Ni una, ni grande ni libre: Nicolás Sesma desgrana las peculiaridades del franquismo en Huesca y el resto de España

El autor presentará el libro este viernes, en el Centro Cultural Manuel Benito Moliner

17 de Abril de 2024
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Nicolás Sesma.
Nicolás Sesma.

"Ni una ni grande ni libre" (Crítica), el libro de Nicolás Sesma, vitoriano de nacimiento y oscense de corazón, está siendo uno de los libros más aclamados de 2024. La publicación ofrece una perspectiva profunda y matizada sobre la España franquista, alejándose del tradicional enfoque del unipersonalismo y explorando lo sucedido, no sólo en Madrid y Barcelona, sino también en el resto del territorio nacional, donde no siempre coincidían los intereses centrales con los regionales. 

Un caso ilustrativo de esta dinámica se observa en el Alto Aragón. Sesma resalta, como ejemplo, el conflicto en torno al proyecto de una central nuclear en Chalamera, que generó una fuerte oposición local. "Hay un momento en el que incluso el alcalde del pueblo se une a la gente que está protestando en contra de esta obra", observa.

Medios de comunicación de todo el país se han hecho eco de esta novedad editorial, que el propio autor presentará en Huescaeste viernes, 19 de abril, en el Centro Cultural Manuel Benito Moliner, a las 19:00, en un acto organizado por la Universidad Ciudadana. Le acompañarán Isabel Arilla y Miguel Escartín, miembros de esta entidad, así como la investigadora y profesora de la Universidad de Zaragoza Irene Abad y el docente de este mismo centro, Carlos Domper.

El autor aprecia que la disociación de intereses que hay al final de la dictadura entre el Gobierno central y las élites locales y provinciales se aprecia en Aragón en todo el tema del agua, y pone como ejemplo la presentación del anteproyecto del trasvase del Ebro en diciembre de 1973, a cargo del Ministerio de Obras Públicas. "Hubo mucha contestación a nivel a nivel territorial e, incluso, se empieza a ver cómo medios de comunicación locales, como Radio Zaragoza o el Heraldo de Aragón, comienzan a protestar un poco, y la Diputación Provincial de Zaragoza se pone en contra del proyecto. El presidente es entonces Hipólito Gómez de las Roces".

Fue, en cierta medida, lo que le sirvió al político como justificación para crear el Partido Aragonés Regionalista (PAR), de carácter conservador, como respuesta al centralismo. "Durante la dictadura no hay nunca una lógica territorial muy clara. Nos ha quedado que la dictadura de Franco fue un régimen centralizado o que defendía esta idea de una unidad totalmente homogénea, pero eso no se corresponde con la realidad, porque para Vizcaya y para Guipúzcoa se elimina el sistema foral y el concierto económico, pero se mantiene para Álava y para Navarra".

EL FRANQUISMO EN HUESCA

Aragón fue un territorio dividido en dos durante la guerra civil española, en los que se ejerció la represión franquista, por un lado, y la revolucionaria, por otro. "La posguerra es complicada porque toda la parte que que estuvo controlada por los republicanos va a sufrir una represión bastante dura, por parte de las autoridades. Pero va a haber mucha contestación durante los años 40 y entrados los 50. Hay muchos huidos por el Pirineo y luego están los maquis, la resistencia antifranquista que se echa al monte, muy cerca de la frontera con Francia". 

 A partir, sobre todo, de 1953, cuando la dictadura ha firmado un acuerdo con Estados Unidos y el Concordato con la Santa Sede, la oposición al régimen pierde, durante un tiempo, cierta intensidad. "La siguiente oleada de contestación surge ya, exclusivamente, desde el interior. "El Vaticano reconoce que las sociedades tienen que ser democráticas desde el punto de vista político, y se produce una confluencia entre la protesta vecinal y el movimiento católico de base, unido al antifranquismo tradicional".

El libro dedica unas páginas al Barrio del Perpetuo Socorro, que es un claro ejemplo de lo expuesto.  "Todos conocemos ese apodo tan despectivo que se le pone, Corea, que también había en otras ciudades españolas, como La Coruña, León o Avilés, entre otras.

