En un ambiente lleno de expectación, Marta Borraz ha presentado su primera novela, "Años de Vida" (Xordica), en la ciudad que la vio nacer, Huesca. La autora, radiante y emocionada, ha detallado a los asistentes que abarrotaban el Salón Azul del Casino Oscense el trasfondo de su libro, en un acto que ha contado con la presencia de numerosos familiares y amigos, y que marca el punto de partida de una travesía literaria en la que va a dar a conocer esta ópera prima en varias ciudades.
Tras una introducción del editor, Chusé Raúl Usón, y acompañada por el periodista y escritor Víctor Pardo, Marta Borraz vivió sólo su primer años de vida en la capital altoaragonesa, después residió en Zaragoza y actualmente tiene su casa en Barcelona, donde ejerce como abogada especializada en temas de familia y también es mediadora.
Pero sus raíces han plantado fuerte en Huesca, la tierra de su madre y el lugar donde empezó esta aventura editorial hace ya varios años. Su familia es oriunda de Alquézar, Jaca -donde residen ahora sus padres- y Monegrillo.
De pequeña le "fascinaba" la historia de su abuelo Alfonso Borraz, al que no llegó a conocer porque murió cuando ella tenía tres años. Sin embargo, recuerda que siempre le hablaban de él como "una persona excepcional".
"Era médico y atendía a la Jet-set de Jaca, pero también iban a su consulta los que no se lo podían permitir y siempre tenía la puerta abierta. También me chocaba cómo un estudiante de Medicina, con 18 años y de buena familia, acaba enrolado en la Columna anarquista, Roja y Negra. Cuando yo estaba en la Universidad no lo entendía y me puse a investigar y entrevisté a compañeros suyos, pero ahí me quedé. Empecé a escribir, pero se me hizo un poco 'bola' la parte de la guerra porque era complicado entenderlo, y lo abandoné", relata.
Después llegó el confinamiento por la pandemia de covid y retomó su pesquisas. Fue cuando encontró libros de José María Azpíroz y Víctor Pardo y despejó muchas incógnitas. "Encontré las respuestas de por qué mi abuelo había estado allí y lo que había pasado en mi familia, y ahí partir de ahí ya no pude parar y escribí toda la historia de de mi abuelo como protagonista, pero también de todos los miembros de mi familia y de las personas de su entorno".
"Años de vida", el título del libro, es una expresión que se utilizaba en muchos lugares de la provincia de Huesca para dar el pésame cuando alguien fallecía. Aunque aparentemente pueda sonar contradictorio emplearla en esos momentos, la autora interpreta que es una manera de "celebrar os años de vida que ha tenido esa persona y es una forma muy bonita de decir adiós". Y en su novela, apunta, "hay muchas despedidas".
Recabó importantes testimonios, como el del guerrillero antifascista aragonés Martín Arnal, que falleció en 2021. "Me recibió en su casa y después, con 99 años, se leyó mi manuscrito y me dijo: Fue así como lo has contado, y eso me emocionó".
Marta Borraz descubrió en este periplo literario que su abuelo, al que tenía idealizado, también era un ser humano. "Mitificamos a los seres queridos y he vivido esa desmitificación, porque también he visto que tuvo miedo y que fue un un joven que sufrió mucho por por lo que pasó. He podido encontrar también sus cartas, cartas de amor, escritos, y he visto cómo era también en una vertiente más íntima, y cómo quería, cómo valoraba a su familia, la relación que tenía con sus amigos. He descubierto una persona diferente a la que me habían contado en mi casa".
Insiste en las visiones que pueden tener diferentes personas sobre una misma cosa, las distintas ópticas con las que un hijo habla de su padre de lo que pueden contar sus amigos. "Vas construyendo distintas caras de un prisma para conseguir entender a esa persona en muchos aspectos, porque, si no, nos quedamos sólo con una parte".
La mano derecha de su abuelo en la consulta de Jaca fue Encarnita, que le aportó mucho conocimiento sobre su etapa profesional. También habló con amigos de la infancia, de la Universidad, primos, otros familiares. "Con todos esos testimonios he podido construir un personaje y eso me ha fascinado porque he descubierto su lado oscuro y comprendido que no es tan perfecto como cuando piensas en él como tu abuelo".
Cuando Alfonso Borraz tenía 18 años y estaba finalizando la carrera de Medicina le pilló en Casbas el principio de la Guerra Civil. "Eso era un polvorín, hubo mucha tensión y tuvo que elegir. ¿Y por qué lo hizo? -ríe-, para saberlo hay que leerse la novela".
La autora, que tiene publicado un libro de relatos, "soñaba" con un día como el de hoy, acompañada de Víctor Pardo, que realizó toda la corrección histórica de la parte de la guerra, y con su familia y amigos entre el público, además de otras muchas personas que forman parte de esta historia. "Hay tanta expectación con esta novela porque ha participado mucha gente y eso es lo que la hace especial, han aportado cosas de sus pueblos, de sus familias, de las historias que habían oído y yo he recogido todo esto y he construido este libro, que tiene detrás mucho peso emocional".
Borraz se siente agradecida a la librería Anónima, organizadora del acto, porque le enviaban todos los libros de Víctor Pardo y de José María Azpiroz que necesitaba para investigar, y a todas las personas que leyeron su manuscrito y lo fueron "empujando" para que llegara a donde tenía que llegar.
Así que, elegir la capital altoaragonesa para presentar su libro ha sido una manera de expresar su gratitud. "Y además hacerlo en el Casino -añade-, hay unas escenas de la novela que que suceden en el Salón Azul".