Te encontraré (Muñoz Moya Editores) es mucho más que una novela: constituye un thriller emocional que se adentra en las fisuras de la memoria reciente, abordando con valentía uno de los capítulos más turbios y silenciados del pasado español.
Inspirada en la trama de los niños robados, la obra entrelaza el pulso narrativo de la ficción con una base documental estremecedora. “En este país ha habido 300.000 niños que han desaparecido”, recordó José María Andrés Sierra con contundencia, en un acto celebrado esta semana en la librería Santos Ochoa, donde estuvo acompañado por el profesor y escritor Juan Mainer.
La semilla de esta historia comenzó a germinar en la mente del autor, según explicó a este periódico, a finales de los años ochenta, tras leer una entrevista en la que un matrimonio dudaba de la muerte de su hijo recién nacido. “No tenían pruebas, pero lo ponían en duda”, explicó. Años más tarde, el comentario de unos amigos, que conocían un caso similar en su entorno, reavivó esa inquietud.

El nacimiento de su primer vástago, en 1992, fue el verdadero detonante, el que sacudió por completo a José María Andrés. “Me pasó por la cabeza la idea de que podían haberme quitado esa criatura… se me puso la carne de gallina”.
A partir de entonces, emprendió una investigación lenta pero constante: artículos de prensa, revistas como Interviú, testimonios de asociaciones y familias, y un eco persistente de dolor sin nombre.
El material que fue recopilando le pareció demasiado valioso como para no compartirlo. Consciente de que el ensayo no era el formato adecuado, optó por la ficción como vía de entrada. “Pensé que llegaría mejor a la gente”, agregó.
La novela narra la historia de un joven que, al descubrir que fue adoptado, inicia una búsqueda íntima y desgarradora para reconstruir su identidad. El relato transcurre entre Zaragoza, Bilbao, Roma, San Sebastián o Cangas del Narcea, y dibuja un recorrido emocional atravesado por el desarraigo, las heridas y los secretos.
José María Andrés no esquiva las zonas más sombrías del sistema. “Había de todo. A quienes le entregaban el bebé, les decían que era hija de una soltera que no lo quería o de un matrimonio que no podía tener hijos”, explica, aunque también había quien prefería no hacerse preguntas y mirar para otro lado. "Algunas familias llegaban a pagar “700.000 pesetas, y a correr”, afirmó.

Este engranaje cruel, fue silenciado durante décadas y sostenido, según él mismo señaló, por determinadas estructuras eclesiásticas.
El último caso conocido data de 1996. “Era ya muy escandaloso. Me imagino que alguien diría ‘¡basta!’, o nos vamos todos al garete”, comentó, dejando clara la impunidad con la que se actuó durante tanto tiempo.
Para el escritor, esta novela ha sido una forma de reparación íntima. “Me ha dejado mucha tranquilidad, al decir todo lo que quería, y creo que me ha salido una cosa muy digna”.
Aunque no se trata de su primera incursión en la narrativa -cuenta ya con diez publicaciones-, podría tratarse de una de las más personales y comprometidas.
La acogida del público está siendo muy cálida. “La gente me está felicitando, diciendo que engancha mucho y que está muy bien”. La novela de José María Andrés, al fin y al cabo, constituye un acto de memoria, de denuncia y de amor.