José María Palacio Girón (1880-1936) nació en un pequeño pueblo altoaragonés, Rasal. Estudió Magisterio, pero opositó a la Sección de Montes de la Diputación Provincial de Soria y se incorporó a aquel puesto de trabajo a finales de 1901. Allí vivió hasta 1922, fecha en la que se trasladó a Valladolid, donde falleció en noviembre de 1936, al parecer de un ataque al corazón, relativamente joven.
Cuando llegó a Soria ya había empezado a escribir como corresponsal de Rasal, de Angüés y de algún otro pequeño pueblo de aquella zona para El Diario de Huesca y para el Heraldo de Aragón, y en su nuevo lugar de residencia comenzó a colaborar en los periódicos locales y a estar presente en distintas instituciones de la ciudad. Además, ejerció unos años después en la escuela de formación de maestros y llegó a opositar y a ganar una plaza en ese centro.
Así pues, Palacio era un hombre hiperactivo, que realizaba su labor en la Diputación, ejercía de profesor en la Escuela Normal, colaboraba en la prensa soriana y era corresponsal de gran cantidad de periódicos nacionales de Madrid y de Barcelona, de Zaragoza y de Huesca, y también americanos, sobre todo de Argentina porque en aquella época emigraban muchos españoles y requerían información de sus lugares de origen.
Era un hombre “muy impregnado” de las ideas conectadas con Joaquín Costa, muy preocupado por la educación, por la modernización del país, del sistema productivo, por la regulación del Duero, las comunicaciones de una provincia atrasada y olvidada como era ya entonces Soria. Después, cuando se trasladó a Valladolid, le preocupó cómo gestionar “el gran granero de Castilla” y se acabó especializando en periodismo agrario.
Tanto le interesó este personaje al catedrático de Literatura Española de la Universidad de Zaragoza Jesús Rubio Jiménez, que decidió escribir el libro titulado José María Palacio Girón, un regeneracionista aragonés en Castilla, editado por el Instituto de Estudios Altoaragoneses de la DPH. La publicación ya se presentó en Soria el pasado mes de abril y este jueves le ha tocado el turno a Huesca, en un acto en el que ha intervenido también del vicedirector del IEA y director de esta colección, José Domingo Dueñas Lorente. Conocer la vida y obra de José María Girón Palacio supone, para el profesor Rubio, "una forma de acercarse a la historia y de entender mejor los procesos, desde personajes de no gran apariencia social".
En el libro, se aporta un índice de casi 1.500 artículos que firmó y que representan solo una pequeña parte de lo mucho que escribió, pero, a pesar de eso y de todo lo referido, el profesor Rubio observa que José María Palacio Girón debe su celebridad a la carta poema que le dedicó Antonio Machado (“Palacio, buen amigo”), una de las elegías más profundas de la literatura española.
Explica el autor, que Palacio y Machado se trataron mucho y colaboraron juntos en repetidas ocasiones, por ejemplo, en el célebre semanario El porvenir castellano y, además, tuvieron relación familiar. Un aspecto que le parece especialmente importante es el hecho de que a José María Palacio se le murieron dos niñas muy pequeñitas, una siendo un bebé de pocos días y otra con cinco años. La mujer de Machado, Leonor Izquierdo, falleció en medio de las dos. Aquello les convirtió en "hermanos en el dolor", como lo refería Palacio.
"Machado se marchó desesperado, no quería seguir en Soria, y la persona que se preocupó en adelante de visitar la tumba de Leonor, a la vez que visitaba las de sus hijas, es José María Palacio", explica el profesor Rubio. Cuando se cumple un año de la pérdida de su esposa, "Machado le envía a la famosa carta poema a José María Palacio Palacio, buen amigo, pidiéndole que suba al Espino donde está su tierra, es decir, dónde está la tumba de Leonor".

Para la mayoría, lo que queda de José María Palacios en la memoria "es ese poema que luego se acabó integrando en Campos de Castilla, en la segunda edición del libro", por lo que Jesús Rubio ha tratado de dotarle de su propia biografía, decir quién era, de dónde procedía, qué educación tuvo. "La sorpresa es que nos encontramos con un periodista muy activo, con un hombre muy implicado en todo el asociacionismo de la época, creador de la Cruz Roja en Soria, de otro tipo de asociaciones, sobre todo benéficas... es decir, un hombre muy, muy comprometido con su con su tiempo y con los lugares donde estaba y, por lo tanto, un hombre bastante estimado".
Por ello, el libro recoge la biografía de Palacio, en una primera parte, y una antología de un centenar de artículos suyos, clasificados temáticamente, que pueden dar una cierta idea de por dónde iba su periodismo, en la segunda. Además, figura el referido índice de unos 1.400 artículos, que se pueden consultar en internet, porque es prensa que está toda digitalizada.
Como curiosidad, su expediente de estudiante de Magisterio se conserva en Huesca, incluidos los exámenes que realizó. En Rasal, todavía se puede conocer lo que fue la herrería donde trabajaba su padre y se conservan las ruinas de la casa donde nació y donde vivió con su modesta familia. El profesor Rubio considera que, si el pueblo cuenta con algún centro cultural, podría hacer alguna referencia a su paisano.