Sí a la conservación del antiguo Seminario

Hay que plantear soluciones más elaboradas que la más simple de todas ellas, la que ahora está sobre la mesa: la eliminación.

Julia Justes
Arqueóloga
24 de Julio de 2022
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Interior del seminario con fachadas protegidas.
Interior del seminario con fachadas protegidas.

Es posible que uno de los enemigos más potentes que tenga el edificio del antiguo Seminario Conciliar de Huesca sea su propio nombre. Denominación que le asigna una función específica y que ya, de partida, genera fobias y filias. Y con todo el respeto a las opiniones de cada uno, creo que entender y valorar el contenido de una construcción con varios siglos de historia desde una visión personal, basada en nuestras propias vivencias, formaciones o deformaciones es muy injusto para el propio monumento.

Personalmente hace ya tiempo que prescindí de la visión actual, me alejé varios pasos hacia atrás y tomé perspectiva. Eso me permitió observar al conjunto del Antiguo Seminario como lo que es: un conglomerado de edificios, adosados y apoyados unos en otros, que ha ido creciendo y modificándose a lo largo del tiempo y a golpe de necesidad. Tal y como han crecido las casas de nuestros abuelos; si hay demasiados hijos, se aumenta una planta; si no se necesita una puerta, se tapia, produciéndose de esta forma una adaptación dinámica de la edificación a las necesidades cambiantes de sus propietarios.

En el caso de la construcción que nos ocupa, el resultado final puede considerarse agraciado o no desde un punto de vista estético, y en esto como en tantas otras cosas habrá tantas opiniones como opinantes, pero donde no cabe la subjetividad es en la valoración histórica del inmueble. Digo esto ya que de forma repetida se ha argumentado por parte de los defensores del proyecto de mutilación, la ausencia de gracia o armonía de las partes a derribar. Reitero, las obras de nuestros antepasados no pueden y no deben valorarse en atención a su resultado estético, visto desde un momento actual, puesto que está muy alejado culturalmente de aquel que generó el proyecto originario.

Esta visión “personal” de algunos ostentadores del poder local no es nueva en nuestra ciudad. En el siglo XIX, se llevó a cabo el derribo de importantes monumentos como la singular iglesia de San Juan, e incluso se llegó a amenazar al propio claustro de San Pedro. ¡Cuidado! no estoy comparando la belleza del claustro de San Pedro el Viejo con el conjunto del Seminario. Estoy intentando transmitir que las huellas culturales de los que nos han precedido no pueden ser valoradas desde el punto de vista de lo que hoy nos parece bello o armonioso. La Historia, sus hechos y sus productos, hay que aceptarlos como son. Pero aún voy a ir más lejos. No solo debemos aceptarlos como son sino que, además, debemos preservarlos. Y para ello nos hemos dotado de leyes de patrimonio (primero, en el ámbito nacional, posteriormente en el autonómico), o cartas y normas europeas que España ha ratificado (Carta de Venecia…).

Con arreglo a estas leyes y normas que protegen el legado cultural que conservan nuestras ciudades, han entendido entidades de acreditado prestigio como HISPANIA NOSTRA o ICOMOS que el valor histórico del conjunto del antiguo Seminario de Huesca merece ser preservado. Y así lo ha entendido, en parte, la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón, que ha respondido de forma favorable a las solicitudes realizadas desde la Plataforma para la Defensa del Patrimonio de Huesca. De manera que se ha logrado, gracias a un intenso trabajo científico y documental, que en el conjunto edificado existan en este momento dos BIC (Bien de Interés Cultural) como son la Iglesia de Santa Cruz y el Torreón de Levante. Además de dos grupos de fachadas declaradas Bien Catalogado del Patrimonio Cultural, las de plaza Universidad/General Alsina y las del patio interior del siglo XIX.

Y llegados a este punto, ¿cuál debería ser el camino a seguir? En mi opinión se debería realizar una necesaria y sosegada reflexión por parte de los promotores del proyecto de “mutilación” del conjunto del Seminario. Analizar los motivos que generaron tal proyecto y valorar otras posibilidades.

Interior del Torreón de Levante
cinta

Por nuestra parte, el camino en la defensa de la conservación del conjunto ha sido largo y no siempre sencillo. Algunos lo emprendimos de forma personal, esperando que algunos amigos se unieran en nuestro caminar. No ha sido del todo así, de hecho hay ausencias, voces silenciadas, que todavía duelen. A cambio, se han sumado muchos otros compañeros, desde muy diferentes orígenes y motivaciones, pero con un objetivo común, defender la integridad del Antiguo Seminario. Y desde aquel tímido inicio ya casi podemos afirmar que hoy somos multitud, y como ciudadanos comprometidos con el Patrimonio Cultural de la ciudad, para su defensa y conocimiento hemos invertido en este proyecto lo más valioso que tenemos, nuestro tiempo. Por ello, estamos convencidos de que tenemos el derecho a que nuestros regidores nos escuchen.

Ojalá Europa ponga sus ojos en el viejo caserón del Seminario Conciliar, ojalá esos millones que necesitamos vengan a dinamizar nuestro mermado Casco Antiguo. Pero ojalá, también, que desde Europa vean el sinsentido de los derribos, de la mutilación, de la deformación de un edificio histórico. Por ello reclamo un nuevo proyecto, o todavía yendo más lejos, un plan director que defina usos, necesidades, posibilidades... Un plan que asuma el hecho incontrovertible de que en un monumento situado en el Casco Antiguo (BIC) no todo vale, que el valor histórico está por encima de nuestros pequeños proyectos vitales.

Antes de prescindir sin justificación de edificios históricos hay que explorar todas las posibilidades, profundizar en su conocimiento, estudiar todas sus fachadas (no solamente una), y sobre todo plantear soluciones más elaboradas que la más simple de todas ellas, la que ahora está sobre la mesa: la eliminación.

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