Nacho Gili "vuelve a casa" con su expresividad concéntrica de la luz

El pintor oscense afincado en Granada quiere hacer partícipe a la ciudad de su evolución tras un centenar de exposiciones individuales y 150 colectivas

08 de Abril de 2023
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Nacho Gili, entre su madre y otros familiares en la inauguración de la exposición
Nacho Gili, entre su madre y otros familiares en la inauguración de la exposición

Nacho Gili Guillén ha retornado a su casa, a Huesca, nueve años después de su última presencia expositiva. Con su madre, con Gonzalo Hernández, amigo y mecenas de muchos en el mejor sentido de la palabra. Con una ausencia principal, "la de papá", cuyo recuerdo impregna tanto sus palabras que se emociona en muchos momentos de la inauguración de la muestra que va a permanecer más de veinte días en la sala 2 del Centro Cultural Manuel Benito Moliner.

Está arropado por personas a las que quiere, y advierte que su padre no le permite tener sensación de vacío, que el pintor sabe que, en ese preciso instante, está merodeando con su espíritu por la sala, "seguro que está por aquí dando vueltas". Nacho porta un bastón, que fue de su padre (su madre se lo envió a Granada, donde reside), porque en una pierna tiene tan sólo un 35 % de la circulación. Alberga la sospecha de que algo tuvo que ver una de las dos vacunas contra el coronavirus que le inyectaron, pero prefiere no profundizar. 

Nacho Gili es una persona con una extraordinaria capacidad de adaptación. No renuncia ni a la inspiración profundamente humana ni al uso de las nuevas tecnologías. De hecho, a la misma hora que la inauguración de Huesca, estrenaba una exposición virtual. Al final, lo nuclear es lo fundamental: "Lo más importante es la sencillez y ser colega de tus colegas. Ver la vida en positivo". Interviene su madre, agradecida porque lleva a Huesca en el corazón por sus 44 años de vivencias.

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Alta expresividad en la exposición de Nacho Gili

"Es un cúmulo de satisfacciones que me emocionan". Ha remembrado su traslado a Andalucía hace ya nueve años. "Es importante concienciarse de que en el mundo de la cultura somos creadores. Aquí no hay política. Aquí hay trabajo, que se hace de sol a sol, en el estudio, sin desatender la faena, queriendo a tu gente. Nacho Gili va a seguir trabajando, pintando. Empecé de criajo en aquella escuela. Me acuerdo de la primera exposición, años ha, allí en el Tubo".

A día de hoy, lleva nada menos que un centenar de individuales y 150 colectivas por muchos lugares del mundo. "Pero hay una máxima que tengo, y es que esto es aprendizaje continuo. Cuanto más humilde eres, más aprendes en la vida. La vida te enseña que se aprende  trabajando y luchando por lo que quieres. Esta colección es algo representativo de lo que he creado estos tres años. Tres años encerrado. Nos han mentido por lo que sea que nos han mentido, no sabemos muy bien por qué, nos dijeron que nos encerráramos en casa y no sabemos la razón. Y adelante, adelante, hay que luchar por salir de este mundo. Hay que ser más fuerte, más colega de tu colega, y entre todos saldremos del barro este. Es una hipótesis, ¿eh?"

Impregnado de la espiritualidad budista y de la luz granadina, mantiene en su catálogo de convicciones una que es oscense, pero muy oscense: "No se puede reblar en el mundo del arte".

La inspiración de la exposición es propia del "territorio de la luz" en el que habita. "En Andalucía la luz empapa todo a nivel espiritual y sensitivo. Ha sido una forma de entender y canalizar mi forma de ser. Mi evolución me ha llevado a estas creaciones con mucha materia, con extracto de capas del cielo y la tierra. Al ver los cuadros, tengo un cúmulo de sentimientos. Sigo evolucionando y de aquellas primeras exposiciones en Huesca o Barbastro he pasado a exponer por toda Europa, por toda España".

Más allá de abrazos y reencuentros, la inauguración no podía terminar sin la pequeña actuación de Virgilio Aljama, que ha dejado dos perlas de su etapa actual, Montearagón y su Reina del Baile. En este Sábado Santo, mucha autenticidad por todos los poros, mucha sensibilidad.

En todos los cuadros y todas las piezas, la materia rezuma expresividad. Ondas concéntricas que caminan hacia lo más profundo de la existencia, hacia la luz y las raíces, en una narrativa sugerente para pensar y para sentir. Para buscar el sentido al ser, a la vida. El carácter oscense, la personalidad andaluza, un mundo que se interioriza, otro que sale al encuentro. Distintas dimensiones en una misma realidad.

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