro Antolín, profesor del conservatorio musical de Monzón. Definitivamente, era hermosa la gala. Luis nos instruía con su explicación del aforismo de "más chulo que un 8" (por la línea 8 que cogían los chulapos para llegar a la Verbena de la Paloma), Roberto Nistal se rodeaba de dos bellas mujeres para demostrar su calidez y calidad vocal, y las jovencitas Leticia Oto e Irene Cabrero se marcaron una pieza de danza contemporánea que arrancó una ovación cerrada.

Era el turno de agasajar a los cocineros y al servicio y de prepararnos para el café de puchero al estilo del siglo XIX. Quién sabe si la justicia poética dicta que no hay que abusar de la belleza y del arte -no lo creo-, pero sea como fuere, nos quedamos sin ver a Cucaracha por los montes de Los Monegros, por sus correrías por Zaragoza o por el corral de La Nica que en un tiempo fue nido de amor con su amante y fue el patíbulo de su último aliento. No tardaremos en completar la velada de ayer y, así, la felicidad se multiplica por dos.

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