Laura Torrijos ha pasado de ser alumna de los Talleres de Teatro de Huesca a dirigir a Los Salvatierra, un grupo heterogéneo y que puso este lunes en escena la obra Garnacha negra, en la XXXI Muestra de Teatro y Danza Joven de Huesca.
"La empresa familiar Bodegas Salvatierra está perdiendo dinero. Benicio, el gerente, reúne a sus hermanos para pedirles explicaciones". A partir de esta sencilla -aparentemente- propuesta, la formación combina el teatro con el lenguaje audiovisual para construir una ágil y original manera de contar la historia.
"Primero querían rodar un largo, después un corto y al final decidimos combinar teatro y audiovisual -explica Laura Torrijos-. Al final son 40 minutos, pero que han llevado muchísimo trabajo. Organizar un rodaje cuesta lo suyo", asegura.
El texto lo escribió ella en colaboración con sus pupilos, ellos dejaban volar su imaginación y la realizadora iba dando forma a los diálogos e hilvanaba la trama. "Aunque cada género tiene sus dificultades, quizá lo más difícil ha sido unirlo todo", explica.
A lo largo de la obra, el teatro se convierte en el vehículo que narra el presente y el audiovisual supone un regreso al pasado que explica cómo han llegado los personajes a muchas de las situaciones actuales.
Laura Torrijos se inició en un taller de teatro con 6 años. A los 18, se fue a estudiar Arte Dramático y cuando regresó, le ofrecieron la oportunidad de dirigir un grupo. No se lo pensó, asegura, y se lanzó a la piscina. "Ellos también han entendido que es mi primer año, que soy muy joven y que tengo mucho que aprender", destaca.
Y añade que la experiencia ha sido de lo más gratificante, ha descubierto que es capaz de realizar esta labor y le gusta.
Los Salvatierra es un grupo "variopinto", un colectivo que aporta mucho a la individualidad y viceversa. La integrante más joven ha cumplido 23 años, como Laura Torrijos. "Son todos tan diferentes, que eso provoca a veces rifirrafes, pero en realidad hay muy bueno rollo y nos llevamos muy bien". Prueba de ello es que, finalizada la función, se fueron todos a cenar juntos. "Este momento de los saludos cuando acaba la obra, que todos están tan contentos y el público ha disfrutado es muy reconfortante", asegura.
Como premio, las felicitaciones de sus compañeros, del auditorio y un ramo de flores que recibió sobre el escenario. El año que viene quiere más.