Silvia Cored plasma en una exposición su profunda e íntima relación con la naturaleza

El Centro Cultural Manuel Benito Moliner acoge el fruto de una minuciosa investigación

17 de Abril de 2023
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 Silvia Cored Orús, en la inauguración de la exposición. Foto Estela Alcay
Silvia Cored Orús, en la inauguración de la exposición. Foto Estela Alcay

Cromatografías del Ser es la nueva exposición de Silvia Cored Orús (Huesca, 1990), una suerte de obras en las que confluye le ética ecológica, la filosofía, el color en su máxima expresión, grandes dosis de intuición y mucho estudio y experimentación para alcanzar el equilibrio. El resultado final, una gran metáfora de la convivencia del ser humano con la naturaleza, que nos hace mirar también hacia dentro y nos procura paz.

La muestra, que se inauguró el 14 de abril en el Centro Cultural Manuel Benito Moliner, donde se podrá contemplar hasta el 14 de mayo, es resultado de su investigación sobre pigmentos naturales, que ya tuvo como primer fruto el proyecto Symbiotic Colours.

La cromatografía es un test que nos permite ver, en un soporte de papel, cómo es la interacción entre minerales, materia orgánica y microorganismos de un suelo concreto y así averiguar si es fértil y comprobar su salud.

La artista rediseña técnicas ancestrales a las que aporta una mirada contemporánea sustentada en la investigación de pigmentos minerales y en la experimentación, con el propósito de “alimentar el alma” del público de la forma más respetuosa posible con la tierra.

Basándose en esta idea, Silvia Cored Orús pensó que sería interesante aplicar este método a las personas, a partir de una serie de códigos inventados y en relación con el entorno -los amigos, el paisaje-, la esencia -lo que tenemos todos en común- y el cuerpo y la mente, que concibe como un todo.

Inauguración de la exposición Cromatografías del Ser de Silvia Cored. Foto Estela Alcay
Inauguración de la exposición Cromatografías del Ser de Silvia Cored. Foto Estela Alcay

El resultado permitiría conocer cómo nos sentimos y qué debemos hacer para encontrar la armonía, con nosotros mismos y con el planeta. "Así que mi intención es utilizar, a nivel metafórico, el test cromatográfico en humanos, para revelar lo que hay, ya que sólo mirando de cara ‘’la verdad’’ podemos desencadenar una transformación hacia una cosmovisión de unión con el resto de formas de vida", explica.

El interés de la oscense por el arte y la ecología no es nuevo, aunque siempre los había abordado a un nivel conceptual. Pero su contacto con los materiales naturales fue aumentando progresivamente, así como su gusto por aplicarlos en cada una de sus creaciones.

El salto del trampolín más alto llegó cuando quiso pintar con un azul natural. Nunca antes lo había hecho y ese fue el punto de partida para “esta locura total”, manifestó con entusiasmo en la inauguración, haciendo observar a los asistentes el amplio contenido que se muestra en la sala.

“Fue casi una alquimia empezar a aprender desde cero a usar la tierra, las plantas y los hongos, todo lo necesario para sacar color de los elementos naturales”, aseguró.

A la entrada de la exposición hay unos botecitos con tierras recopiladas y colores vegetales, los primarios, rojo, azul y amarillo, que ha obtenido de plantas encontradas en su recorrido por el Alto Aragón. Buscaba pigmentos distintos, minerales, no había ningún registro anterior en esta provincia, y ha experimentado con aceite de nogal, de soja, cera de abeja y otros materiales, con la intención de conseguir todos los matices posibles.

Imágenes de la exposición Cromatografías del Ser de Silvia Cored. Foto Estela Alcay
Imágenes de la exposición Cromatografías del Ser de Silvia Cored. Foto Estela Alcay

 

“La tierra tiene menos capacidad de teñir que las plantas, que se agarran mejor a la fibra. Pero me apetecía probarlo y creo que quedó una gama bastante bonita”, explicó. También ha podido confirmar la alta calidad de estos pigmentos, que se producen por distintos procesos. Los tonos rojizos y granates presentan un alto contenido en óxido de hierro,

Silvia Cored ha trabajado, además, con cerámica cruda, que presenta una preciosa gama de colores, y la ha sometido también a 900 grados. "Ahí, las que tienen en alto contenido de materia orgánica, grises y azules, la pierden cuando se meten en el horno y salen al final con unos tonos amarillos", apunta.

La artista muestra, por otro lado, el resultado de aplicar tres técnicas distintas y 27 tintes para teñir cinco tipos de madera de ciprés, fresno, pino, enebro y cedro.

En el centro de la muestra, en el suelo, ha depositado montoncitos de tierra de distintas densidades y diversos tintes.

La sala también acoge una obra de gran formato cuyo significado no quiso revelar la autora. Al menos, en esta exposición, un punto de encuentro con la naturaleza que nos conduce y se enreda con nuestro ser más íntimo y verdadero.

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