Víctor Lapuente presenta Inmanencia en Huesca: "La idea de que existe Dios para que ninguna persona se crea Dios"

La primera novela del profesor, ensayista y contertulio chalamerino centra su narrativa en el presente, futuro y pasado con atención a los problemas de los jóvenes y la desnaturalización de las ideologías

27 de Octubre de 2025
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Victor Lapuente presenta en Huesca su novela Inmanencia

El profesor y escritor Víctor Lapuente ha presentado Inmanencia, su primera novela después de varios ensayos, en el Centro Cultural Fundación Ibercaja de Huesca, con la que ha pretendido "hacer algo entretenido pero no sólo para encontrar el asesino, sino para encontrar el sentido de la vida". en los dos conceptos de Dios en el que la apuesta es "por el minimalista y no por el dogmático". Tras la presentación de Alfredo Serreta, director de los Cursos de la UIMP en su sede de Huesca, ha comenzado la conversación con Carmen Lumbierres, politóloga.

Ha puesto sobre el tapete la binefarense la idea inicial del también contertulio chalamerino basada en el presente y en el futuro, a los que añadió el pasado de Chalamera, "que me parece un gran acierto". "Sí, es que pensaba: presente y futuro, tiene que haber pasado. Los trípticos son trípticos. Tres tiene más sentido y pensé que para tratar de entender el ahora, de la misma manera que para entender el futuro necesitamos el ahora, hay que retrotraerse un poco atrás. No puedo hablar más que de mi pasado en Huesca y Chalamera, y además podría conectar un poco con la gente".

Ahí encontraba en la elaboración de la novela una dificultad en algún editor que no veía esa parte, pero finalmente halló un "editor loco" y al final se "alegra porque la mayoría de lectores esa es la parte con la que conectan más. Estamos volviendo a los años 90 y una nostalgia colectiva, el momento en que éramos felices y no lo sabíamos. Es un momento en que España estaba creciendo mucho, se estaba desarrollando mucho y aquí tenemos algunos políticos que protagonizaron esos momentos", en alusión a la presencia de Marcelino Iglesias, Víctor Morlán, Alberto Larraz y Miguel Gracia, junto a la diputada Begoña Nasarre.

Entiende Víctor Lapuente que "este siglo se ha ido oscureciendo todo un poco" y, a partir de la pandemia y la gran recesión, "vivimos un momento de desasosiego, de angustia, de soledad... Espero fallar con la predicción, espero equivocarme completamente. Con este libro no quiero ser un adivino, sino un profeta, aunque suena un poco pretencioso. El adivino es el que intenta adivinar el futuro, saber qué es lo que va a ocurrir. Yo no sé lo que va a ocurrir. El profeta, en la tradición bíblica judeocristiana, es la persona que advierte de lo que puede pasar si no cambiamos lo que está ocurriendo ahora. Y lo que está ocurriendo ahora es que vivimos un individualismo exacerbado, estamos todo el día conectados con los teléfonos móviles, todo el día en las redes sociales".

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Ha parafraseado a Alexis de Tocqueville, el pensador francés que se trasladó a Estados Unidos para apreciar la democracia, que afirmó que los americanos "tenían una idea de desarrollo bastante buena. Parecía una locura en aquel momento". Captó bien el espíritu del cambio de las dictaduras a las democracias, las primeras EEUU, Francia y luego el resto de continentes. Preguntado sobre el futuro de peligro, "él no vio un gran dictador, un futuro Hitler o Napoleón", sino un futuro en que cada uno "esté en sus entretenimientos, uno al lado de otro, tocándose pero sin sentirse". Hoy se ve en el metro de Barcelona, Madrid o en Zaragoza, no así en ciudades como Zaragoza. Residente en Suecia, "país dado al individualismo, no digo que haya visto el futuro, pero estamos experimentando hacia dónde nos acercamos a no ser que volvamos a acercarnos un poco a las raíces".

A la pregunta de Carmen Lumbierres sobre la reflexión de Byung-Chul Han en la entrega de los Premios Príncipe de Asturias.que definió la actual como una coyuntura con "un régimen neoliberal despótico en Europa y Estados Unidos que explota precisamente la libertad", el autor ha asegurado que "por una parte hemos de denunciar que somos cada vez más individualistas, más narcisistas. Nuestros jóvenes están completamente adictos a las redes sociales", lo que en el cerebro de un adolescente es "terrible" como constatan las estadísticas de salud mental, "se han multiplicado por 10 el consumo de ansiolíticos en los últimos años".

