Por vez primera el Teatro de Robres experimenta con el formato de lectura dramatizada. El director del Teatro de Robres, Luis Manuel Casáus, responde así al deseo de acercar la obra al público de una manera directa e íntima, con la palabra, la entonación y la guía de un narrador como casi únicos elementos escénicos.
Sólo unos atriles, unos escenarios proyectados al fondo, que representaban la hostería del Laurel, el convento, la quinta de don Juan y el cementerio, y una máquina de humo. Los lectores intérpretes han sabido recrear las atmósferas de la obra, pasando en instantes de la chulería tabernaria a la conquista amorosa y, de ésta, al drama y al arrepentimiento.
Los versos inmortales del Tenorio mantienen intacta su fuerza emocional, y el público ha llegado a completar algunos pasajes en voz alta. Es evidente la comunión entre el público y su teatro, complicidad que se escenifica al finalizar la obra con los asistentes aplaudiendo en pie durante largos minutos.
Magnífico el trabajo de cuantos han subido a escena: Luis M. Casáus (narrador), Jorge Cored (Tenorio), Mariano de Meer (D. Luis Mejía), Alvaro Domec (comendador), José Bellosta (D. Diego), Víctor Laguarta (Ciutti), Cecilia Gracia (Buttarelli), Pilar Hurtado (Dña. Inés), Rosa Ferrer (Brígida), Lorenzo Pueyo (Capitán Centellas) y Antonio Cambra (Avellaneda).
Con esta obra, el Teatro de Robres prácticamente finaliza su año teatral. Aún veremos una gala final próximamente con talentos locales y, posiblemente, ese será el mejor momento para hacer un primer balance de la actividad escénica del Corral de Comedias en este 2025.