Veinte años de jazz en Sabiñánigo y cien de la Rhapsody in Blue

El Festival trae este año a Gradus Jazz, la Dixie Rue del Percebe, Pepe Rivero & Ángela Cervantes y las propuestas didácticas de Jazz for Kids

Juan Emilio Estil·les
11 de Febrero de 2024
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Veinte años de jazz en Sabiñánigo y cien de la Rhapsody in Blue.

El viernes pasado arrancó el XX Jazz en La Colina de Sabiñánigo con la actuación de Gradus Jazz en su formación habitual: Enrique Lleida (piano y bajo), Pablo Lleida (bajo y piano) y Santiago Lleida (batería).

El festival continúa este viernes 16 de febrero a las 20:30 con la Dixie Rue del Percebe que presenta su música de improvisación colectiva al estilo de Nueva Orleans pero con algunos integrantes que no son los más habituales: Roberto Gómez (trompeta), Fernando Lleida (saxo soprano), Chavi Naval (saxo tenor), Fran López (trombón), Joaquín Llaqué (tuba), Álex Comín (guitarra) y Fran Gazol (batería).

El festival termina el sábado 24 con el dúo del pianista y compositor cubano Pepe Rivero y la cantante ibicenca Ángela Cervantes que estarán acompañados por el contrabajista Gastón Joya y el baterista Marc Miralta. Música latina y elegante de su disco Olas y Arenas con el que pretenden poner en valor el legado de la artista puertorriqueña Sylvia Rexach “cantante, compositora, poeta y guionista de comedia que fue una adelantada a su época no siempre suficientemente valorada”.

Jazz en la Colina se completa el viernes 23 con unos talleres de jazz e improvisación en el Salón de Actos de la Casa de la Cultura Durán Gudiol a cargo de los profesores de Jazz for Kids: Dani Escolano, Alejandro Esperanza, José Antonio López y Saúl Andreu.

De todo esto tenemos que hablar todavía en el próximo Domingos de Jazz, pero hoy recordamos especialmente la famosa Rhapsody in Blue de George Gershwin que se estrenó hace un siglo inaugurando las relaciones entre la música clásica y el jazz.

George Gershwin nació en 1898 en Nueva York, hijo de inmigrantes judíos rusos y, junto a su hermano Ira de letrista nos ha dejado muchas composiciones como Oh, Lady be Good, I Got Rhythm, Embraceable You, Someone to Watch over me, The Man I Love, etc. que se convirtieron en standards del jazz.

Sus obras más ambiciosas fueron Un americano en París (1928), Porgy and Bess (1935) y unas cuantas de aportaciones al cine y la comedia musical como El rey del jazz (1930), Ritmo Loco (1937), Señorita en desgracia (1937) o Así nace una fantasía (1938) de las que salieron también otros standards.

George Gerswin murió joven, en 1937, pero nos dejó sobre todo el primer intento de fusión entre la música clásica y el jazz, Rhapsody in Blue, que el director de orquesta Paul Whiteman le encargó y estrenó el 12 de febrero de 1924 con el mismo Gershwin al piano. El concierto se tituló Un experimento en música moderna y presentaba hasta una veintena de interpretaciones de la orquesta de Whiteman además de bastantes trabajos de otras formaciones.

La Rhapsody in Blue trajo bastante cola por parte de autores que se acercaron al jazz desde la música de composición con la Jazz Symphony de George Antheil (1925), el Piano Concerto de Aaron Copland (1926), Metropolis, a fantasy in blue de Ferde Grofé (1928) y las grandes composiciones de Duke Ellington que van desde la Creole Rhapsody (1931) a sus Sacred Concerts de los 60-70, pasando por Reminiscing in Tempo (1935) o Symphony in Black (1935).

Pero las cosas fueron muy diferentes a como imaginamos. Por lo visto, el 3 de enero de 1924, George e Ira estaban reunidos en Broadway cuando casualmente leyeron en el New York Tribune el anuncio del concierto An Experiment in Modern Music, a cargo de Paul Whiteman y su banda Palais Royal el 12 de febrero en el Aeolian Hall de New York. Ese concierto incluía… una nueva composición escrita por Gershwin. El encargo –“un concierto de jazz”- se había llevado a cabo, efectivamente, pero George Gerswin se había olvidado completamente.

Y el compositor tuvo que escribir en sólo tres semanas una obra que ha acabado teniendo una gran importancia dentro de la música americana al combinar de manera novedosa elementos de la tradición clásica europea y el jazz norteamericano. Así lo reflejan las dos palabras del título, que fue una aportación de Ira Gershwin.

La Rhapsody ocupaba el antepenúltimo lugar en la serie de 26 interpretaciones del concierto An Experiment in Modern Music, pero el inconfundible sólo de clarinete inicial actuó de revulsivo y el público vio como el concierto comenzaba de nuevo. Ese sólo tiene también su historia. No era lo que Gershwin había concebido en un primer momento, pero durante uno de los ensayos el clarinetista Ross Gorman tocó esa genial improvisación en plan de broma; y gustó tanto al autor que pasó a formar parte de la obra.

Escuchamos la interpretación de 1976 de la New York Philharmonic con Leonard Bernstein al piano.

¡Feliz Domingo de jazz!

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