Infinito Teatro, cuando lo cotidiano se vuelve extraordinario

El grupo dirigido por Misael Hernández transforma escenas de la vida diaria en piezas llenas de sinceridad escénica

24 de Junio de 2025
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Imágenes de Infinito Teatro en la Muestra Joven de Huesca 2025. Foto Carlos Neofato
Imágenes de Infinito Teatro en la Muestra Joven de Huesca 2025. Foto Carlos Neofato

Infinito Teatro dejó este lunes un buen sabor de boca en en público en la Muestra de Teatro y Danza Joven con su obra “Historias cotidianas, historias invisibles”, una puesta en escena dirigida por Misael Hernández que se presentó como un mosaico escénico lleno de humanidad, frescura y verdad.

En un formato de tres bloques de escenas breves escritas por reconocidos autores como Tomás Afán Muñoz, José Sanchís Sinisterra, José Luis Alonso de Santos, Sonia Madrid, Sergi Belbel, Tizina Teatro, Misael Hernández y Peter Hanke, el montaje conectó con el espectador desde lo más cotidiano hasta lo más absurdo.

Con una duración de una hora y veinte minutos, la función combinó amor, ironía, humor negro, sarcasmo, ternura y reflexión. El elenco, formado por Clara Fumanal, Ana Rosa Lobera, Aranzazu Fuertes, Beatriz Gracia, Carmen Molina, Cristina Buera, María Blecua, Miguel Ángel González, Viki Lafuente y Sandra Lanuza, se movió con agilidad entre personajes y emociones, construyendo un universo coral donde cada escena era una pequeña ventana a la experiencia humana.

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El director, Misael Hernández, explicó que el proceso ha sido profundamente enriquecedor tanto para él como para los y las participantes. “Fue una explosión de energía y adrenalina. Una de las chicas me dijo que se echó a llorar cuando aplaudían. Eso también es el teatro”, rela. La emoción no solo se vivió sobre el escenario, también en el público: cerca de 200 personas aplaudieron cada escena en un montaje que, pese a pequeños fallos propios de un taller, se sostuvo con gran dignidad artística.

“Esto es un lugar para aprender, para equivocarse y para resolver en escena. Lo que valoramos también es que si se fallan dos textos o una entrada no sale a tiempo, sepamos luego resolverlo”, destaca Hernández.

Imágenes de Infinito Teatro en la Muestra Joven de Huesca 2025. Foto Carlos Neofato
Imágenes de Infinito Teatro en la Muestra Joven de Huesca 2025. Foto Carlos Neofato

El trabajo escénico no solo fue artístico, sino también profundamente humano. El grupo se compone de personas con diferentes niveles de experiencia, algo que el director ha sabido aprovechar con sensibilidad: “Intento montar un equilibrio entre quienes llevan más años y quienes están empezando. Que se mezclen, se compenetren y aprendan unos de otros”.

Cuando se le pregunta por qué hay gente que repite año tras año, Hernández lo tiene claro: “Yo creo que es por la parte humana, de sensibilidad, de sentimientos, de emociones, por las conexiones con otros compañeros. Descubren que el teatro es un hecho único, irrepetible, que se vive ahí en el momento, con el público delante, mirándote a los ojos. Es la energía de ese día, el sudor de ese día, la fuerza de ese día”.

Y todo eso, se palpó en “Historias cotidianas, historias invisibles”, un proyecto que surgió del deseo de poner en escena relatos que, aunque escondidos en la rutina, contienen verdades significativas. “Son cosas que pasan a menudo y están metidas en la cotidianidad, pero que en el fondo tienen aspectos muy importantes. Cosas que nos ocurren todos los días y que a veces no las contamos. El teatro sí nos permite contar estas experiencias humanas y vivirlas en el escenario”, detalla.

En ese sentido, las historias representadas abarcaron desde lo más simple hasta lo más hondo: situaciones aparentemente triviales que, al ser llevadas a escena, se transformaron en espejos cargados de profundidad. “Puede ser desde lo más pequeño, lo más convencional, lo más ordinario, pero en el escenario pueden mostrar una visión más completa, más profunda”.

Hernández también habló sobre el impacto del proceso en quienes comienzan con miedo y acaban brillando en escena: “Siempre me quedo con aquellos que entraron asustados, con dudas, que no sabían nada… y de repente los ves como Pedro por su casa. Cómo se mueven, cómo han aprendido tantos diálogos, cómo vocalizan, cómo se expresan corporalmente. Eso me emociona mucho”.

Y más allá de la formación teatral, subraya el valor del vínculo humano que se crea: “Allí no solo estamos haciendo teatro, también se forma un grupo humano. Todos tenemos familias, hijos, problemas… y ese rato de taller, esas dos horas y media o tres, nos permiten estar en otro mundo".

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