Sin embargo, si se admite que estamos en un régimen despótico, "asumimos el discurso de Trump "lo que dice la extrema derecha aquí, lo que había dicho también la extrema izquierda, o lo que dice Orban. Yo creo que la gente está furiosa porque detectamos los dictadores y algunos títeres que llevan los hilos de la política y la economía, se está extendiendo esta sensación y lo que tienen en común todos estos políticos es el anti-institucionalismo, vamos a ir contra todas las instituciones, contra el Gobierno, contra las grandes empresas e incluso contra la Iglesia". Algo inconcebible hace una decena de años en Estados Unidos y que ahora protagonizan personajes como J.D. Vance. "Esta derecha está captando, y ocurre igual en Europa, que no necesitamos estas instituciones, todos son iguales, todos son corruptos, todos están para enriquecerse, todos piensan en meterse el dinero de los demás en el bolsillo. No los necesitamos. Y ese es el problema, extender este mensaje".

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Carmen Lumbierres y Víctor Lapuente

Sobre la evolución hacia el individualismo acrecentada por el influjo de las redes sociales expuesta por Lumbierres, Lapuente ha apostillado que empezó a escribir el libro antes de la IA ni habla de la Inteligencia Artificial, y ha definido la tecnología como "un instrumento. El problema viene de lejos. En los años 90 empezamos a detectar en las encuestas esto", y ya en los setenta y ochenta se atisbaba. "He acusado a la derecha radical o populista, creo que tienen gran parte de culpa, pero todos tenemos un poquito de culpa. También la derecha tradicional y la izquierda tradicional tienen su parte de culpa".

LA DERECHA HA MATADO A SU DIOS Y LA IZQUIERDA LOS DEBERES

Ha desarrollado Víctor Lapuente este concepto en su línea de pensamiento nucleado en el "Decálogo del buen ciudadano": "La derecha tradicional porque la democracia cristiana, el último espécimen sería Ángela Merkel, defendía el mercado. Sigue defendiendo el mercado, pero en Alemania defiende que los sindicatos estén representados en los Consejos de Administración de las empresas, defiende el Estado de Bienestar, que se paguen los impuestos y no defiende que se pague un salario de eficiencia, mínimo a los ciudadanos, sino un salario digno que siempre ha defendido la democracia cristiana. Esto se rompe con Thatcher, Reagan, pero coge una dimensión nueva con Berlusconi. Trump es una versión americana de Berlusconi. Nada tienen que ver con Merkel. Yo siempre digo que la derecha tradicional ha matado un poco a su Dios y la parte democristiana ha quedado orillada en la derecha".

También en la izquierda hay su parte de "responsabilidad. En los años 70, mientras la derecha ha fomentado un neoliberalismo económico, la izquierda ha fomentado una especie de neoliberalismo cultural: procesiones, iglesias, tradiciones, toros... Tradiciones que consideran oscuras de nuestro país, vamos a romper lazos, tú puedes definir tu propia cultura, tu propio camino y también ha tenido una parte". Y la socialdemocracia europea se construye sobre un principio más implícito que explícito: "Trabaja duro y exige tus derechos. Ahora, según el discurso de los socialdemócratas lo de trabaja duro no lo oigo mucho, pero exige tus derechos, constantemente. Derechos en todo y muy pocos deberes. La izquierda tiene que volver a defender la idea de los deberes. No digo servicio militar obligatorio pero, si tienes alguna amenaza, sí un servicio social obligatorio. Creo que también el liberalismo que tenemos ahora es el resultado de este producto ideológico de los unos y los otros de decir: tú estás libre, eres libre, defínete tú mismo".

Carmen Lumbierres ha incitado al escritor a explicar la anécdota de la carta del Papa Francisco, que le animó a seguir en la línea del "Decálogo del buen ciudadano". "Entonces pensé no en la idea de llegar a más gente pero sí a otra gente, a otro público más amplio, porque el Decálogo es más sesudo, de pensamiento, y con personajes reales se transmiten mejor las ideas". Ha rebatido la idea de que los personajes atrapan al autor, "yo he pensado ¡vaya pandilla de pedantes! Tú controlas. Sí que los personajes van cogiendo sus propias dimensiones, tienen sus ideas políticas, son tercos, quieren cambiar el mundo o a sí mismos, pero al adoptar los puntos de vista llegas con una idea y vas viendo los grises que tienen las opiniones políticas".

