La plaza de Santo Domingo de Huesca se ha llenado hoy para recibir, por primera vez en la ciudad, a la compañía catalana L’Avalot y su espectáculo de calle FOC. La expectación ha sido total: familias con niños, jóvenes, mayores y visitantes se han congregado este domingo en un ambiente cargado de curiosidad.
La función ha comenzado con quince minutos de retraso, el tiempo necesario para que la oscuridad cayera sobre la plaza y permitiera al fuego desplegar todo su poder visual. Y ha merecido la pena.
Desde el primer instante, FOC ha captado el interés del público con su propuesta sin palabras, de gran fuerza visual.
Los movimientos poéticos y delicados del inicio, casi rituales, han ido ganando en intensidad, evolucionando hacia una explosión de energía, chispas y ritmo. El fuego ha alcanzado su máxima expresión escénica en una coreografía de llamas, luces y música que ha llevado al público a un clímax sensorial.
Han aparecido varios seres extraños entre el humo: criaturas que parecían surgir de un mito o de un futuro oxidado, mitad animales mitológicos, mitad robots de hojalata. Su presencia ha añadido un punto de extrañeza y maravilla, recorriendo la plaza como espectros mecánicos salidos de un sueño.
L’Avalot ha construido una atmósfera que ha oscilado entre lo festivo y lo inquietante, lo onírico y lo misteerioso, entre lo ancestral y lo contemporáneo. La música envolvente, la precisión de cada gesto y el dominio del fuego han convertido la actuación en una experiencia por momentos hipnótica.
Los aplausos han sido merecidos. Esta noche, el teatro de calle ha vuelto a contar con la aprobación de los oscenses, aunque también hay que comentar que la plaza de Santo Domingo no ha sido del agrado de todos. Algunos oscenses se han lamentado de no haber tenido un mejor acceso visual.