Estas urbes acogían emigración que venía de los pueblos o, incluso, de otras zonas del país, generalmente del sur, que iba a trabajar en el empleo industrial que se estaba creando. Y estos barrios tenían mucha carencia de equipamientos, pues muchas veces las calles estaban sin asfaltar, y no había ninguna clase de equipamiento social ni médico.

"Los movimientos de los barrios nacieron muchas veces de realidades materiales, para pedir mejoras, pero tienen también un fuerte componente antifranquista y político. Y en Huesca, en los años 60, nació esta nueva oposición, que se hace más patente en los años 70".

Una de las tesis que sostiene el libro de Nicolás Sesma es que el régimen de Franco no fue tan personalista como consideran otros  historiadores, sino que el papel que jugaron algunos de los "compañeros de viaje" del dictador, como Nicolás Franco, Ramón Serrano Suñer, o Luis Carrero Blanco, fue muy determinante. En Aragón, aunque a su nivel, también hubo actores destacados, entre otros los obispos y los gobernadores civiles, que no solían ser del propio territorio para que tuvieran menos empatía respecto a las demandas de la sociedad civil. "También están los Vilas, Artero, Campo, las grandes familias conservadoras de Huesca que tienen un papel importante en la política local", apunta Sesma.

Por otro lado, el investigador oscense valora el papel que han jugado, tras el franquismo, las asociaciones de recuperación de la memoria, y se refiere a Huesca en particular, que fue "un buen modelo de política al respecto", pero que ha experimentado un notable "retroceso".

"Yo creo que en Huesca se hizo una buena labor en la parte civil del cementerio y en el Cerro de las Mártires y el monumento. Además, es muy valioso que hubiera sido por un consenso bastante grande en el ayuntamiento y, desgraciadamente, ahora se ha roto con la supresión de la Ley de Memoria Democrática de Aragón, que a mí me parece que era una ley bastante equilibrada. Hablaba del reconocimiento de las víctimas, no solamente de la represión franquista, sino también de la represión revolucionaria. Y además, si no me equivoco, el Cerro de las Mártires se hizo con Ana Alós de alcaldesa, del Partido Popular, y ahora la vemos firmando un acuerdo con VOX, que prácticamente es una enmienda a lo que fue su política de memoria. Es bastante paradójico".

Lamenta también que se hayan suprimido las rutas memoriales contempladas en la Ley de Memoria Democrática. "Eso supone, en cierta medida, privar a la población de poder conocer su propia historia", estima.

El historiador valora, por otro lado, el Centro de Estudios sobre Ramón J. Sender y la labor realizada en la recuperación de la memoria del pedagogo y artista Ramón Acín. "Sería una pena que que ahora se echara atrás todo ese trabajo -insiste-. Yo mismo, por ejemplo, espero el año que viene poder editar los diarios del coronel franquista que defendió la ciudad durante el cerco de de la guerra civil".

CORRUPCIÓN

El régimen dictatorial duró 40 años, en los que hubo un progreso económico en ocasiones añorado por algunos sectores sociales y políticos durante las diversas crisis económicas registradas en la transición. "Todo se tiene que poner en contexto. No puedes decir que Hitler mató a millones de personas, pero es que hizo muy buenas carreteras. Cualquier logro llegó a costa de la división de la población entre vencedores y vencidos, a costa de mucho sufrimiento de gente que tiene que emigrar", señala el historiador.

"Yo me pregunto -añade-, si la gente en VOX justifica entonces el régimen en China por el crecimiento económico. En mi opinión, no puede separarse de la ausencia de libertades. Además, la mayor parte de las políticas que hace la dictadura le vienen muchas veces impuestas desde fuera. El proceso de estabilización viene dictado por el Banco Mundial y por el Fondo Monetario Internacional, que aplican la misma receta a todos los países occidentales. Considerarlo como un mérito específico de la dictadura, es bastante erróneo".

