Historia de los bomberos de Huesca: premio por ir el primero a trabajar y por llevar un cubo de agua

Lorenzo Güerri ha escrito un libro en el que cuenta cómo se creó el servicio y su evolución

17 de Diciembre de 2022
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Historia de los bomberos de Huesca

A Lorenzo Güerri siempre le ha gustado la historia en general y la local en particular. Le apasiona la de Huesca, seguramente por influencia de su madre, y le apasiona su trabajo, es bombero del Parque de Huesca. En 2016, se celebró el 150 aniversario del parque oscense y se dio cuenta de que poca gente sabía que el servicio era tan longevo. Le picó la curiosidad y comenzó a leer periódicos de la época y a acudir al Archivo Municipal, donde ha encontrado mucha información.

Y decidió escribir un libro, que ha visto la luz hace pocos días y cuyos beneficios se destinarán a la Asociación Aspace Huesca. La portada refleja un incendio que se produjo en el edificio del Inaem en 2007. "Me pareció una foto muy chula por el humo, el sol de la mañana, pero sobre todo me llamó la atención que veía el incendio muy grande y los bomberos, en proporción, muy pequeños. Sin embargo, cuando llegas a un incendio no tienes esa percepción", explica.

 La publicación comienza introduciendo a los lectores en diversos aspectos ligados al fuego, relacionados con las tradiciones, fiestas, cultura e historia. También se remite al origen de los bomberos en la antigua Roma, donde esta labor la realizaban los esclavos, a los que tras 7 años de actividad se les convertía en ciudadanos libres.

El cuerpo bomberos de Huesca se puso marcha a finales del siglo XIX. Vivían en la capital unas 10.000 personas y eran tiempos de crisis debido a las malas cosechas. Sin embargo, surgió una nueva burguesía liberal y se crearon dos casinos en Huesca, el Sertoriano, en el antiguo edificio Simeón, y el de Unión Liberal, en el Coso Bajo, donde se encuentra hoy la tienda de la Sociedad Deportiva Huesca.

El 12 de agosto de 1885, en fiestas de San Lorenzo, que por entonces sólo duraban tres días, la flor y nata de la sociedad oscense se encontraba bailando en el Casino de la Unión Liberal, y los farolillos prendieron fuego a unas ramas y el fuego se extendió rápidamente a unas telas que había en el techo. Pronto alcanzaron toda la escalera, y muchas personas se lanzaron por las ventas desde el primer piso. Afortunadamente, los vecinos habían colocado colchones en el suelo para hacer más blanda la caída. El casino se quemó completamente, pero nadie murió. La noticia tuvo mucha repercusión, incluso a nivel nacional, y el gobernador civil, Gregorio Lozano, llamó al alcalde y le dijo que creara una compañía de bomberos. Y así nació, en 1886, con su reglamento, su vestuario y su parque propio.

"Los jornales no estaban mal -valoró Lorenzo Güerri-. Una empleada del hogar cobraba 5 reales y medio y un bombero cobraba 10 por cada incendio, si era de día, y 14, si era de noche. Lo que resultaba muy sorprendentes eran los premios. Al primer bombero que llegaba al parque le daba un premio de 15 reales, al segundo de 12 y al tercero de 10. Pero lo más sorprendente es que también le daban un premio al bombero que llegaba con un cubo de agua, porque Huesca venía sufriendo un problema de sequía grande, todavía no se había comprado la tubería de San Julián. Estos premios eran muy ventajosos, pero más adelante se quitaron".

Aquel equipo contaba con 29 bomberos. Los trajes eran obligatorios solo de noche o durante las fiestas, porque de día nadie trabajaba solo en este oficio. Eso sí, todos tenían que llevar unas placas distintivas.

Además, de apagar el fuego, por otro lado, dentro de sus obligaciones figuraba la de tener que apagar el fuego y al mismo tiempo salvar los muebles de las casas. "Así que los iban bajando y los dejaban en la fachada, pero se dieron cuenta de que si pasaba un vecino y veía una silla que le gustaba, se la llevaba a su casa, o lo mismo con un jarrón. Al final. la gente se quedaba con la casa quemada y sin muebles".

En el antiguo convento de Francisco, donde se encuentra actualmente la Diputación de Huesca, agruparon en el edificio a la Policía y los carabinieros, y a los bomberos los pusieron en par de cuartuchos húmedos, con ratas. "Decían que era una medida provisional, pero se alargó 58 años", recalcó. En los años 20 se renovó el material, se compraron vehículos y se trasladaron a otro local, donde hoy se encuentra el establecimiento Montovelaz.

Lorenzo narra también la importancia que tuvieron los bomberos durante la Guerra Civil Española. "Huesca es estuvo sitiada 21 meses y lo primero que hizo el bando republicano fue cortar el agua que venía de San Julián, y la situación de la ciudad se hizo penosa. "Las fuentes del Ángel y del Ibón tenían una importancia primordial y fueron valladas. Solo podían acceder a ellas el ejército y los bomberos, y éstos la repartían. Hay autores que dicen que murió más gente por el agua, que no era muy buena, que por las bombas".

El público abarrotó el Centro Cultural de Ibercaja. Foto Myriam Martínez
El público abarrotó el Centro Cultural de Ibercaja. Foto Myriam Martínez

Los bomberos tuvieron que emplearse a fondo para sofocar un incendio que se produjo en la torre de la Catedral, en agosto de 1937. El Ejército Nacional entró en Santander y, para celebrarlo, los soldados que habían Huesca lanzaron cohetes y al menos uno prendió en el chapitel. Hubo suerte de que los escombros y las brasas no cayeran sobre la cripta de Lastanosa, que se utilizaba como polvorín.

En la postguerra, los bomberos pasaron a ser miembros de las brigadas municipales, por eso no trabajaban de noche. Sin embargo, en 1954, se declaró un incendio en un hospital psiquiátrico, qué se quemó por completo, aunque no hubo víctimas mortales. Eran tiempos en los que nadie quería ser bombero, "porque se cobraba muy poco y corrían mucho peligro, pero este suceso hizo recapacitar a las autoridades.

En 1962, se cambiaron a la zona del Colegio de San Vicente y se hizo un parque con cuatro bomberos que hacían turnos de 24 horas. Fue el inicio de la profesionalización, que ha continuado hasta la actualidad.

El autor recordó, entre otras curiosidades, que en las fiestas de San Lorenzo hacían "la sirenada", que consistía en ir por las calles de Huesca con sus vehículos, haciendo sonar todas las sirenas.

En los anexos del libro, Lorenzo Güerri cita a todos los bomberos que han pasado por el parque municipal, desde el primero de ellos, que fue Manuel Zamora. Además, incluye información técnica, estadísticas, todos los vehículos que ha tenido el parque y otros datos

La presentación en el Palacio de Villahermosa fue muy amena y especialmente emocionante, cuando proyectó un vídeo en el que se recogían testimonios de varios compañeros, algunos en activo y otros ya jubilados. Los bomberos fueron explicando actuaciones que han sido muy complicadas y que han marcado la historia de la ciudad y de la provincia, cómo son los incendios de Zacarías Martínez, las Harineras y el edificio del Inaem, así como la riada de Biescas.  A pesar de estar preparados para muchas situaciones, uno de ellos reconoció que esta tragedia le dejó marcado para siempre.

 

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