Ha reconocido que al acabar la novela se sintió "desnudo", porque en una narrativa se está "en cada una de las frases y te tienes más expuesto, porque es compartir ese diálogo con los lectores. Algunos son muy de izquierdas y muy de derechas y lo interpretan de manera diferente, y esto es muy enriquecedor, y en este diálogo con lectores y lectores estoy aprendiendo mucho".

La politóloga ha interpretado parecidos con Elon Musk o los sucesos de la dana. "Casi todo lo que ha pasado en el presente está recogido en la época presente de una u otra manera". Víctor Lapuente ha aseverado que ".quería jugar un poco con ver las tendencias del mundo y ver la actualidad por ejemplo con la dana, con las discusiones políticas que hay. Cuando la gente me dice quiénes son estos idealistas que quieren cambiar el mundo, yo creo que podemos reconocer muchas personas en ciberactivistas en que hay algo del espíritu de Podemos y populistas de izquierdas, de los de derechas neoliberales y hay anarcoliberales como Musk o Milei. Esta es la ideología de fondo que nos están colando, y lo que está atrayendo tantos adeptos entre los jóvenes".

INMANENCIA Y EL DIOS IGUALADOR

En Inmanencia hay "bastante de religión, fundamentalista. Yo defiendo una visión de Dios minimalista, no un Dios que dicta unos mandamientos muy concretos, sino la idea de que existe Dios para que ninguna persona se crea Dios. Es una manera de evitar los egos. Que ningún faraón se crea Dios, ningún emperador se crea Dios, ningún líder revolucionario, bolivariano, autoritario o fascista se crea Dios por encima del bien y del mal. Y sí que me llama la atención la gente diciéndome que esto encaja con la película de Los Domingos, que recomiendo a todo el mundo, la chica de 17 años que quiere hacerse monja contra la oposición de su familia. A nivel anecdótico, el disco de Rosalía vestido de monja. Hay bastantes artículos de la vuelta de la religión entre los jóvenes".

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Un momento de la presentación del libro

En torno al modelo de religión en auge preguntado por Carmen Lumbierres, abunda Lapuente en que es "claramente autoritario", y de hecho los jóvenes van a "los evangelistas más radicales y también las ramas o las congregaciones más radicales". Hay una lucha entre dos conceptos: "La religión dogmática, que cree que hay buenos y malos, los que no son de mi religión o los herejes deben ser condenados en la hoguera o serán condenados al infierno, y existe otro tipo de religión, la original, creo yo, que es el verdadero cristianismo, que sería la igualdad moral entre todos los ciudadanos. Aquella idea de San Pablo de que no hay griego, ni hay judío, ni hay hombre, ni hay mujer, ni hay dueño ni hay esclavo. Esto dicho en el Imperio Romano. Los progresistas consideramos que el mundo grecorromano era de igualdad".

El profesor ha estimado que el cristianismo "supone una igualdad moral. Todos tenemos la chispa divina, todos somos hijos de un Dios que no se va a meter en tu cama, no va a hablar mucho pero nos va a mantener a todos iguales y vamos a impedir que haya un tipo que se convierta en Dios en la tierra". Frente a él, "Dios bueno", llegan los fundamentalismos dentro y fuera del cristianismo en otras religiones e ideologías. Ha recordado que la Revolución Francesa o la Revolución Rusa ejecutaron a los que no comulgaban con ellos. "Hay una lucha entre los dos dioses, el Dios minimalista que estoy defendiendo, el Dios igualador y el desigualador, la instrumentación de Dios por otras ideologías. Esa lucha está presente en el libro, es la lucha de fondo entre dos conceptos de Dios y cómo debemos relacionarnos con los seres humanos. Evidentemente, el libro apuesta por la religión del Dios minimalista". En otros bandos como los yihadistas y los supremacistas blancos, el perfil psicológico es el mismo, "se sienten solos y sienten un vacío espiritual muy fuerte, alguien llama a la puerta y te viene con rituales y dogmas súper estrictos y te dice que vas a poder vencer estas pruebas y vas a convertirte en un servidor del Señor. Y es muy fácil caer en estos fundamentalismos".