En el libro, el autor trata de comparar lo que ocurre en España con lo que se hace en el exterior, y prueba que todo viene muy dictado por la propia política económica que se lleva a cabo en Occidente. "La diferencia es que, como se está en dictadura, se hace sin participación ciudadana, sin transparencia y con muchísima corrupción -observa-. Dicen que durante la dictadura no había corrupción, claro que la había, pero como no había medios de comunicación libres, como no había justicia independiente, eran casos que generalmente no salían a la luz y si salían era porque había algún interés político detrás"

CARMEN POLO Y CARRERO BLANCO

¿Cuál fue el papel de Carmen Polo en el franquismo? Nicolás Sesma tiene muy claro que "no hay que subestimarla". Observa que las mujeres sufren varios procesos de discriminación a la vez, porque se las ve siempre como víctimas de la dictadura o como personas que no tenían capacidad de decisión. Sin embargo, estima que la esposa de Francisco Franco tenía una cuota de influencia sobre el dictador y la gente que le rodeaba.

"Cuanto más está en el poder un dictador, más importancia adquiere su entorno, que filtra el acceso al poderoso. Al final se acabó creando la camarilla del Palacio del Pardo, que llega a tener impacto en las decisiones, por ejemplo, del nombramiento de personal. Y Carmen Polo fue adquiriendo más poder, probablemente lo tuvo siempre. El símbolo de esa capacidad de influencia es el nombramiento de Arias Navarro como presidente, una persona que no era la adecuada para ese puesto, después del asesinato de Carrero Blanco".

Tenía a su favor, explica Sesma, que era muy cercano a todo este círculo íntimo del Pardo y, sobre todo, a Carmen Polo. En el nombramiento del presidente de las Cortes Franquistas, Alejandro Rodríguez de Valcárcel, también tuvo que ver esa cercanía a este entorno. "Hay una serie muy famosa que se llama John Adams, sobre el segundo presidente de Estados Unidos, y cuando se publicó la correspondencia entre él y su mujer, Abigail Adams, uno se da cuenta de hasta qué punto el cerebro político de la pareja era ella y, sin embargo, el que ocupaba los cargos era él". 

Respecto a la autoría de la muerte de uno de los grandes apoyos de Franco, Carrero Blanco, sobre la que existen distintas teorías, Nicolás Sesma se queda con la de ETA. "No soy nada complotista -proclama-. De hecho, pensar que la CIA podía estar involucrada en el asesinato no tiene ningún sentido desde el punto de vista político. Carrero Blanco fue la persona que más insistió para que se firmaran los acuerdos con Estados Unidos, consiguió que Franco cambiara un poco de posición y considerase a EEUU su principal aliado".

Añade que no hay ni una sola prueba que apunte a otro tipo de implicación.  "Yo creo que este tipo de teorías del complot surgen de la insatisfacción que puede generar pensar que ETA era una banda más desorganizada y no tenía tanta capacidad. El régimen y el propio Carrero Blanco le subestimaron y cometieron el atentado. Cuando se estudia el secuestro y el asesinato de Aldo Moro en Italia, también hay muchas teorías del complot, se dice que fue la CIA y también se habla de la masonería. En el caso de Aldo Moro, se dice que las Brigadas Rojas no tenían capacidad, que no podía ser, y sin embargo, no hay ni una sola prueba que demuestre lo contrario. Salvo que aparezca alguna fuente nueva que cambie completamente lo que sabemos, no hay ni una sola prueba que indique que ETA no es la autora del asesinato de Carrero Blanco".

"Franco murió en la cama, pero el franquismo murió en la calle"

LA MUERTE DEL DICTADOR

Muerto el dictador, la continuidad del régimen era muy difícil. "Franco no dejaba de ser quien había ganado la guerra civil, pero hay un año que para mí es la clave, 1976. La presión de la oposición es la calle, la que hace que el franquismo no pueda continuar. Hay tal cantidad de protestas, de huelgas, de movilización social, que es muy difícil. Se hace muy complicado que, con algunos cambios, el régimen pueda continuar. Y eso es lo que abre después paso a las elecciones y a la  Constitución. Franco murió en la cama, pero el franquismo murió en la calle".

Nicolás Sesma no vivió la dictadura, pero lleva 20 años investigando sobre ella e informándose al respecto en archivos de todo mundo. A veces, esa distancia puede ser más importante que la proximidad para interpretar mejor los hechos.

"Ni una ni grande ni libre" ofrece una mirada enriquecedora y contextualizada sobre la España franquista, explorando la diversidad provincial y las complejas dinámicas políticas y sociales que caracterizaron este período histórico. La obra de Nicolás Sesma invita a una reflexión profunda sobre nuestro pasado y su impacto en el presente.

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