"En el otoño de 1972, Los Lobos, un grupo de universitarios españoles, publicaron su primer álbum, "Vientos del pueblo", con poemas de Miguel Hernández, Rafael Alberti y Nicolás Guillén, un disco al que la censura franquista intentó silenciar, consiguiéndolo sólo a medias. En el 50 aniversario de aquella publicación, Los Lobos han vuelto a grabar Tristes Guerras, uno de os últimos poemas de Miguel Hernández, doloroso lamento del poeta de Orihuela ante el más repetido fracaso de la humanidad". Es la presentación de este tema que ha congregado, cincuenta años después, al conjunto. . La música es de Alberto Pérez. Todos ellos dedicados profesionalmente a la carrera jurídica, a la música clásica o al folk. Antonio Bernal, de Sigüenza, es abogado (y ex tuno de Derecho). Javier Lozoya, de Guadalajara, abogado. Leonor Langa (hermana del actor Ramón Langa), consultora psicóloga. Marta Álvarez Novoa, de Pontevedra, abogada. José Luis García Martín "Zorro", de Pontevedra, ex tuno y abogado (vivió en Huesca en la Plaza de Navarra por la condición de su padre de delegado provincial de Hacienda). Javier Roiz, economista y Gerente del Coro Universidad Politécnica de Madrid. Y el oscense Antonio Gómez, alto funcionario jubilado y también tuno de Derecho que fue.
Los Lobos emergieron en Madrid a principios de los setenta, del núcleo que fue la tuna de Derecho. Universitarios "comprometidos con la consecución de un régimen de libertades democráticas en un país asolado política y culturalmente por la dictadura franquista. Sorteando los estrechos limites de la entonces imperante censura, y a partir de composiciones propias –singularmente de Antonio Gómez- y de otros autores, dieron contenido musical a poemas en lengua española escritos por poetas tan notables como Miguel Hernández, Rafael Alberti, Gabriel Celaya y el cubano Nicolás Guillén. La fuerza de sus interpretaciones en directo y la riqueza de los textos, dotados de una musicalidad eminentemente popular, hicieron que sus conciertos traspasaran pronto el ámbito universitario, y que una de las más importantes compañías discográficas del mundo, la CBS, les propusiera grabar sus canciones". Corría 1972 cuando irrumpieron con fuerza en las listas de éxitos (40 Principales, Superventas LP) y popularizaron la más conocida versión de Vientos del Pueblo, poema de Miguel Hernández, un himno para toda una generación.

Así comienza la historia que relata, con sencillez, Antonio Gómez. A Antonio le conocí en su doble faceta de director provincial del Inserso y político reflexivo en el CDS en los tardíos ochenta. En su discreción, nunca le escuché presumir de aquel virtuosismo pretérito, que mantenía latente. Ahora, humildemente, recuerda que "compuse canciones. Muchas". Eran sus tiempos del Colegio Mayor José Antonio. Le fascinaban las poesías de Nicolás Guillén, como "La Muralla", para la que creaba la música. "Yo tenía veinte años y llegamos a ser número uno o dos de Los 40, pero no nos dedicábamos profesionalmente". Se le cruzó el servicio militar en 1973. "Se paralizó parcialmente, aunque hubo un intento de cierto desembarco de una parte de Nuestro Pequeño Mundo, en concreto Chema Martínez y Nacho Sáez de Tejada. En 1975, salió el segundo LP, acompañados por Álvaro Nieto, de Los Pasos". Y ya. O no...
Antonio vino a Huesca con su mujer, María Rivas, descendiente de nuestra provincia, directora durante muchos años del Archivo Provincial. Pero algo les hace volver a Los Lobos. A los integrantes de Los Lobos les sigue persiguiendo el nexo de la música. "Nos juntamos en el año 2005 para una fiesta privada de los viejos componentes de la Tuna de Derecho. En 2011, participamos en el Segovia Folk con Aguaviva. Y ya prácticamente nos convertimos en pareja de hecho musical. Nunca pensé en volver, porque lo había dejado de lado. Hicimos un concierto en la Complutense en el Paraninfo de Filosofía y grabamos otro más en la Sala Galileo Galilei también con Aguaviva, con José Ramón Pardo y su empresa Ramalama, que lo promocionó".
La pandemia parecía la caída del telón definitivo. Sin embargo, si algo no ha cejado aparte del exquisito gusto que se aprecia en el videoclip es el compromiso social. "Despertó nuestro interés el señor Putin y su invasión de Ucrania, y pensamos que podíamos poner nuestro grano de arena recuperando "Tristes guerras" del Cancionero y Romancero de Ausencias de Miguel Hernández, que ya integró nuestro primer LP en 1972. La música es de Alberto Pérez, fundador de La Mandrágora con Krahe y Sabina". Suenan las voces armónicas, hermosas. "José Julián Monzón, hermano del Gran Wyoming, del Combo Belga, que siempre nos ha apoyado, asegura que tenemos un sonido muy especial". Y, cincuenta años después de sus primeros sones, da testimonio el video de Boomerang TV, graado en Frenesí Estudios, realizado por Carmelo Egea y producido por Daniel Carrizosa. Una carta de crédito amplia con Arni Giraldo en la armónica, Sebastián Vita en la trompeta, Mariano López en la percusión, Reinaldo Pirela como ingeniero de mezcla, Franc Gonçalves como ingeniero de Mastering, el Archivo de Molinos de Papel y el dibujo de Miguel Hernández que es de A. Buero Vallejo.
"Tristes, tristes guerras/ si no es de amor la empresa/ Tristes, tristes armas/ si no son las palabras/ Tristes, tristes hombres/ si no mueren de amores". Disfrutar combatiendo "el mayor fracaso de la humanidad".