Helena Lumbreras trae la España de 1968 al Círculo republicano de Huesca.

La proyección de este documental se transforma en un sentido homenaje a la cineasta fallecida en el año 95

12 de Abril de 2025
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Helena Lumbreras en las jornadas culturales del CRMAHU. Foto Carlos Neofato
Helena Lumbreras en las jornadas culturales del CRMAHU. Foto Carlos Neofato

José Mª Adé fue quien realizó las gestiones para traer este documental. Conocedor de la familia, se puso en contacto con la filmoteca para poder proyectar aquel día este documento neorrealista y profundamente testimonial de la España de 1968, un país en el que se produjeron más huelgas que en la Francia de ese mítico mayo. Era un documental que se conservaba con las taras propias de una película filmada en 16 mm, de forma clandestina y con escasos medios. Caras y planos desenfocados para evitar represalias, asincronías entre los movimientos de labios y el sonido, pero todo con un evidente marchamo de honestidad. Personajes como Tierno Galván, Marcelino Camacho o Raimón expresaban sus certidumbres ante el inexorable devenir. Y muchos planos mostraban auténtica miseria: trabajo infantil, entre otras lacras asumidas.

Este film fue obra de Helena Lumbreras, quien lo realizó de manera clandestina en España. Tras formarse en Italia como realizadora y guionista de documentales para la RAI, y ejercer como ayudante de dirección de cineastas tan significativos como Fellini, Rosi, Pontecorvo y Pasolini, Helena llevó a cabo este mediometraje sobre el ambiente de crispación social que se vivía en España durante 1968, y que se proyectó esa misma tarde.

El hombre que se sentó junto a José Mª Adé, quien presentó el acto, fue Mariano Lisa Escaned. Nacido en Albalate de Cinca, desarrolló la mayor parte de su vida profesional y académica en Barcelona, donde estudió Filosofía y Letras, Psicología Clínica, un máster en Neurociencias y obtuvo la licenciatura en Filología Clásica.

Mariano se dedicó profesionalmente a la docencia y también al cine. Fue catedrático de Filosofía de Bachillerato y, en la década de los setenta, realizó “cine militante” junto a Helena Lumbreras. Según él mismo expresó, su obra cinematográfica gozó de una profiláctica invisibilidad y silencio.

Tras muchos años en la docencia, Mariano decidió dedicarse a la poesía. Su obra poética se caracterizó por el rigor del lenguaje y la mesura del verso. Otro motivo que justificó su presencia en este acto fue su vínculo personal con Helena Lumbreras: fue su viudo y padre de Lavinia, hija de ambos, quien también estuvo presente, sentada discretamente entre el público.

Mariano dedicó una intensa loa a Helena Lumbreras, destacando su valentía y compromiso. Alabó su coraje, saber hacer, determinación y fuerza, así como su compromiso con los más desfavorecidos. Incluso relató vivencias que hoy pueden parecer increíbles, como su tiempo en San Lorenzo de la Parrilla, donde trabajó como maestra, en una época en la que aún no había llegado el agua corriente.

Durante el debate, se abordaron cuestiones técnicas sobre la filmación y la censura, hasta que, en un momento dado, una mujer pidió la palabra para intervenir. Se identificó como hija de Helena y Mariano y rememoró el paso de la obra de su madre por el festival Espiello y el Cine de Mujeres de Huesca. También mencionó los contactos de su madre con Luis Buñuel y Carlos Saura.

La hija agradeció la gran asistencia al acto y lamentó la menor repercusión que tendría en Barcelona. Entre momentos de emoción, ofreció nuevas pinceladas sobre la figura de la mujer que se convirtió en la protagonista indiscutible de la tarde. Su intervención concluyó con cerrados aplausos.

El acto finalizó con confidencias entre los asistentes, felicitaciones a Mariano y Lavinia, y un ambiente cálido de recuerdo. Poco más quedó hasta que un nuevo ciclo cinematográfico los volviera a reunir.

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