Lidice es el símbolo mundial del sufrimiento civil y ejemplo de la resistencia frente al exterminio nazi impulsado por el afán de venganza y destrucción tras el atentado contra Reinhard Heydrich, el "carnicero de Praga" y artífice de la "Solución final". Ha sido el colofón de la presentación de una alumna del IES Pirámide de la segunda jornada del II Foro Democracia y Totalitarismos del Instituto Europeo para el Conocimiento del Holocausto y los Totalitarismos (IECHT), protagonizada por Veronika Wellkerová, alcaldesa de Lídice (Chequia), y Ingeniero Vlastislav Janik, historiador y director de los museos de Praga Este.
La sesión ha comenzado con la emisión de dos documentales sobre el horror que sucedió a aquel atentado el 27 de mayo de 1942 y la evolución posterior hasta convertir Lídice en una ciudad cosmopolita para el recuerdo.
Vlastislav Janik ha comenzado explicando la figura de Reinhard Heydrich, director que fue de la Interpol y arquitecto de la solución final a la cuestión judía. Ha aludido a la creación del grupo Anthropoid, encargado de acabar con el opresor, un grupo de paracaidistas británicos que prepararon minuciosamente el ataque a Heydrich en la curva de Holesovicky.
Dos agentes checos en paracaídas lograron lanzar una granada de mano bajo su vehículo, como ha explicado con todo lujo de detalles el profesor Janik. Si bien el propio estallido no logró herirlo de muerte, las astillas de la granada en su pierna y la parte inferior de su espalda causaron una infección que le provocó la muerte el 4 de junio de 1942.
Ha recalcado el espíritu heroico de la niña Jindřiška Nováková y su familia, que ofrecieron refugio a los paracaidistas Jan Kubiš y Jozef Gabčík, y que cargada de valor fue a por la bicicleta utilizada en el atentado a petición de Kubis.
Veronika Wellkerová, alcaldesa de Lídice, ha destacado figuras fundamentales como el párroco, el señor Stemberka, y otros ciudadanos habitantes de diferentes granjas en el tranquilo pueblo donde la vida transcurría entre música, deporte con hockey y fútbol, hasta que se produjo la terrible escena de los fusilamientos de los hombres, mientras los niños y las mujeres fueron trasladadas.
Una historia muy dolorosa, afirma la alcaldesa de Lídice. "Nos afecta a mí y a mi familia. Sólo sobrevivió mi abuela". Ha afirmado que el Totalitarismo es peligroso y reprime la libertad. "Es importante ser consciente de estas amenazas y proteger los valores democráticos y la libertad individual. El totalitarismo no se detiene ante nada".
Se produjo una auténtica devastación con bombardeos terribles, que dejaron arrasado el pueblo y las mujeres fueron transportadas al campo de concentración de Ravensbcruck. y a los niños los llevaron a Polonia. Fueron asfixiados por tubos de escape de camiones. Nueve fueron seleccionados para ser reeducados en familias alemanas por sus rasgos arios, entre ellas, ha destacado Jesús Inglada, María Dolezalova, que sería devuelta a una tía que odiaba a los alemanes, a pesar de que María quería también a la madre adoptiva, "una sensación ambivalente".
Fue el 9 de junio de 1942 cuando se enterró a Heydrich y Hitler ordenó la aniquilación de Lídice. Esa misma noche el pueblo fue destruido. Los habitantes expulsados de sus hogares. 173 hombres mayores fueron separados en la granja de Horak y a primeras horas de la mañana los ejecutaron. Tenian entre 84 y 14 años. Tenía 102 casas y más de 402 habitantees (203 mujeres). "El pueblo fue arrasado y desaparecieron casas, huertos, caminos y estantes. Donde había un bonito pueblo sólo había una señal de "prohibido el paso"",
La tarea de reconstrucción fue encomiable y hoy en día además de una Galería acondicionada con una fosa común con los restos de los 173 hombres asesinados y resulta increíble el jardín de las rosas que conecta el antiguo y el nuevo Lídice, además el Grupo de Esculturas de Maria Uchytilová. La alcaldesa ha querido significar que, además del horror, es un símbolo de la solidaridad humana.