La creadora oscense Raquel Larrosa ha sido distinguida con el prestigioso premio "Danzante Documental Ópera Prima Jinete Ibérico", otorgado por el Instituto de Estudios Altoaragoneses y dotado con 1.000 euros y un trofeo, gracias a su obra Disonancia, una pieza que explora el conflicto saharaui a través de la experiencia de mujeres dedicadas al desminado.
En el marco del 53.º Festival Internacional de Cine de Huesca, el jurado ha reconocido el valor artístico y humano del cortometraje, destacando que "aborda un conflicto antiguo pero vigente, con sensibilidad y profundidad, por visibilizar la labor humanitaria y la valentía de las mujeres que lo atraviesan, y por la manera en que consigue que el público empatice profundamente con la realidad del conflicto".
Raquel Larrosa ha valorado la distinción. "No se lo he contado a nadie de mi familia, va a ser una sorpresa. Estoy muy contenta, ya estar aquí seleccionada es un premio. Así que le agradezco muchísimo, sobre todo a la Juventud".
El proyecto premiado, Disonancia, es un trabajo documental que refleja una realidad silenciada. Según explica su autora: "Cuenta la historia de un grupo de mujeres saharauis que desminan en los territorios liberados del Sáhara Occidental. Es una historia que costó mucho arrancar, costó mucho producir, pero bueno, al final, después de cinco años, estamos aquí. Se está estrenando ahora y es un momento muy especial".
El filme se sumerge en una región marcada por décadas de ocupación y violencia estructural. Larrosa detalla el contexto: "El Sáhara Occidental lleva ocupado 50 años por Marruecos. Desde entonces tiene el segundo muro más grande del mundo, un muro militar, con minas, que separa por un lado la zona de los campamentos de población refugiada, donde están estos grupos de desminadoras, y por otro, la zona de territorios ocupados.
"Ahí, todos los días se niegan los derechos humanos -ha continuado-. Desde 2020, después de la covid, volvió el conflicto armado. Había un alto el fuego que se rompió porque Marruecos atacó a civiles, y el Frente Polisario volvió a las armas. Entonces, paradójicamente, cuando yo empecé a grabar esta historia había muchas minas allí; cinco años después, hay más".
Interrogada sobre su elección del cine como medio de expresión, la directora enfatiza su dimensión transformadora: "Es una herramienta muy poderosa, una herramienta de intervención sociopolítica. Yo siempre digo que llegará la política si llega la cultura. Y sobre todo el cine nos ayuda a empatizar con otros pueblos, con otras realidades. Si se deshumaniza, es muy fácil mirar hacia otro lado. Necesitamos el cine más que nunca, sobre todo para poner el foco en lo importante: las personas".
El estreno en Huesca ha sido un paso relevante en la trayectoria del filme, aunque la cineasta subraya que aún queda camino por recorrer. "Yo no hago cine por hacer cine; vengo de la comunicación audiovisual. Empecé hace 14 años en el periódico de Huesca, y aprendí que las historias locales son muy potentes. Solo hay que saber contarlas de una manera universal, que todo el mundo entienda y llegue a comprender que no somos tan diferentes".

Raquel Larrosa lleva más de una década dedicada a documentar el conflicto saharaui. Su implicación nace de una toma de conciencia durante su etapa universitaria. "Me di cuenta de que no sabía nada, de que era increíble que hubiera un conflicto tan cerca, donde nuestro país, de alguna forma, sigue siendo la potencia administradora, y no hubiera información sobre ello. Me impactó mucho, empecé a investigar y ya tengo una obra anterior sobre los territorios ocupados, donde fui expulsada".
Aquel primer trabajo, titulado Skeikima -que fue presentado en la Muestra de Cine Realizado por Mujeres de Huesca hace siete años- sentó las bases para esta segunda incursión cinematográfica. "Es importante seguir llevando al cine ejemplos de mujeres que, de alguna manera, resisten y nos dan lecciones de humanidad, de vida, de valentía".
En cuanto a la experiencia sobre el terreno, Larrosa afirma sentirse acogida por las comunidades saharauis: "Viajar a la zona de campamentos siempre es complicado, pero yo me siento en casa. Siempre lo digo. Para mí, la gente de allí... Son muchos años yendo y volviendo. Me siento muy segura allí, y me dan esa seguridad".
Aunque la película todavía no ha sido vista por las entidades saharauis con las que mantiene contacto, la realizadora confía en que el diálogo se producirá en breve. "Estoy segura de que cuando les llegue la película y vean que soy de aquí, nos pondremos en contacto y trabajaremos con ellas. De hecho, hay una página web, la podéis buscar. Hemos hecho también un proyecto de sensibilización paralelo. Hay que difundir por todas las vías posibles".
La película Disonancia también fue nominada al Premio Fugaz al Mejor Cortometraje Documental, galardones otorgados de forma anual por CortoEspaña