Se cierra un capítulo, pero queda el buen sabor de boca de que dejan muchas páginas escritas y leídas con ellos. Ludi Escartín y Jesús Buil han dicho adiós a Másdelibros, la librería que levantaron con empeño, con pasión y, sobre todo, con una humanidad que ha convertido este establecimiento en un lugar de encuentro, una trinchera cultural y una familia extensa y bien avenida. Se despiden, sí, pero no se van del todo. Porque cuando alguien deja tanto amor en lo que hace, su huella permanece impresa en cada rincón.
“No sabría decirte una cifra, pero muchos libros”, dice Ludi sobre las lecturas de estos años. Y muchas han sido, claro, como tantas conversaciones, descubrimientos, cafés antes de abrir, saludos cómplices, recomendaciones precisas, el “llévate este, que creo que te va a gustar”. Y acertar.
Ludi y Jesús han sido libreros en el más hondo y verdadero sentido de la palabra -seguramente lo seguirán siendo siempre de alguna manera-, anfitriones de trato humano, de una casa en la que cualquiera podía entrar y sentirse parte.
Abrió en junio de 1989 y se especializó en en narrativa actual, literatura infantil y juvenil, temas aragoneses, cómic y viajes, entre otros asuntos. Desde aquel arranque, donde la prensa tenía un peso importante -aunque les "obligaba" a abrir los fines de semana-, Másdelibros fue creciendo y creciendo hasta volcarse por completo en el libro.
Una librería es una apuesta arriesgada, como lo fue su apoyo incondicional a las editoriales independiente, pero cargada de convicción. En 2005-2006 ampliaron el local, y también el sueño: se fortaleció la sección de cómic, uno de los pilares de la casa, con el empuje y la sabiduría de colaboradoras imprescindibles como Cristina Hombrados, destacan ambos, una gran experta en la materia y cuya colaboración fue vital.
“Sin ella no habríamos llegado donde llegamos”, reconocen sin titubeos, y destacan también la aportación de Chus Laguna, que después se fue a trabajar a Perú, o de Javier Marquina.
Cuando llegaron los eBooks, muchos dieron por muertas a las librerías y al papel, pero Ludi y Jesús siguieron creyendo en el libro físico y en la conversación con los lectores. Y tenían razón. Másdelibros siguió siendo escenario de presentaciones, partícipe de Días del Libro y de ferias bajo la lluvia, testigo de autores impactantes como Antonio Gala, o de firma de ejemplares hasta la madrugada con otros como Carlos López-Otín.
La confianza con la clientela nunca ha dejado de crecer para convertirse en parte del mobiliario afectivo del lugar. “Muchísimos de nuestros clientes ya son como amigos”, aseguran.
Másdelibros ha sido, como dicen ellos, una vida más que un trabajo. Porque no hay horario para quien ama lo que hace. Porque no basta con abrir la puerta y vender; hay que estar al tanto de las novedades, leer con avidez, elegir con criterio y, sobre todo, escuchar.
La despedida no ha sido triste, sino cálida, como todo lo que han hecho. Clientes, amigos, familiares y futuros lectores se acercaron a abrazarlos, a agradecer, a celebrar lo que se va pero también lo que se queda, en un acto celebrado recientemente. Porque Másdelibros sigue, y Ana Martínez, la nueva gerente, hereda no solo un negocio, sino una manera de entenderlo: con rigor, con cariño, con vocación.
Ludi y Jesús se van con el corazón lleno, sabiendo que han dejado una marca. “Ahora empezaremos otra etapa”, dicen. Más tranquila, quizá. Con más cafés, más paseos, y, seguro, más lecturas. “Seguiremos leyendo”, afirman con esa sonrisa sincera que regalan con generosidad.
Y cuando pasen por la calle y miren la librería, verán luz dentro. Verán movimiento. Y sabrán que aquel fuego que encendieron no se apaga, porque hay librerías que van más allá de un mero comercio. Y Másdelibros ha sido un hogar.