"Un año más la llegada de la primevera despierta la naturaleza adormecida. Nos devuelve la luz y el esperanzador cielo azul hace de ciclorama en este gran teatro del mundo donde cada personaje ocupa su lugar o representa su papel. Es la misma primavera la que nos recuerda aquel 27 de marzo tenemos todos los que amamos el arte de Talía una cita ineludible con el llamado Día Internacional del Teatro que, en definitiva, no es otra cosa que la celebración de la paz, la amistad y la vida en este mundo tan alocado y tan despistado en el que vivimos". Así arranca la felicitación la voz de Luis Casáus, director del Teatro de Robres, por esta celebración singular del gran arte de la dramaturgia.
Se congratula precisamente en un año simbólico, significativo de la gran compañía amateur. "En cada rincón del planeta, por humilde que sea, allí donde brote la llama de la sensibilidad, allá donde haya alguien que escriba, alguien que interprete, alguien que mire y escuche, allí está el teatro. El teatro que amamos y el que nos ama, el teatro que nos envuelve, nos mima, nos acaricia en un ejercicio de vitalismo, siempre en busca de un espacio para la esperanza entre los pueblos. No puedo por menos que recordar, desde el Teatro de Robres, a tantos y tantos personajes que hemos dado vida en estos 35 años de historia".
Los protagonistas y los secundarios, todos con un mérito extraordinario frente a la mediocridad de otras expresiones. "Personajes que, en días como hoy, se levantan del libreto y vienen por nosotros, para recordarnos machaconamente las decenas de pueblos y pueblos que hemos visitado y con los que hemos celebrado, como decía al principio, la paz, la amistad y la vida. Desde Robres, desde este pequeño rincón de los Monegros, felicidades a todos y para todos. Felicidades a todos los que tanto de forma profesional como de forma aficionado luchan, cada uno en su terreno, para que el teatro siga vivo en estos momentos en el que el mundo se ve invadido por un aluvión de programas televisivos a bajo coste, sin más criterio que el comercial".
"Quiero terminar recordando a aquel viejo director de la vieja escuela que, antes de que se levantara el telón, entre bambalinas, decía cada noche con voz firme: ¡Paso al teatro!", concluye Luis Casaus.