Cuando Julio Llamazares escribió La lluvia amarilla no se hablaba de la "España vacía", término acuñado por el escritor Sergio del Molino. El libro es un poético monólogo interior de 200 páginas, del último morador de un pueblo, en su última noche de vida. "Quizá Labordeta, en alguna canción, quizás Avelino Hernández, un escritor soriano pero muy poca gente. Éramos una especie de outsiders, ahora habla todo el mundo del tema, pero nadie hace nada para para revertir, si es que se puede, una situación que ya es casi terminal en muchos comarcas y en muchos territorios de España".
El autor leonés ha realizado estas declaraciones, en la presentación de la exposición que la Diputación Provincial de Huesca ha centrado en su libro La lluvia amarilla, con ilustraciones realizadas con linóleo del artista de Lupiñén Antonio Santos.
"A veces las las cosas existen, pero parece que no existen hasta que alguien les pone un nombre -ha reflexionado-. A mí me gusta más hablar de la España despreciada, pero bueno, lo de la España vacía identifica muy bien un fenómeno", y ha recordado que fue el aragonés Sergio del Molino, quien acuñó el término.
"Se empezó a hablar de la España vacía, vaciada, y entró en la conversación de la gente, en el debate político, en los medios. Los medios tienen mucha responsabilidad porque las cosas no existen si los medios no se ocupan de ellas", ha añadido.
Sin embargo, ha puntualizado, al final, todo se reduce a "hablar por hablar" y que son los políticos los que pueden cambiar la realidad, dentro de sus posibilidades. "Por supuesto que hay zonas que ya son irrecuperables, pero todavía se pueden hacer muchas cosas y no se hace nada prácticamente nada. Yo soy muy pesimista en esto".
Estima que "ahora la gente ya no quiere vivir en los pueblos", a pesar de que hay más dotaciones sociales que nunca, el coche permite a la gente trabajar en el campo y vivir en la ciudad. Durante muchas décadas, ha recordado, ser de pueblo era un especie de "segunda categoría" y ha criticado que incluso ahora los políticos se refieren a toda la sociedad como "la ciudadanía".
Llamazares considera que hay que abordar las desigualdades creadas entre las zonas ricas y las pobres, y una solución debería pasar primero por un cambio de mentalidad, de modelo económico y también político. "Creo que esto no tiene arreglo, porque los las raíces del problema de la España interior vienen de muy atrás y tienen motivaciones económicas, políticas, culturales y casi, casi me atrevería a decir que antropológicas".