Luis García Montero y Aroa Moreno evocan en Huesca a Almudena Grandes

El inicio de la nueva edición del programa "Diálogo entre escritores" llena el salón de actos de la Diputación de Huesca

DH
03 de Noviembre de 2023
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Aroa Moreno y Luis García Montero en el diálogo entre escritores moderado por Myriam Martínez. Foto Mercedes Manterola
Aroa Moreno y Luis García Montero en el diálogo entre escritores moderado por Myriam Martínez. Foto Mercedes Manterola

Alrededor de 200 personas asistieron este jueves a la tertulia protagonizada en Huesca por Luis García Montero y Aroa Moreno Durán, con la que se reanudó el programa Diálogo entre escritores que organiza el Instituto de Estudios Altoaragoneses y que tendrá continuidad el jueves, 9 de noviembre, con una sesión protagonizada por Paula Ortiz y Rodrigo Cortés, y culminará en Monzón una semana después, el día 16, con la participación de Espido Freire y Sergio del Molino.

García Montero y Aroa Moreno se conocieron después de que la madrileña ganara el premio El Ojo Crítico con su primera novela, La hija del comunista, en 2017. Fue Almundena Grandes, presidenta del jurado, quien le comunicó que había sido reconocida con este galardón y, a partir de ahí, surgió una amistad entre ellas en la que también participó el poeta granadino.

En el transcurso del acto celebrado en Huesca, moderado por la periodista de EL DIARIO DE HUESCA, Myriam Martínez, y al que asistió la concejala del Ayuntamiento de Huesca, Teruca Moreno, Luis García Montero se llevó una cariñosa ovación del público, cuando se refirió a su obra más reciente, Un año y tres meses, que incluye poemas de amor dedicados a su mujer, Almudena Grandes, algunos de ellos escritos durante la enfermedad de la escritora y la mayoría, tras su fallecimiento.

Luis García Montero y Aroa Moreno fueron muy amables con todos los lectores.
Luis García Montero y Aroa Moreno fueron muy amables con todos los lectores.

García Montero explicó que, cuando se sentía devastado por la pérdida, le ayudó comprender que su estado de ánimo era una respuesta natural a la muerte, puesto que tiene que ver con la condición humana. "Eso me ayudó a encontrar sentido a lo que me estaba pasando y a lo que había sucedido", señaló.

"Comprendes que si uno siente mucho una pérdida es es porque ha tenido la suerte de haber vivido muchos años con una persona a la que amar, cosa que tampoco es nada fácil, porque uno puede morirse sin haber conocido el amor o habiendo tenido un amor que acaba fatal. Y acabas agradeciendo a la vida lo que me ha dado".

Observó que también que le permitió apreciar hasta qué punto podemos equivocarnos en una "sociedad narcisista", en le que se cree "que la prepotencia es muy importante" y se confunden derechos y deseos. "Nos olvidamos de que somos gente miserable, que si vivimos en comunidad y pasamos del yo al nosotros desde que nacemos, es porque necesitamos ser cuidados. Así, uno aprende a mirar de otra manera el significado de la enfermedad y acabamos defendiendo la sanidad pública, sin querer meternos en política. Pero es muy importante, cuando caes enfermo, que haya una sanidad pública que te atienda".

Explicó también, que cuando escribió Un año y tres meses tenía dudas de si el libro le había "salido bien" y "si era necesario publicarlo", porque "el yo biográfico estaba muy cercano a la herida del yo literario".

Aseguró que ahora se alegra de que esta obra haya visto la luz, porque cree que "la verdadera relación que legitima tu trabajo en la literatura son los lectores, pertenecer a la historia sentimental de alguien", y en su caso puso como ejemplo a Federico García Lorca.

"Y cuando alguien se acerca y me dice: 'Soy enfermera y trabajo en cuidados paliativos y tu libro me ha enseñado a explicar mi relación con el enfermo terminal'; o la persona que dice: 'He perdido a mi marido y acabo de dar un sentido a la vida después de leer tu libro', de eso se trata, de pasar del yo biográfico a una reflexión de la condición humana. Cuando tu herida es la de otros, al final se acaba convirtiendo, no solo en una historia personal, sino en una defensa de los cuidados, de la memoria. Y si al final se relaciona con una defensa de la sanidad pública y de la memoria democrática, cuenta la historia de mi vida", agregó.

Aroa Moreno también se refirió en varias ocasiones a Almudena Grandes, "una escritora a la que admiraba y una mujer a la que quería", que dijo de su novela La hija del comunista que era una "novela perfecta". La escritora, autora también de La bajamar y de dos libros de poemas, Veinte años sin lápices nuevos y Jet lag, explicó lo importante que fueron sus palabras para ella, aunque aseguró con humildad que ella ve perfectamente "las costuras" de su libro.

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