14 de julio. Fiesta en Francia, conmemoración de la Toma de la Bastilla. 14 de julio, fiesta que debiera ser entre la familia de la Sociedad Deportiva Huesca. En 1993, hacía su presentación en sociedad el Himno del club azulgrana. Fue, como muchos grandes alumbramientos, una empresa "de garaje". Un local en la calle Doctor Artero en la que estaban algunos de los hoy presentes, los hermanos Monsón (Baltasar y Javier), y Ángel Viñuales, y también dos que han fichado por coros celestiales, Luis Margalejo (alma Manacor) y Carlos Luna (corazón mainate).
Por amor a unos colores, a un club y a toda la ciudad, esta "banda" de gente extraordinaria quiso cerrar un hueco que no merecía un club que todos amaban y soñaban alto. Prepararon la parte musical con Baltasar y Ángel, la letra con Javier, se conjuntaron, recogieron sugerencias (la de Petón de variar el "fieles siempre sin cesar" por reblar) y el resultado fue extraordinario. tal es así que hoy es una obligación conocerlo, porque es magnético, contagioso. Un himno pleno de corazón y sentimiento.
Y ahí que lo presentaron por todo lo alto. Con grandes compañeras como María Pardo y Paz Raya, con Toño Julve, con los futbolistas en la versión gamberra de lo que ya modernamente se denominaba "making off" (imposible olvidar la cara de Rober o de Rodri desafinando a más no poder, y esas risas estridentes de todos). Y, dicho y hecho, como la bolsa en sus mejores tiempos, todo empezó a subir como la espuma. Un himno de primera.
El himno oficial de la SD Huesca celebra este viernes el 30 aniversario desde su presentación en 1993. Sus creadores, por propia iniciativa, han decidido reunirse y grabar una actualización por este motivo. Participan su promotor, Ángel Viñuales, y los autores de la música y letra, Baltasar y Javier Monsón, con la colaboración de Fernando Claver, músico oscense que integró el Grupo Manacor, entre otros. De esta forma, Baltasar Monsón se ha encargado de la dirección musical, teclados y programación de baterías, con Ángel Viñuales al bajo, Fernando Claver (guitarras) y Javier Monsón (voces). Y el resultado es, francamente, hermoso. Un chute de ilusión que es imprescindible hoy.