El jazz llegó a Italia muy pronto, después de la 1ª Guerra Mundial, y se convirtió rápidamente en parte de su cultura musical local gracias al gramófono y la radio, especialmente en el norte de la península. Y gracias también a las relaciones con los músicos italianos que habían emigrado a Estados Unidos.
La profusión de músicos de origen italiano en el jazz de Estados Unidos es tan sorprendente como su capacidad de adaptación. En la actualidad destacan en la escena italiana los trompetistas Enrico Rava, Paolo Fresu, Fabrizio Bosso, los pianistas Danilo Rea, Stefano Bollani, Giovanni Mirabassi, Enrico Pieranunzi, etc, pero sus predecesores, los que emigraron, pasaron inadvertidos en tanto que italianos.
Fueron miles las familias que se trasladaron a Norteamérica desde finales del siglo XIX y muchas las que lo hicieron con la ruta de barco directa entre Palermo y Nueva Orleans. De ahí que muchos de estos músicos descubrieran su vocación al jazz en suelo americano. Su adaptación fue rápida: asimilaron pronto el espíritu del jazz -nunca hicieron jazz italiano- y modificaron habitualmente sus nombres para mimetizarse en el mercado de la música que estaba triunfando.
Nick LaRocca lideró la primera grabación de jazz con su Original Dixieland Jazz Band en la que había otros italianos como Tony Sbarbaro (Antonio Sparbaro). Joe (Giuseppe) Venuti fue uno de los pioneros del violín en el jazz. También fue violinista el director de orquesta Guy (Gaetano Alberto) Lombardo. Leon Roppolo fue un gran clarinetista de los primeros tiempos, al igual que John LaPorta, que estudió con Lennie (Leonardo) Tristano, fue el maestro de Buddy (Bonifacio) DeFranco y compartió experimentos de música clásica y jazz en los que estaban Orlando DiGirolamo y Teo (Attilio) Macero.
Podemos pensar también en el director de orquesta Teddy Powell (Teodoro Paolella) en cuya banda estaban, por ejemplo, Tony Aless (Anthonio Alessandrini), Gus Bivona, el trompetista Pete Candoli, el clarinetista Irving Fazola y el saxofonista Charlie Ventura.
En fin, son muchísimos: el cantante Leo Prima, el saxofonista tenor Sam Butera, el compositor y arreglista Pete (Pietro) Rugolo, el trombonista Frank Rosolino, los trompetistas Conte Candoli y Chuck Mangione, los guitarristas Pat Martino, Joe Pass (Joseph Anthony Jacobi Passalacqua), Bucky Pizzarelli y su hijo John Pizzarelli, el contrabajista Scott LaFaro, los compositores William Russo o Henry (Enrico Nicola) Mancini…
Sería imperdonable no decir algo de Frank (Francis Albert) Sinatra, que nació en Nueva Jersey en 1915, hijo de siciliano y genovesa, tuvo bastante relación con la mafia italiana, ganó millones como cantante, se ilusionó con el papel del soldado italiano Angelo Maggio en la película From here to Eternity (1950), aceptó trabajar por la décima parte de sus honorarios y ganó el Óscar al mejor actor de reparto.
El gran competidor de Frank Sinatra fue Anthony Dominic Benedetto, más conocido como Tony Bennett, que nació en 1926 en Nueva York y falleció el pasado 21 de julio. En realidad, esa rivalidad no fue para tanto. Parece que se profesaron mutua admiración y grabaron juntos en 1993 el célebre New York, New York.
Podríamos recordar una de las grabaciones famosas de Tony Bennett con el pianista Bill Evans en las que confiesa… su cariño por el coñac Fundador.
Y aprovecho para anunciaros que el viernes 1 de septiembre el guitarrista Yuriy Yaremko inaugura el 9º Pirineos Jazz Festival con un concierto en el jardín del Museo de Artes y Oficios Tradicionales de Aínsa en el que interpretará temas de su primer disco Retrato. Yuriy Yaremko estará acompañado por Borja Echeverría al piano, Jorge Sánchez al contrabajo y Dani Olazaran a la batería.
Feliz domingo de jazz.