LOS JÓVENES

Asunto crucial, la soledad entre los jóvenes, "el narcisismo, el postureo, el cómo me va a ver el de la fila de adelante, si hoy excesivamente masculino o familia. Estamos perdiendo una generación completa de gente que se siente sola", afirmaba Carmen Lumbierres aludiendo a la diferencia con tiempos incluso de posguerra. "Sí, la soledad es una de las grandes batallas que hemos de librar en estos momentos. Estar sólo y sentirse solo equivale, según los psicólogos a fumar un paquete de cigarrillos al día", ratificaba Lapuente. España puntúa alto en este factor, "y es raro, porque si algo hace, además del sol y la playa, que millones de europeos vengan a España cada año es la gente, dicen que son tan amables, hay tanta comunidad, te sientes en casa y el sentimiento de barrio que hemos perdido en el norte. Lo estamos perdiendo a pasos agigantados" de manera inquietante por la adopción de modas. Ha citado a Hannah Arendt y las causas para abrazar la causa del nazismo: "Por dos cosas: la soledad y el vacío espiritual".

Otro factor fundamental, la extensión de la sensación de "nihilismo, es decir, la gente no cree en nada, ni en la izquierda ni la derecha. Es curioso porque la manera de detectar estas cosas es mirar qué tipo de departamentos policiales contra el crimen que tienen los norteamericanos y el FBI tiene ahora otro departamento que es el terrorismo nihilista, que ponen bombas pero no son de extrema izquierda ni de extrema derecha, sino que quieren destrozar todo". Frase de Alfred a Batman en "El Caballero Oscuro": "Es que hay algunos hombres que sólo quieren ver el mundo arder".

¿Qué podemos hacer para evitar en el futuro que el mundo arda?, pregunga de Carmen Lumbierres inspirándose en Gabilondo. "Winston Churchill decía que cuanto más podamos mirar hacia atrás el pasado, mejor podremos ver el futuro. Podemos inspirarnos en lo que ha ocurrido en el pasado, es muy fácil caer en la nostalgia en la melancolía y no creo que haya que copiar el pasado, la historia no se puede repetir pero sí rimar. Podemos coger elementos de la comunidad del pasado y tratar de rescatar esta idea, que creo que es lo más importante... Y a los jóvenes prohibir las redes sociales por debajo de los 16 años". En este sentido, se está poniendo el esfuerzo en los colegios, pero después hay muchas horas. "Veremos las redes sociales en los jóvenes de la misma manera que vimos la heroína en los ochenta".

Una última recomendación: "Leer libros es muy importante. Noto que cuando hablas con los jóvenes sobre política o cualquier cosa les cuesta ver meros matices. No considero que los jóvenes no estén capacitados. Estoy sorprendido realmente de lo buenos que son y lo buenas que son, muy preparados técnicamente, capaces de programar, hacer unos datos muy maravillosos, análisis muy bueno, son muy intuitivos e imaginativos. La juventud es muy creativa, con mucho espíritu emprendedor, pero sí que noto que, a la hora de analizar los comportamientos humanos a veces les faltan grises. Si lees Crimen y Castigo, Fortunata y Jacinta o Inmanencia, eres capaz de ver distintas perspectivas del mismo problema. Si no ves matices, es fácil que quedes cautivado por estas ideologías totalizantes de extrema izquierda o derecha".

Y la postrera queja en la comparación entre el nivel de los debates políticos de hoy y los de hace veinte o treinta años. "Es como hablar de dos mundos distintos, son todo zascas, insultos, lenguaje barriobajero...". Ha puesto como ejemplo aquellos discursos de los presidentes americanos de Washington y Jefferson al nivel de universitario muy calificado, mientras el de Trump es de "tercer o cuarto de Primaria, sin insultar a los de cuarto de Primaria. Hay que intentar complejizar la visión del mundo de los jóvenes con la lectura".

La conversación entre Carmen Lumbierres y Víctor Lapuente ha concluido con una ración de preguntas sobre cuestiones trascendentales y sobre política, sobre el valor humano de ciudades pequeñas como Huesca y sobre el papel de China y de Rusia en el futuro, modelos que marcarán el futuro del mundo con resultado ignoto, probablemente porque están en manos de dioses que aparentan poder y, sin embargo, son éticamente menores.

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