María Belmonte: "Cuando escribo un libro es como un puzzle, voy volcando mi vida en él y todo va encajando"

La escritora dialogó con sus lectoras y lectores en la biblioteca Ramón J. Sender de Huesca

13 de Abril de 2024
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María Belmonte y Chus Fenero. Foto Myriam Martínez
María Belmonte y Chus Fenero. Foto Myriam Martínez

“Si alguien tiene el sueño de ser escritor, que lo intente”. Con estas motivadoras palabras, jaleó María Belmonte, en la biblioteca municipal Ramón J. Sender de Huesca, a las numerosas lectoras y lectores que no quisieron perderse el viernes la posibilidad de asistir a un encuentro con la escritora vasca.

La autora habló de su trayectoria, que recoge en cuatro libros:  Peregrinos de la bellezaLos senderos del mar, En tierra de Dionisio y El murmullo del agua, aunque el discurso se centró en el segundo, que previamente había sido leído y desgranado por el grupo de lectura de este espacio cultural.

En formato de conversación, Chus Fenero le preguntó primero por su trabajo como traductora en español y catalán, una profesión de la que Belmonte dijo sentirse “orgullosísima”.

“Gracias a nosotras ponemos en contacto culturas -añadió- Lo primero que digo siempre es que soy traductora y lo seré hasta que no escriba el quinto libro”.

El acto contó con muchas seguidoras y seguidores de María Belmonte. Foto Myriam Martínez
El acto contó con muchas seguidoras y seguidores de María Belmonte. Foto Myriam Martínez

Sus libros de viajes han convertido a la autora e investigadora en un referente para los amantes de este género. “Tras Italia y Grecia -le dijo Chus Fenero-, en Los senderos del mar vuelves a lo conocido, al campo, y haces de él un lugar exótico”.

Entonces, María Belmonte explicó que nació en Bilbao, una ciudad que entonces era gris, fea, pueblerina e industrial. “Ahora es una ciudad preciosa”, puntualizó, y pasaba el verano en las playas de Biarritz y después en Bayona, donde “iba de súper moderna”.

Cuando acabó de escribir Peregrinos de la belleza, no tenía claro sobre qué iba a versar su próxima obra, porque “los libros surgen de algo misterioso, de una chispa muy pequeña”, y fue el recuerdo de un olor peculiar de una calle de Biarritz lo que le impulsó a recorrer andando la costa vasca hasta Cantabria.

“Lo hice en quince días y fue algo maravilloso. La costa se convierte en un universo absoluto. Tuve que aprender qué es el océano, empecé a leer libros, la poética de la ciencia, supe lo que eran las olas viajeras y las olas jóvenes, cómo se forma un grano de arena, que son los fósiles, te das cuenta de que todo lo que te rodea está lleno de magia. Me documenté mucho y -exclamó- me lo pasé tan bien...”.

En esta novela habla de Guernica, de su infancia, amores y escarceos. Explicó que su madre, que era muy pequeña, vivió con su abuela el bombardeo. Sonó la sirena que alertaba del ataque inminente cuando la mujer preparaba arroz con leche para los gudaris (soldados) y se fue al refugio pensando que a la vuelta le añadiría la canela. Sin embargo, cuando regresó, la casa había sido destrozada, ya no existía. “No puedo evitar contar esas historias que fueron parte de mi vida. Hablo del árbol de Guernica, pero también de mi”.

La tarde finalizó con la firma de libros y breves charlas con María Belmonte. Foto Myriam Martínez
La tarde finalizó con la firma de libros y breves charlas con María Belmonte. Foto Myriam Martínez

 “Cuando escribo un libro es como un puzzle -comentó-, voy volcando mi vida en él y todo va encajando. En El murmullo del agua cuento cosas íntimas, como cuando fui con mi marido al lago de Como, él ya estaba enfermo. Son libros de viajes pero no cuento sólo la historia de los lugares, te metes dentro y formas parte del paisaje”.

María Belmonte transmitió su amor por cada uno de los elementos que forman parte de la naturaleza, por los gatos y los árboles, a los que saluda cuando pasea, por las piedras y el mar, todo le llama la atención. Pero se lamentó de lo “antropocéntricos” que somos los humanos, que vivimos a costa de mucha destrucción. “Se nos está yendo de las manos. La revolución industrial trajo cosas magníficas, pero el precio que estamos pagando es tremendo”.

Ya de pequeñita cogía la mochila y un bocadillo y salía al monte. “Más que cimas, me gusta viajar a pie y atravesar bosques”. Ahora vive en Cataluña, en El Penedés.

En sus visitas a Huesca, que “es un paraíso”, ha hecho senderismo en la Sierra de Guara, se ha bañado y ha disfrutado de su entorno, aunque se lamenta ahora de haber descendido algún barranco, ya que le preocupa el impacto de esta actividad.

Se confesó voraz lectora de libros de viajes y tiene sus maestros británicos y franceses, entre los que citó a varios, y destacó también a Herodoto, uno de sus favoritos. “Aristóteles me inspiró mucho para este libro, me sorprendió que escribió más sobre naturaleza que sobre filosofía o ética. Fue el primer naturalista de la historia, estudió los erizos de mar y descubrió que el pulpo tiene dos corazones”, señaló entusiasmada.

María Belmonte y Chus Fenero. Foto Myriam Martínez
María Belmonte y Chus Fenero. Foto Myriam Martínez

Cuando viaja con el objetivo de escribir un libro, le gusta hacerlo sola para no distraer su atención, aunque reconoce que a  veces le gustaría poder comentar con alguien todas las cosas preciosas que se encuentra a su paso. Aseguró,  no  obstante, que el momento de bajón le dura poco.

Se refirió a Iñaki Perurena como  “un poeta” y “un monje zen”, y  habló con entusiasmo de las piedras. Volvió a expresar su preocupación por el deterioro del planeta, pero recalcó que en ninguno de sus libros ha querido ponerse apocalíptica. “Necesito mantener la llama, porque si no, me hundiría”.

El acto finalizó con la firma de libros, gracias a la colaboración de la Librería Anónima.

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