El pincel puede llegar a ser una especie de varita mágica que ayuda a despertar la creatividad en niños y adultos y que les abre nuevas perspectivas sobre un mundo sin límites. Javier Sanagustín cree mucho en ese "poder" y contagia su entusiasmo a todo su entorno.
No han pasado ni tres días desde su inauguración y son ya centenares las personas que han pasado por la exposición del alumnado de la Escuela de dibujo y pintura Fernando Sanagustín, que con motivo de la finalización del curso se celebra en el Salón Rojo del Casino Oscense.
Allí se puede apreciar una pequeña muestra de todo el trabajo que se realiza en el centro, que este año ha sido dirigido por Javier Sanagustín. Los oscenses que han visto ya la selección de obras, han disfrutado de las diversas técnicas, formas y colores que se han empleado para abordar las más variadas temáticas.
Son más de 120 alumnos en la escuela, una cifra muy importante que certifica que las cosas se están haciendo muy bien. Javier Sanagustín disfruta impartiendo clases y fomentando lo que es su gran pasión, tanto a niños como a mayores. "Me gusta mucho que la gente pinte como quiera, la libertad no hay que perderla nunca -subraya-. A los pequeños les dirigimos para que aprendan todas las técnicas que hay y, a partir de ahí, les dejamos que hagan dibujos libres".
Con los adultos adoptan por otras estrategias que consideran más apropiadas para una persona con mayor formación. "Ahí nos adaptamos ya a lo que cada uno quiere aprender y nos centramos en esos objetivos".
Atrás quedan los tiempos complicados de la covid, que les obligó a cerrar la escuela desde marzo de 2020 hasta septiembre del año siguiente. Sin embargo, el regreso se produjo felizmente y cerró pronto ese agujero negro en el tiempo. "La gente nos ayudó muchísimo y, con mamparas, con mascarillas y desinfectando mucho cada lápiz y cada pincel, volvimos con muchas ganas", explica Javier Sanagustín.
En la exposición se pueden apreciar pinturas realmente interesantes y sorprende la afición que existe en la ciudad por esta disciplina creativa. "Huesca es una ciudad alucinante -afirma-. Parece una ciudad muy pequeñita y, sin embargo, te puede sorprender la cantidad de arte que hay en ella. Te puedes juntar con gente que piensa muy diferente, pero si sienten esa conexión, el ambiente es totalmente diferente".
La exposición se puede ver hasta este sábado.