La XXV Muestra de Cine Realizado por Mujeres reafirmó este sábado su papel como plataforma pionera para visibilizar el talento femenino y transformar la industria cinematográfica, durante la ceremonia inaugural en Huesca con un discurso de su directora, Chus Fenero.
“Esta edición está dedicada a las primeras veces, a todas aquellas mujeres que se dijeron y se dicen ‘se puede’ y se embarcan en nuevos proyectos”, ha declarado, destacando que la Muestra no solo proyecta películas, sino que también construye memoria histórica y conciencia social.
El acto se celebró en un teatro completamente lleno, reflejando el gran interés y apoyo del público a esta iniciativa cultural que celebra el talento y la mirada de las mujeres en el cine.
Fenero comenzó su intervención recordando que hace poco más de un año ella misma estaba en este mismo atril presentando la XXIV edición: “Probablemente varios de los aquí presentes se habrán dicho alguna vez: ‘¿ya ha pasado un año desde aquello?’”. Ha explicado que aunque pueda parecer reciente, “nos dejamos la piel para que esas fechas quedaran marcadas en la memoria de quienes las disfrutaron, para que no fueran una semana más, para dilatar la sensación de tiempo vivido”.
A continuación, invitó al público a trasladarse con la imaginación al año 1999, para observar cómo estaba entonces la industria: “En esa imagen del año 1999 apenas verán mujeres en la industria cinematográfica. No porque no tuvieran historias que contar, talento o visión. No. No estaban porque no se les dejaba estar”.
Fenero enumeró los datos que evidenciaban la desigualdad estructural: menos del 10 % de las películas estrenadas en salas estaban dirigidas por mujeres, la presencia femenina en roles técnicos como fotografía, sonido o montaje era prácticamente inexistente, y los comités que decidían qué proyectos se financiaban o qué películas llegaban a los festivales tenían “una mirada, casi sin excepción, masculina”.
Sobre los premios cinematográficos, Fenero destacó que hasta 1999 solo Pilar Miró había recibido el Goya a Mejor Dirección por El perro del hortelano (1996), seguida de Icíar Bollaín (Te doy mis ojos, 2003) y Isabel Coixet en dos ocasiones (2005, La vida secreta de las palabras; 2017, La librería). “Josefina Molina recibiría el Goya de Honor en 2011. La única directora desde que existe este galardón”, subrayó.
También señaló que hasta 1999 solo cuatro mujeres habían recibido el Premio Nacional de Cinematografía, todas en calidad de actrices. “Fuera de esta categoría no se concedió a otra profesional del cine hasta 2012, cuando lo recibió la diseñadora de vestuario Yvonne Blake, y hasta 2019 no se concedió a una directora, Josefina Molina, 39 años después de que se instituyera este premio”, ha explicado.
En el ámbito internacional, Fenero recordó que Kathryn Bigelow fue la primera mujer en ganar el Oscar a Mejor Dirección en 2010. En Berlinale, hasta 1999 solo dos películas dirigidas por mujeres habían recibido el Oso de Oro: Adopción, de Márta Meszaros, y La ascensión, de Lara Shepitko. “Si de directoras hablamos, hasta 1999 solo una había sido premiada, la austriaca Astrid Henning-Jensen. Desde entonces tres más”, destacó.
Sobre el Festival de San Sebastián, recordó que hasta 1999 ninguna directora había recibido la Concha de Oro en Dirección y que desde entonces apenas se han sumado tres más, confirmando que la representación femenina en los grandes certámenes internacionales ha sido histórica pero escasa.
Fenero también señaló que en 1999 no existían líneas de subvención o ayudas públicas orientadas específicamente a la producción dirigida por mujeres y que las convocatorias apenas incorporaban criterios de igualdad. Sin embargo, destacó la labor pionera de las primeras muestras de cine enfocadas en el trabajo de las mujeres, como la de Pamplona (1982) y Zaragoza (1998), lo que motivó a un grupo de idealistas a organizar la primera Muestra en Huesca en abril del 2000. “Mary, Concha, Pilar, Yolanda, Ester y Mercedes, con el apoyo de la Fundación Anselmo Pie y la Diputación de Huesca, levantaron un proyecto absolutamente novedoso en la ciudad, y como les he avanzado antes, en el país, al convertirse en la tercera muestra de estas características”, recordó.
Durante la gala, se presentó el nuevo trofeo del Premio Pan y Rosas, obra de la artista oscense Pilar África García, realizado en cerámica y madera y simbolizando una rosa como emblema de fuerza, dignidad y belleza.
Fenero agradeció en nombre de Pan y Rosas a las instituciones que hacen posible la muestra, como la Diputación Provincial de Huesca y el Ayuntamiento de Huesca, así como a las empresas colaboradoras, asociaciones amigas, personal de las sedes participantes, y al equipo de voluntarias y voluntarios que apoyan cada edición. También tuvo un recuerdo especial para las mujeres que impulsaron la primera edición del festival hace 25 años, reconociendo su valentía y visión.
Chus Fenero concluyó reflexionando sobre la función social del cine: “El cine no es solo entretenimiento. Es una herramienta de poder, de construcción de imaginarios y de transmisión cultural, pero también de denuncia y de concienciación”. La Muestra continuará hasta el próximo domingo, consolidando su papel como plataforma de visibilidad, creatividad y lucha por la igualdad en la industria audiovisual. “Gracias por estar aquí. Disfruten de los 9 días de la Muestra”, finalizó.
Tras su intervención, el público asistente pudo disfrutar del estreno en Huesca de la película Romería, de la reconocida directora Carla Simón, una de las voces más destacadas del cine contemporáneo español.