En la Biblioteca Durán Gudiol, entre las páginas del tiempo y las letras susurradas por la musa literaria, emerge la exposición de María José Povar, titulada "Yerma".
Esta exhibición artística, encuentra su inspiración en las páginas del libro "El Hombre que Plantaba Árboles" de Jean Giono, un relato "maravilloso" que se erige como un himno a la ecología y que María José Povar recomienda vivamente.
"Empieza en un paisaje desértico en el que no había nada, solamente crecía el espliego. Un hombre solitario, un pastor, comienza a plantar semillas de árboles por propia iniciativa. Este acto aparentemente insignificante se convierte en una sinfonía de vida. La tierra yerma, que antes solo suspiraba con el viento, se transforma en un vergel de exuberancia, donde las almas encuentran refugio, se establecen y crean pueblos. "Un relato de actualidad".
"Este libro cayó en mis manos hace muchos años, a través del profesor de de mi hijo, y me gustó tanto que me inspiró a crear imágenes. Estamos hablando del 2006", comenta. Fue el catalizador de un viaje artístico que comenzó con una primera exposición en la librería Anónima, para recorrer otras salas por distintas ciudades y pueblos; este verano, en Bierge.
"Me satisface mucho que esté ahora en la Biblioteca Durán Gudiol porque están haciendo actividades con niños y grupos que hablan de este tema, de los árboles, de los bosques, del suelo, de agua, de cómo proteger la naturaleza", observa.
La autora habla claro a través de su pintura, que reivindica el cuidado del medio ambiente, la preocupación por el agua, por por los cultivos. La naturaleza se convierte en maestra, y las obras de María José Povar, en portadoras de lecciones sutiles sobre el cuidado del entorno.
En la muestra conviven el óleo sobre lienzo con la técnica mixta, "que representa muy un paisaje tan agreste, tan desértico, tan desolado", observa.
Povar estima que aquel mensaje que plasmó con sus pinturas en 2006, "no solamente sigue vigente, sino que cada vez está de más actualidad por el cambio climático, por la sequía que tenemos en este momento en España y en otros lugares del planeta, la falta de cultivos, el problema con la tierra, los bosques".
María José Povar empezó a pintar muy jovencita y de manera autodidacta. Aplazó esta afición cuando estudió su carrera de Medicina y circunstancias de la vida, pero con el tiempo la recuperó. "No he aprendido en ningún sitio, pero el impulso de pintar ha sido el que me ha movido a hacer cosas", explica.
Sus obras se han contemplado dentro y fuera de Huesca, en la Casa del Pintor, en la sala CAI, participó en el programa artístico local Okuparte y sigue tejiendo una trayectoria, mucho más amplia de lo reseñado, pintando cada día y embarcándose en nuevos proyectos.
"La pintura es una forma de expresión, yo digo con la pintura cosas que no expreso con palabras. Casi toda mi pintura tiene un lenguaje simbólico, tanto éstas como otras que dediqué a la mujer y que también expuse aquí hace unos años", relata.
Ahora se ha volcado en otra propuesta en el que juega con el concepto de casa para simbolizar la individualidad, como metáfora de vida y como vehículo de expresión de emociones e ideas. El proyecto está casi terminado. A la espera de que llegue una sala que le dé cobijo. Que este sueño se cumpla y sus obras sigan inspirando y hablando a los corazones que las contemplan.
La exposición se puede ver hasta el 10 de febrero, en horario de de 16:00 a 20:00 horas, de lunes a viernes, y los sábados de 11:00 a 14:00 horas.