El universo sensible del poeta Antonio Machado contagia su emoción al público de Robres

Espectacular montaje escénico en el Corral de Comedias de Robres, con un trabajo actoral desgarrador

21 de Septiembre de 2025
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"Entre dos amores" en el Corral de Comedias de Robres. Foto Carlos Neofato
"Entre dos amores" en el Corral de Comedias de Robres. Foto Carlos Neofato

El Corral de Comedias de Robres disfrutó el sábado por la noche de una atmósfera especial. No era para menos: se estrenó "Entre dos amores", con idea original, montaje y dirección de Luis M. Casáus. Fue un evento escénico con abundante utilización de medios audiovisuales; plagado de sensibilidad, poesía y crudeza vital siguiendo la estela biográfica de Antonio Machado, ante un público entregado al relato del drama que se desarrolló en escena.

A las nueve en punto, tras una leve lluvia, apareció Luis Casáus en el escenario. Elegante, sobrio, de oscura indumentaria adaptada al papel que representó esa noche: el de narrador de una historia que no dejó indiferente a nadie. En modo confidencial, relató su primera experiencia teatral de la mano de su padre y explicó cómo conoció la magia de este arte, la manera en que una ficción escenificada podía convertirse en una verdad capaz de emocionar e impresionar a quienes observaban desde sus butacas.

"Entre dos amores" en el Corral de Comedias de Robres. Foto Carlos Neofato
"Entre dos amores" en el Corral de Comedias de Robres. Foto Carlos Neofato

Desde ese instante, el montaje teatral se adueñó del salón. Una enorme pantalla que cubría la balconada superior de la fachada de la escena del Corral de Comedias de Robres sirvió de superficie para proyectar imágenes de Machado, de Soria, de Sevilla, de Segovia, de Colliure, y de acontecimientos históricos del primer tercio del siglo XX. En escena entró Roberto Nistal, que dio vida a un Antonio Machado fatigado y exhausto, apasionado y sensible. Leonor (Olga Bolea) lo acompañó y narró los inicios de su relación en aquella Soria fría, su boda y su temprana muerte.

Posteriormente apareció Ana Sus (Guiomar), la mujer con la que compartió un amor prohibido por las convenciones sociales y religiosas. Fue un amor epistolar, plagado de cartas apasionadas, poemas dedicados mutuamente, prevenciones y complicidades.

La voz del narrador, Luis Casáus, adornó todo el relato, ordenó cronológicamente los hechos y les dio contexto con abundantes referencias a personalidades de la ciencia, la política y la literatura de la época.

El espectáculo terminó con los protagonistas de espaldas al público, mirando el mar en la pantalla de proyección, mientras una voz en off susurraba los últimos versos: "Esos días azules... y este sol de la infancia". Una imagen de serena belleza, nostalgia y melancolía que fue interrumpida por el apagado de luces y una estruendosa ovación cuando los protagonistas y el director salieron a saludar.

Apagadas las luces del escenario, Luis Casáus compartió sus pensamientos: "Un estreno es siempre una caja de sorpresas, una incertidumbre que solo se diluye una vez que el público ha reaccionado. El objetivo del teatro, una mentira que el espectador recibe como una gran verdad, es emocionar. Y, a juzgar por los aplausos y los comentarios que escuchamos, hicimos bien nuestro trabajo".

La actriz Ana Sus (Pilar de Valderrama, Guiomar en la ficción) manifestó: "Fue espectacular la acogida del público y me sentí, por ello y por la profundidad del sentimiento encerrado en los versos de Machado, transportada al cielo".

Olga Bolea (Leonor en la obra) destacó: "Disfruté mucho con mi personaje y la transformación experimentada entre los ensayos y el estreno, sensación que atribuyo a la energía que se apoderó del lugar". El actor Roberto Nistal (Antonio Machado esa noche) señaló: "Me deshago en elogios hacia el marco escénico, que ya conocía sobradamente y que aun así me sigue entusiasmando. Agradezco la oportunidad de entrar en la piel del poeta más joven de la Generación del 27 e interpretar la sensibilidad de un escritor que arrastraba su vieja maleta, se tocaba con un sombrero raído y se ayudaba de un bastón para transitar esos caminos que nunca más han de volver a pisar".

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Para finalizar, Isabel Riazuelo (responsable de la selección musical) expresó: "Agradezco a Luis Casáus y al resto de la compañía la confianza depositada en mí y siento un gran placer al haber formado parte de este evento cultural".

La función terminó y entonces se desató una tormenta avisada, con mucha agua y aparato eléctrico. Un cuarto de hora antes de levantar Luis Casáus el imaginario telón, la tormenta anunció su presencia con un ligero chubasco que se secó nada más tocar suelo. Y, desde ese instante, guardó silencio como si no quisiera interrumpir el caudal de sentimiento, nostalgia y comunicación que se desarrolló en el Corral de Comedias de Robres.
La magia del teatro, que dirían algunos...

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