La librería Santos Ochoa se convirtió este viernes en un lugar donde las palabras, el humor y la imaginación cruzaron todas las fronteras. Fue la segunda sesión del ciclo “Valentia: nuestra cultura contada”, una iniciativa que combina lectura, inclusión y creatividad, y que sirvió como broche final del proyecto anual del programa Impulsa de la entidad social.
La jornada arrancó con la actuación del polifacético Guillermo Gorría (Cachito Show), quien, caracterizado como payaso, ofreció un número cargado de comedia visual, ternura y complicidad con el público. Pero la magia no terminó ahí: minutos después, Gorría cambió de registro y se convirtió en narrador para dar vida a su libro “El tributo de las tres vacas”, una leyenda pirenaica que habla -con ironía y profundidad- de las fronteras que inventamos los humanos.

Con una tela como elemento escénico, ilustró la línea que divide el reino del Más Allá (el pueblo de Issor, en el Valle de Baretous en Francia) y el del Más Acá (el pueblo de Isaba, en el Valle de Roncal en Navarra). En ese límite imaginario se desarrolla la historia de dos pastores enfrentados por el gesto inocente de una vaca gala que cruza para pastar junto a su amiga del otro lado.

La pastora roncalesa, al ver que la intrusa bebe de sus fuentes, pierde la paciencia. Cruza la frontera y golpea al pastor francés. Este, ofendido, le responde con otra “arma de destrucción masiva” y se desata un conflicto que, según la fábula, se alargó durante siglos.
En esta representación, los protagonistas cobraron vida gracias a dos miembros del programa Impulsa: Yeifri, que interpretó al pastor francés, y María, que encarnó a la navarra. Ambos, usuarios de Valentia, acompañando a Guillermo Gorría, ofrecieron una interpretación tan expresiva como divertida, mostrando que la fuerza del cuento también está en quien lo cuenta.

La historia fue solo una parte de una jornada pensada para celebrar un año de trabajo en común. Desde octubre, cada lunes, los alumnos del programa Impulsa han acudido a Santos Ochoa para leer, elegir y recomendar libros mediante booktrailers difundidos en las redes sociales de la librería y de Valentia. El proyecto les ha permitido no solo mejorar su comprensión lectora, sino también desarrollar habilidades digitales, narrativas y comunicativas.

“Este año queríamos dar un paso más allá”, explicó Joel Antequera, docente del programa y coordinador del proyecto. “No solo hemos trabajado con la lectura, sino también con la edición de vídeo, el uso de redes sociales y la expresión creativa. Pero lo más importante es que salimos al espacio público, donde la gente nos ve trabajar, nos escucha y se encuentra con nuestra voz”.
Los alumnos han reseñado durante el curso títulos como Donde viven los monstruos, La muerte y el tulipán o El pacto, y han elaborado marcapáginas conmemorativos inspirados en sus libros favoritos. Cuatro diseños fueron seleccionados e impresos para entregar como recuerdo del evento.
El ambiente en la librería fue de auténtica celebración. Para Arancha Martínez, codirectora del espacio, “ver al grupo Impulsa liderado por mi querido Joel es empezar la semana con buen pie”.

Para los propios participantes, el balance fue igualmente positivo: “Esto de hacer clase en sitios diferentes está bien, así descubrimos más cosas”, compartía uno de ellos.
Con más de 20 alumnos de entre 19 y 50 años, el programa Impulsa ha vuelto a demostrar que el aprendizaje puede y debe vivirse en comunidad. Y que las historias, aunque hablen de vacas, martillos o guerras absurdas, pueden ser la mejor herramienta para tender puentes donde otros solo ven límites.