La iglesia de Hecho acogió el duodécimo gran concierto de la 34 edición del Festival Internacional en el Camino de Santiago (FICS) que organiza la Diputación de Huesca, protagonizada por Luis Martínez (traverso) y Alfonso Sebastián (clave), La Guirlande, que ofreció un preciso y precioso recital que fue mucho más que un viaje por el Barroco. Una conversación intimista con una de las familias más influyentes de la Historia de la Música: la de Johann Sebastian Bach y varios de sus hijos, quienes, pese a compartir apellido y genética musical, siguieron sendas estéticas más que distintas.
El nombre del grupo, uno de los símbolos del dios Apolo, evoca la gloria y el reconocimiento en las Artes. La Guirlande ha apostado por la excelencia interpretativa, con un foco especial en el repertorio de los siglos XVIII y XIX y un protagonismo inequívoco para la flauta travesera. Martínez, profesor de traverso en la ESMUC de Barcelona y director artístico, concibe cada programa como un espacio de equilibrio y complicidad compartida con el público, como en Hecho.
El repertorio se vertebró en torno a un diálogo sonoro entre el maestro de Leipzig y Wilhelm Friedemann, Carl Philipp Emanuel y Johann Christian, preclaros discípulos. A su manera, cada uno se dejó seducir por el lenguaje galante y preclásico, explorando colores y estructuras que se alejaban del denso contrapunto paterno. La escucha en la iglesia de San Martín ofreció un panorama ecléctico y fascinante a la vez.
La ‘Sonata para flauta y clave obbligato en si menor BWV 1030’ fue abordada por Martínez y Sebastián con gran precisión y lirismo contenido. El traverso dialogaba con un clave que asumía un papel solista en igualdad de condiciones. En este repertorio, como bien recordó el propio Martínez, hay que escuchar tanto la voz de la flauta como la mano derecha del clave, mientras la izquierda sostiene el armazón armónico.
Entre obra y pieza, los músicos -especialmente Alfonso Sebastián- ofrecieron comentarios que adelantaban y guiaban al oyente por los caminos íntimos y humanos, estilísticos y más que conectados de la familia Bach, subrayando matices, anécdotas y contrapuntos. La ejecución de las obras de los hijos de Bach mostró una gama expresiva más ligera, en contraste con la densidad arquitectónica del reconocido y reconocible padre.
Luis Martínez reconoce que las músicas antigua y barroca atraviesan incertidumbres, con presupuestos menguantes y la necesidad de formatos reducidos que, aunque viables, no siempre permiten desplegar todo el potencial que guardan ciertos repertorios. Aun así, la formación se encuentra en un momento fértil: ultima la edición de su cuarto disco, previsto para finales de este año o primeros de 2026; y avanza en varios proyectos de recuperación patrimonial que verán la luz en los próximos dos años.
Lo que resultó en Hecho fue la sensación de haber asistido a una velada especial y única de Música, en el sentido más noble del término y la disciplina: íntima, exigente, ejecutada para escucharse con todos los sentidos, donde el traverso y el clave se dieron fuerte la mano para trazar un puente sonoro entre la familia y sus generaciones.