En la entrada de las cuadras abiertas a la luz del Sur, donde el silencio convive con el tránsito de jinetes y caballos, una escultura en bronce de la artista oscense Carlota Sarvisé se ha integrado como pieza de referencia en el Andalucía Sunshine Tour. La obra, de 1,20 metros y titulada “Fighter”, está inspirada en el caballo Tornado VS, montura del reconocido jinete Armando Trapote, y preside un espacio destacado en su cuadra de la Dehesa Montenmedio, una finca ubicada en Vejer de la Frontera (Cádiz).
La relación entre la escultora y la familia Trapote se remonta a una década anterior. Sarvisé recuerda aquel primer encuentro profesional: “Conocí a Armando y a Teresa en 2019, en una exposición en Alcalá de Henares, en un Concurso Hípico al que fui invitada a exponer. Allí me compraron la primera escultura".
Años después, el jinete regresó con una propuesta de mayor ambición: “Armando me llamó porque quería hacer una escultura, esta vez más grande, para su cuadra. Quería la cabeza de su caballo bebiendo".
La artista aceptó el encargo, aunque estableciendo un requisito esencial para preservar su identidad creativa. “Le comenté que la podía hacer, que le enviaría una propuesta… y tenía que mantener mi línea de trabajo".
Esa línea, precisa, debía traducirse en “una pieza que reflejara su caballo pero con líneas minimalistas, que no llegasen a cerrar la figura”, evitando una reproducción literal: “Que no fuese simplemente reproducir la cabeza, sino llevarla a la simplificación de formas".
EL CARÁCTER DEL CABALLO
El proceso de creación comenzó con una visita al animal. Sarvisé necesitaba observarlo directamente. “Lo primero que hice fue ir a ver al caballo. Quería ver sus rasgos, su físico e intentar ver un poco su carácter".
A esa primera impresión sumó su experiencia vital: “Llevo toda la vida entre caballos, me considero una aficionada”, lo que le permite interpretar “sus gestos, su mirada y sus movimientos".
De aquel encuentro breve pero atento surgió una percepción clara, que se trataba de "un caballo inquieto y atento", con una mirada "noble y fuerte". También le impresionó su imponente presencia física: “Es increíble que un caballo de esas características pueda llegar tan alto".
Ya en su estudio, la escultora prolongó la observación con imágenes en movimiento, con el caballo saltando para estudiar sus gestos y carácter en pista. Así, a partir de ese material elaboró un primer planteamiento formal: “De ahí salió un pequeño boceto de la idea, de las formas básicas". La intención, explica, buscaba equilibrio entre contención y expresividad: “Quería darle ligereza, finura, pero a la vez fuerza".
No se trataba solo de representar un momento cotidiano, sino de captar una actitud. “No era solo una cara amable bebiendo agua, quería un caballo alerta, atento, mientras bebía".
Ese enfoque la llevó a reforzar detalles expresivos: “En este caso, jugué con las orejas, una hacia delante y otra hacia detrás". Incluso la crin participa del conjunto, la artista la muestra en movimiento pero se sale del realismo.
DE LA IDEA AL BRONCE
Con la figura ya definida, Sarvisé decidió compartir la propuesta con el jinete. “Le envié a Armando la que más me gustó, cuando vi que la figura funcionaba". La escultura conservaba los rasgos esenciales del caballo: “Se sostenía solamente con la parte central de la cara y tenía las facciones de Tornado VS". Tras su aprobación, inició el trabajo en tamaño real: “La pasé a gran formato, en cera de fundición para después fundirla en bronce".
Para la artista, afrontar un proyecto de este calibre supuso un reto cargado de intensidad. “Este era el primer proyecto en bronce en estas dimensiones, y sin duda fue muy emocionante todo el proceso". Y el resultado final la convenció plenamente: “Una vez que la vi en grande en bronce me encantó".
La pieza adquiere todo su sentido en el lugar donde se exhibe. “Ha sido un trabajo emocionante, es un caballo especial, eso hace que el trabajo sea único". La instalación en las cuadras de Trapote refuerza su carácter. “El emplazamiento en la cuadra de Armando y Teresa es un marco inmejorable".
Ese espacio, afirma, reúne “elegancia, sencillez y un diseño adecuado al Sur". Y resume su satisfacción con naturalidad: “Está en el Sunshine, ¿qué más quieres?”
Hoy, Fighter recibe a jinetes y visitantes en la entrada de las cuadras de la Dehesa de Montenmedio, integrada en uno de los escenarios ecuestres más reconocidos del circuito internacional.