El conferenciante y formador en desarrollo personal y profesional Sebastián Darpa ha presentado su libro "Érase una vez" con una conferencia en el Centro Cultural Manuel Benito Moliner sobre "Las raíces del bienestar. Herramientas para que los niños y niñas crezcan emocionalmente saludables". Darpa incidía en la importancia de legar a las nuevas generaciones "raíces y alas".
El oscense de procedencia argentina ha llenado el escenario con su proverbial verbo con el que buscó una "experiencia profunda y significativa" en un espacio de "crecimiento y progreso". Quiso ir en dos direcciones: "Llevarlos a ustedes a un viaje hacia su pasado para que puedan observar y ser conscientes de cómo fueron vuestros primeros años de vida, que nos han marcado de una forma profunda y han establecido parte de nuestros comportamientos, aquellos que son potenciadores, aquellos que son sanos pero también aquellos que aprendimos pero que quizás son hoy unas limitaciones para nosotros".
Más limitaciones que límites, que son pocos. "Uno es entender que hoy somos un día más viejos que ayer. Otro, que vamos a morir. Pero venimos a hablar más de limitaciones, que abundan, pero no forman parte de la realidad, sino que están más bien entre esta oreja y esta oreja, en los mapas mentales que hemos construido a lo largo de nuestra vida y han dado lo que llamamos nuestra percepción del mundo, de las posibilidades y de quiénes somos nosotros en el mundo".
Por tanto, aseguraba que la primera dirección es el viaje hacia el pasado y otra hacia el futuro para los que tienen entre sus cometidos educar a los niños. Ha pedido que el auditorio retenga esta frase para siempre: "La salud mental y emocional de un adulto se define en la infancia. No significa que no se pueda cambiar, de hecho mi trabajo es reprogramar los conceptos limitantes".
En ese sentido, "sanar requiere que abandonemos parte del nosotros que construimos para sobrevivir", y aquí diferenciaba personalidad (para la adaptación al medio con herramientas útiles y otras limitantes) y la persona, "que es parte de nosotros y de la autenticidad donde reside la libertad. La libertad es todo... y el amor todo lo demás. Cuando hablamos de libertad, es subjetiva, pero nos permite tomar decisiones" porque el ser humano es capaz de crear significados.
Tras matizar que el tópico de que "el conocimiento no es poder" peca de inexactitud porque lo que "es poder es la ejecución del conocimiento", se ha adentrado en la salud mental, deficiente en un 40 % de los españoles según las estadísticas, y preocupante en el caso de los jóvenes de 15 a 29 años. La mitad de ellos manifiesta un tipo de trastorno diagnosticado: depresión (17,7 %), ansiedad (15,9), déficit de atención, trastornos alimenticios, obsesivos compulsivos, estrés postraumáticos, trastornos de la personalidad y adicciones sin y con sustancias. Y, sin embargo, "es posible que algo trágico derive a algo mágico"
Sebastián Darpa, que imparte con Ana Romar el Máster de Soft Skills e Inteligencia Emocional, se ha adentrado en la Programación Neurolingüística (PNL), cuya utilidad ha definido como el conjunto de herramientas para "pensar y actuar de forma efectiva en el mundo". En este sentido, hay que valorar una doble herencia a las generaciones jóvenes: "Raíces y alas es un gran legado".
Regresando al comienzo de su mensaje de la importancia de lo adquirido en las edades más tiernas, el conferenciante ha afirmado que el 93 % de nuestras decisiones se fraguan en la mente inconsciente, que ha sido programada por los aprendizajes en la infancia: las memorias priming (las que dejan un aprendizaje por un recuerdo), los afectos, las palabraas escuchadas y los significados creados. El 7 % restante se consolida en la mente onsciente.
Tras establecer la diferenciación entre la simpatía y la empatía, ha incidido en el liderazgo como capacidad de modificar los estados emocionales de los demás y en la libertad siempre, indefectiblemente, asociada a la responsabilidad.
Recordando que la mente inconsciente se edifica desde el útero (donde afectan las situaciones del entorno), ha enfatizado en cuatro hitos para la infancia: no cuestionamos, hacemos asociaciones irracionales, buscamos la aceptación y modelamos a nuestras figuras de autoridad, el sistema de creencias de los padres y sus comportamientos, porque "estamos aquí para observar, porque un niño lo que quiere es un sistema de recompensas".
Ha proyectado frases que conducen a caminos equivocados: "Eres un desastre", "tu hermano es más listo que tú", "como sigas así nadie te va a querer", "si lloras te pones feo", "nadie te querrá más que papá", "tienes que ser el mejor" o "nosotros pobres, pero honrados". La problemática viene de no tener consciencia de cómo educamos a nuestros hijos, agregaba.
Sebastián Darpa puntualizaba que, al contrario de lo que se concibe, "la sabiduría no la da la experiencia, sino la da la reflexión de la experiencia" que coadyuva a "hacer de cada uno su mejor versión. La mayoría no buscáis la luz, sino que sois un faro" en una vida que pasa. Parafraseando a Heidegger, los seres humanos "viven una vida autentica porque tienen consciencia de la muerte. Nunca es tarde para vivir tu vida wn tus propios términos".
ÉRASE UNA VEZ
Darpa introducía permanentemente en su alocución historias para el aprendizaje, como la del mono que saca bien intencionadamente un pez del agua al no ser conscientes de que los hábitats son diversos. A veces, "somos peces a los que nos sacaron del río de la vida, pero a veces nos convertimos en mono inconsciente de las repercusiones de nuestros actos". De ahí que sean fundamentales paradigmas como la "flexibilidad y la adaptación".
"Érase una vez", el libro del formador que sigue a los dos primeros, "La Rebelión del Ser" y "La habilidad maestra", tiene el subtítulo "cuenteos y aprendizajes de crecimiento personal para niños y niñas".
La obra está trufada de historias con las que visualizar la posibilidad de los aprendizajes, que son explicados, además de actividades de integración.
Es una oportunidad, concluía, para el autoconocimiento, la autoestima, la potenciación de la inteligencia emocional, la resolución de conflictos, la gestión de los miedos y la profundización en valores como la amistad, la empatía, el respeto, la paciencia, el perdón y la generosidad.
Resumía en un acróstico las cuatro patas de la mesa de este libro: Curiosidad, Alegría, Seguridad y Admiración.